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Leonardo Haberkorn tras los relatos de tupamaros y militares

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Leonardo Haberkorn

Historia reciente del Uruguay

En un nuevo libro, Leonardo Haberkorn aporta nuevos elementos para derribar los discursos mentirosos sobre los años duros, buscando llegar a la verdad.

El periodista Leonardo Haberkorn acaba de publicar un nuevo libro abordando la historia reciente de los uruguayos y los relatos fallidos, cuando no mentirosos, sobre esa historia. Relatos que se han impuesto con diversas finalidades desde la guerrilla tupamara o desde el ámbito militar y que dicen, por ejemplo, que la dictadura uruguaya fue mucho más benigna que la de los vecinos de Argentina o Chile, o que la guerrilla tupamara luchó contra la dictadura, cuando en realidad lo hizo en democracia.

El fuerte de Haberkorn es la crónica, género que lo consagró en libros como Milicos y tupas o Historias tupamaras. Cosechó una legión de lectores jerarquizando la humanidad de todos los protagonistas, con una narrativa que disuelve de un plumazo los relatos ficticios, artificiales, esos que en Uruguay crecen como lechuga bien regada. Parece fácil pero no lo es, y menos en esta comarca donde el silencio de los protagonistas de aquella violencia siempre se reafirma, o donde se debe lidiar con una cloaca de trolls y otras escorias que, desde el anonimato de las redes sociales, buscan desacreditar el periodismo serio e independiente.

El nuevo libro se titula Herencia maldita y reúne una colección de crónicas y artículos, algunos inéditos, otros actualizados para esta edición, y algunos reproducidos tal como vieron la luz años atrás. Pero no es una selección caprichosa, como suelen ser las recopilaciones enciclopédicas de columnas periodísticas atadas al prestigio de su autor, y que suelen terminar en las mesas de saldos. Haberkorn sabe que el lector actual pide más, busca respeto por lo que pagó, quiere ideas que recorran entrelíneas y textos que se justifiquen en el nuevo formato, es decir, que tengan algo que decir hoy y ahora. Con un claro sentido ético.

De fierros y ejecuciones

Destacan las largas crónicas, sobre todo las inéditas como “El único que nos salva hoy es el fierro”, centrada en el fallido y aparatoso copamiento que realizó la guerrilla tupamara de la fábrica de artículos plásticos Niboplast con la finalidad de leer una proclama a sus obreros (junio 1971). El texto, narrativamente intenso, se apoya en parte en la entonces joven tupamara Stella Sánchez, quien estaba a días de casarse con otro de los copadores, con el ajuar comprado, y que era muy crítica del uso de los “fierros”, de las armas, y por ende, de la cultura de la violencia que abrazaban otros compañeros. El fracaso del copamiento, la huida de Sánchez y su casi inmediata caída marcan la tensión argumental mientras aparecen las miradas aterrorizadas de, por ejemplo, los vecinos de las casas a las cuales ingresaban mientras huían, a quienes pedían santuario interrumpiendo sus rutinas cotidianas, situación que esos vecinos no olvidaron jamás. O el episodio donde, enfrentada a la policía, decide no usar su arma porque no quería matar y se entrega, relato que está en otro libro importante, Las rehenas de Marisa Ruiz y Rafael Sanseviero.

El desenlace de la crónica tiene como protagonista al capataz de Niboplast, Juan Bentancor, que sospechando de ciertos movimientos previos en la calle fue quien llamó a la policía. También a dos muertos, el guerrillero Pedro Báez y el sargento de la Metropolitana Walter Custodio, y a la guerrillera Edda Fabbri, a quien la autoridad le adjudicó el homicidio de Custodio, sin haberlo cometido. Fabbri sufrió muchos años de cárcel por esto, estuvo presa toda la dictadura hasta 1985 sin saber quién disparó o con qué compañera la confundieron; nadie en el MLN le dio una explicación. El texto tiene casi 50 páginas, pero se lee como bala.

Otros textos quedarán en la memoria del lector. Por ejemplo, la versión abreviada de uno ya publicado de la visita del Che Guevara a Uruguay en 1961, que abre el libro, centrado en la figura de Alberto Ramírez, el único muerto ese día, su esposa Esther Dosil, y otros testimonios. Sutil para dejar en evidencia las ironías del destino, Haberkorn señala que el Che Guevara “aquí defendió la democracia y no la guerrilla. Acá lo quisieron matar, pero un uruguayo murió en su lugar”.

También atrapa el texto sobre la verdadera historia del criminal Chueco Maciel, mitificado por cierta izquierda como un Robin Hood, cuando los testimonios acumulados dicen que no le regalaba nada a nadie. También “Una noche con dos tupamaros”, con el testimonio de un militante marginal que debió alojar por una noche a dos tupamaros en fuga, cuando la organización guerrillera ya estaba acorralada. El texto “Matar al heladero” refiere con crudeza a la delación, esa miseria que llevaron a cabo un grupo de vecinos de Carmelo denunciando a supuestos tupamaros o comunistas, y que se cobró la vida de un inocente. “Montonera de plata” refiere a ciertos “emprendedores” entre policías y militares que extorsionaron a un delincuente de cuello blanco para sacarle dinero, haciendo uso de todos los recursos represivos estatales pero con fines privados; el episodio, relatado con cierto humor negro, desnuda en forma sutil, irónica, las internas militares. La figura del ex guerrillero Fernández Huidobro, a su vez, aparece en el libro con sus opacidades, verdades a medias, y como gran gestor de hechos mediáticos, reclamando por ejemplo la necesidad de pedir perdón de forma pública por parte de todos los involucrados en la violencia, cuando lo que falta no es perdón (que, además, no debería ser público, sino un acto privado entre víctimas y perpetradores). Lo que falta es verdad, como bien señala Haberkorn.

Otros textos también vibran, como el referido al capitán de navío Héctor Tróccoli, o el titulado “Cuatro testimonios sobre los cuatro soldados del jeep”, uno de ellos del escritor e intelectual Carlos Liscano, protagonista directo del ataque, o el que refiere al ex comunista José Jorge Martínez, “Mil derrotas y una victoria”. En ese sentido, este volumen recupera grandes libros intelectualmente honestos que corren el riesgo de caer en el olvido, como las memorias de Martínez, Crónica de una derrota, o Los comunistas uruguayos en la historia reciente, 1955-1991, de Vladimir Turiansky, o el libro Las rehenas, que trata del machismo imperante en la interna tupamara.

Desaciertos

El libro tiene sus debilidades. La reseña de Haberkorn sobre el libro El país de la cola de paja de Mario Benedetti (1960) es equívoca, porque ese texto es un ensayo malo y pobre del escritor uruguayo donde, si bien denuncia con acierto la uruguayez mediocre imperante en la época, consagra conceptos que no son más que una cáscara vacía (por ejemplo, cascarodemocracia); ese libro nunca pudo haber cumplido el rol que Haberkorn le adjudica en la desestabilización de la democracia. A su vez, a la hora de reseñar el libro Las rehenas (texto publicado el 5 de diciembre de 2012 y reproducido sin modificaciones), señala que “se trata de un libro que no tendrá mucho espacio en los medios y cuyas partes más reveladoras serán silenciadas, tal como le pasó a Historias tupamaras”. Doble error. Haberkorn demuestra que no es buen predictor porque un mes más tarde, en enero de 2013, Las rehenas mereció una extensa tapa en El País Cultural (No. 1204), con la firma de este cronista, y porque las revelaciones de un gran libro como Historias tupamaras hicieron y siguen haciendo su trabajo de forma callada, como debe ser. No todo es aplausos.

Herencia maldita es una obra que recupera lo que no merece el olvido y que hará su trabajo en la cabeza del buen lector en silencio, con el respeto que este delicado tema merece. Hay mucho dolor.

HERENCIA MALDITA, de Leonardo Haberkorn, mas dos textos en coautoría con Álvaro Diez de Medina y Gerardo Maronna. Planeta, 2020. Montevideo, 396 págs.

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