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Jugar al tenis para ordenar el mundo

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Tenis y literatura

El deporte blanco y la literatura

Tras un accidente que dejó a su esposo en coma, Juana Libedinsky se apoyó en el tenis no sólo jugando sino también leyendo sobre el deporte blanco.

“Es a lo único que todavía puedo jugar” me dijo Soros cuando le consulté por qué insistía con el tenis, aun cuando las condiciones estaban tan en contra. “Que voy a hacer, si no, ahora… ¿nadar?” Mi marido, en cambio, era un apasionado nadador. Buena parte de su recuperación física y mental, de enorme determinación, y casi milagrosa, había sido entrenando en una piscina de José Ignacio, en Uruguay. Para cuando volvimos a Nueva York él estaba listo para retomar el tenis, que había devenido bastante simbólico de nuestra vida conjunta anterior. Al final del verano ganamos, como pareja doble mixto, nuestro primer set. Poco después, el primer partido. Fue sublime.

Según David Foster Wallace, el tenis es perfecto porque “requiere control del cuerpo, coordinación de mano y vista, rapidez, resistencia” pero, sobre todo "esa extraña mezcla de prudencia y abandono que llamamos coraje”. Yo sólo sé que armada con raqueta y libros (y extraordinarios médicos y amigos), “Romi la de la otra sede” y familia pudieron salir adelante. Ahora el tenis es para disfrutar.

O como lo describió Shriver: “El sol está alto y caliente sobre tus hombros. Las hojas de los árboles susurran. La pelota que dio exacto en el sweet spot resuena profundo en tu diafragma. Tus pies están ligeros. En los cambios de lado de cancha, el agua fría de la canilla es mejor que el champagne. Tu adversario es, en cierta forma, un adorado ser. Cuando termina el partido, deliciosamente cansados, ambos intercambian unas palabras sobre el resto del día en el lugar de siempre. Esto es vida, esta es la buena vida, esto es lo mejor que la buena vida puede ser”.

Dos libros

Tenemos que hablar de Kevin de Lionel Shriver (Anagrama), y La broma infinita de David Foster Wallace (Penguin Random House), son dos libros que el tenista lector no puede obviar. Ambos se consiguen en librerías uruguayas, reeditados, o las primeras ediciones en su librería de usado de confianza (una búsqueda por Internet le ahorrará tiempo).

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