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Jorge Volpi y el caso del secuestro que nunca existió

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Jorge Volpi. Cómo construir una novela sin ficción.

UNA NOVELA CRIMINAL, PREMIO ALFAGUARA 2018

"La banda del Zodíaco", liderada por Florence Cassez e Israel Vallarta, le resultó sospechosa al escritor Jorge Volpi, tanto que decidió escribir una novela sin ficción.

El 9 de diciembre de 2005 los mexicanos despertaron con la transmisión de la captura, en vivo, por la policía, de dos secuestradores: Israel Vallarta y Florence Cassez, y la liberación de algunos secuestrados, en una finca en las afueras de Ciudad de México. Dos canales de la televisión (Televisa y TV Azteca) pasaron durante más de dos horas el acontecimiento, y después lo repitieron por varias semanas. Era el final del gobierno de Vicente Fox, un momento anterior a la guerra contra el narco que multiplicó el número de homicidios y desaparecidos, e instaló en la sociedad una guerra civil no declarada. Antes, a fines de 2005 los secuestros fueron la peor amenaza a la seguridad pública. El Estado mexicano estableció como prioridad la lucha contra el secuestro y, entre otras medidas, transformó a la policía para atender la situación. Nada mejor que despertar a los mexicanos con la transmisión en vivo de un éxito de la policía. El espectáculo fue seguido con asombro y beneplácito por la población en general, y con suspicacia por una periodista con buen ojo para percibir montajes.

VERDADERO Y FALSO

Los protagonistas de esta historia son Florence Cassez, francesa radicada en México, que en el momento de la detención tenía una relación amorosa con Israel Vallarta, mexicano. Ambos fueron detenidos, torturados en el momento de la captura y después imputados por pertenecer a la “Banda del Zodíaco” (los casos policiales que pasan por la TV tienen nombre, anota Volpi). La prisión de Florence generó un conflicto diplomático con Francia, en ese momento con Nicolás Sarkozy en la presidencia, que reclamó a México primero la liberación y luego la extradición de la francesa ante las violaciones del "debido proceso" de los detenidos.

En diversos reportajes Jorge Volpi contó que decidió escribir una novela sin ficción porque en la historia que le interesaba relatar el Estado mexicano y los medios de comunicación habían creado una historia ante los ojos de la sociedad y lo necesario era realizar la tarea de desbrozar lo verdadero y lo falso, restituir a las personas consideradas criminales la presunción de inocencia y poner al lector en busca de una verdad que se entrega con dificultad. El epígrafe de Una novela criminal (Premio Alfaguara 2018), tomado de Paul Valéry, sintetiza el problema central que enfrenta el narrador: “La mezcla de lo verdadero y lo falso es/ enormemente más tóxica que lo falso puro”.

El caso de la “Banda del Zodíaco” se desplegó ante la sociedad mexicana durante varios años, con incidencias diversas: los reclamos del presidente de Francia, la investigación de diversos periodistas que denunciaron la mentira y el atropello. En 2006, ante una periodista de un canal de televisión, el jefe de policía Genaro García Luna, responsable de la acción de captura, reconoció que había mentido. Meses después Felipe Calderón lo premió convirtiéndolo en Ministro de Seguridad. La respuesta de las autoridades fue siempre seguir con la ficción que habían creado: para ello realizaron nuevas detenciones. En 2009 capturaron a dos sobrinos y un hermano de Vallarta y en 2012 a otro hombre, no perteneciente a la familia. En todos los casos el procedimiento fue la tortura para que se declararan pertenecientes a la “Banda del Zodíaco”.

Las distorsiones de la realidad para servir a sus intereses y la violencia de todo tipo por parte de la policía y la justicia mexicanas fueron develadas, también, por la periodista belga radicada en México, Emmanuelle Steels, que en 2015 publicó El teatro del engaño. Buscando a los Zodíaco, la banda de secuestradores que nunca existió (México, Penguin Random House). Su investigación acusa al estado mexicano de crear prueba en base a la tortura y a las manipulaciones de la justicia realizadas por los medios de comunicación. Señala además que nunca se investigó qué había pasado con los secuestrados: se forzó una y otra vez a las víctimas a cambiar de testimonio.

LA REALIDAD JURÍDICA CAÓTICA

Volpi siguió el caso desde el inicio, aunque no estaba en México en el momento de la captura, pero sí estaba cuando se descubrió el montaje para la televisión. Le resultó escandaloso y el libro de Emmanuelle Steels lo terminó por decidir a rearmar la historia. Investigó durante tres años en expedientes que suman miles de folios y que tratan de ocultar en lugar de develar. El novelista lector de expedientes es capaz de detectar cuando una escena es inverosímil. La primera versión de Una novela criminal tuvo 800 páginas: intervenía poco en los documentos. Volpi ha contado que el mayor reto como novelista fue darle una forma literaria a una “realidad” jurídica caótica y acumulativa, transformarla en una historia bien contada. Decidió realizar una importante reducción. Al comienzo de su trabajo quiso que la novela se pareciese a A sangre fría, pero decidió no contar en tercera persona como Truman Capote sino, como Rodolfo Walsh, asumir la primera y guiar al lector,

A diferencia de la narración de Capote o las de Walsh, en Una novela criminal los culpables no lo son. Si Capote siente empatía por los asesinos que visita asiduamente en la cárcel, Volpi intenta no tomar partido, controlar el afecto y seguir paso a paso los hechos a partir de una muy amplia documentación. Otra diferencia importante es que Capote confía en el sistema judicial de su país y Volpi escribe desde la desconfianza hacia las instituciones mexicanas, sus políticos y su sistema de justicia.

Una novela criminal es una narración minuciosa, apasionante, escrupulosa, válida por sí, que ha retomado actualidad con el problema de las fake news y la idea de la posverdad. Volpi no sigue la historia tal como la fueron conociendo los mexicanos. Al comienzo de la novela narra un secuestro anterior al que supuestamente fue descubierto a un tiempo por la policía y los medios de prensa. Ese secuestro previo es el hilo que le permite ir presentando a los agentes de la policía, su manera de trabajar y presionar a las víctimas. En seguida la narración muestra cómo se pudo develar el montaje del 9 de diciembre.

La acusación principal de Una novela criminal es a un sistema de justicia diseñado para que los poderosos se salgan con la suya. Volpi ha defendido la transformación del sistema judicial en oral, pero, ha contado también, que no se ha acabado de implementar. Dedicó el libro a su familia y a los amigos que con él formaron lo que se llamó “Generación del crack”. En los años noventa se propusieron recuperar la gran novela hispanoamericana, que, tal vez, sea hoy de no-ficción.

Florence Cassez fue liberada en 2013. Israel Vallarta sigue preso, sin sentencia, en una cárcel de máxima seguridad.

UNA NOVELA CRIMINAL, de Jorge Volpi. Alfaguara, 2018. Barcelona, 493 págs. Distribuye Penguin Random House.

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