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Iglesia Cristo Obrero Atlántida

nuevo libro sobre eladio dieste

El Cristo Obrero de Atlántida bajo otra mirada

Aunque la mayoría de los uruguayos siente orgullo de vivir en un país laicista, su edificio más reconocido es un templo: la Parroquia de Cristo Obrero y Nuestra Señora de Lourdes en Estación Atlántida, obra del Ing. Eladio Dieste (1917–2000), cuyos aportes en la cerámica armada son de interés mundial, por su elegancia y economía.

Un nuevo libro dedicado al templo llegó a librerías. Está centrado en el costado humano de esta obra, en el testimonio de vecinos que trabajaron en ella, como es el caso de Don Miguel Castang y Don Miguel Díaz. En el proceso de investigación los autores confirmaron que otras tres obras de la zona, no en Estación Atlántida sino en el balneario propiamente dicho, un tanque de agua elevado, unos apartamentos con techo abovedado y una cancha de bochas del Country Club con techumbre similar también son obra de Dieste. Con respecto al Cristo obrero descubrieron que el nivel del terreno debió elevarse un metro, previo a la construcción, lo cual confirma las hipótesis sobre por qué se inunda a veces el baptisterio, construido en un plano inferior al del edificio. Están las descripciones de la casa parroquial, obra de Dieste que fue demolida para la posterior construcción de un colegio católico. Deben atenderse los datos sobre los deterioros y restauraciones del edificio, porque urge en nuestra sociedad consolidar una mentalidad de cuidado del patrimonio que evite los primeros y minimice las segundas, siempre costosas.

El aire de algunos tramos del texto es ingenuo, con abundantes caídas en lugares comunes. Pero lo redime el amor y la huella de asombro con la que los viejos vecinos recuerdan el cambio en sus vidas que implicó la construcción de este templo, entre 1958 y 1960, aunque la idea venía impulsándose desde 1950. Porque "amor" es la clave para entender este libro y su tema.

Fue el amor a Dios y al prójimo lo que llevó a los esposos Alberto Giudicce y Adela Urioste, vecinos pudientes del balneario, no sólo a donar los terrenos y costear la construcción de dos templos la "iglesia vieja" y la de Dieste sino a enseñar la doctrina a los niños de las familias humildes de Estación Atlántida, y a ocuparse de su promoción social. Ricos al casarse, no estaban nada holgados al morir, en los años 70. Idénticos motivos tuvo Dieste para jugarse entero en la obra, que le dio pérdidas. Una lección para todos, tanto da si creyentes, agnósticos o ateos.

DIESTE, LA IGLESIA Y SU GENTE, de Mireya Beatriz Bracco Irureta y Omar Darío Porta Mercadal. Edición de los autores, 2018. Montevideo, 155 págs.

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