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A la hora del desayuno, una revolución en la ciencia

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Historia del pensamiento científico

Hace 150 años el término "científico" no existía, pero gracias a cuatro amigos que se juntaban los domingos temprano, en Cambridge, la cosa cambió. Así lo cuenta Laura J. Snyder.

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Es común creer que la ciencia, tal como la conocemos hoy, existió y fue amada y respetada desde siempre. Es un error. Antes, cuando el conocimiento quedaba restringido a círculos muy pequeños de pseudo científicos, que carecían de método y rigor, la figura del científico no existía. Nació hace 150 años, pero no fue fácil.

La escritora y periodista Laura J. Snyder (Nueva York, 1964) se propuso ilustrar, en modo crónica histórica, el momento en el cual nació el término científico, y el proceso cómo se llegó a él. Resulta que eran cuatro amigos estudiantes de Cambridge cuyas afinidades iban más allá del buen pasar. Su disgusto con el estado de la ciencia era compartido. Se llamaban William Whewell, luego una celebridad en Cambridge y director del Trinity College; Charles Babbage, más tarde considerado el inventor de la primera computadora; John Herschel, hijo de un famoso astrónomo que superó a su padre; y Richard Jones, gran contador de historias que comenzó a dar forma a una nueva ciencia, la economía, que por entonces se llamaba economía política.

Los encuentros de domingo de este “club de desayunos filosóficos” de Cambridge comenzaron a ocurrir en 1812, luego de los oficios religiosos de cada uno en sus respectivos college. Y los primeros debates se dieron en torno a los escritos de Bacon, de casi dos siglos antes, cuyos intentos de reforma de la ciencia inspiraban a estos hombres. Que, por cierto, estaban muy enojados. Por ejemplo, porque no se enseñaban los principios abstractos de análisis antes de su aplicación. A los alumnos se les instruía solo en técnica, lo que daba como resultado grandes calculadores, en lugar de grandes descubridores. Y así más.

Es un libro notable, pues acerca a los lectores curiosos a una materia que suele ser árida, y lo hace de forma amena y sencilla, apelando a un anecdotario con jugosos chismes de alto nivel. Capítulos como “Una ciencia sombría” tienen un carácter épico, pues describe la miseria en la que vivían amplios sectores de la población inglesa, y cómo la idea de mejorar la vida de esa gente le importaba a la ciencia un comino. O “La gran batalla”, sobre el impacto que tuvo en el mundo científico el libro Reflexiones sobre el declive de la ciencia en Inglaterra de Babbage (lo trataron como paria, lo dejaron de invitar a encuentros, lo miraron mal).

Es el relato de una revolución auténtica, con héroes verdaderos.

EL CLUB DE LOS DESAYUNOS FILOSÓFICOS, de Laura J. Snyder. Acantilado, 2021. Barcelona, 640 págs. Traducción de José Manuel Álvarez-Flórez.

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