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El Fénix no baja, un signo poético

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Eduardo Milán

Poéticas de Milán

Porque hay un pájaro que no vuela más que en la Primera División del aire.

Uno empieza a perder solo. Hay quien no pierde nunca o casi. Y al final se pierde todo con la vida, la esencial. Luego se va agrupando la pérdida: se pierde un partido con el equipo querido, Fénix (“el fénix no baja” me pareció un signo poético metido en el fútbol, no porque renaciera siempre de las cenizas y fuera el ave sin tumba o anunciara a Maradona o a Forlán en el 2010: porque en lo que sigue hay un pájaro que no vuela más que en la primera división del aire, la entrañable intranube*). Más adelante, en la crecida de la crisis, uno pierde una elección con el candidato con el que simpatiza —gracias y desgracias de las democracias representativas donde la participación ciudadana es mínima. La asonancia es el triunfo del murmullo del río poco antes de la cascada donde va a caer sin saber. Es como si hablara solo. Pero no habla. Lo que habla es lo que viene después en la caída, allá abajo (“Guardabajo”, dice Neruda en Residencia en la Tierra 1, poema “Galope muerto”: “El rodeo constante, incierto, tan mudo/ como las lilas alrededor del convento/ o la llegada de la muerte a la lengua del buey/ que cae a tumbos, guardabajo, y cuyos cuernos quieren sonar”). Pero Neruda quiere avisarle a la materia (Residencia... homenajea a la materia muy distinto al Canto General que exalta a América Latina y a su gente y es ahí donde el poema se pierde entre la gente: pero cuidado con la precipitación, la materia nunca se pierde entre la gente, en el anonimato de tanto nombre heroico, demasiado nombre para tan poca palabra) porque ante la caída hay algo que avisar. La vida se demora y se demora entre cita y cita y de ciudad en ciudad. Depende quien salió y quien no salió. Pero ningún caminante como yo esperaba el momento en que uno pierde igual que todo-el-mundo como con la actual contingencia. Y ahí sí se entiende el-todo-mundo. El problema es aceptar. Y la tendencia es no aceptar y reducir al absurdo. Y no hay nada menos absurdo que lo que se vive. Ni siquiera que el brote se haya dado en un país en lucha por la hegemonía mundial con un sistema capitalista depredador bajo la bandera del Partido Comunista.

*Si no hubiera entraña en el aire no tendría vacío el sueño, vacío, nombre de una carne.

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