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Divertido, ácido

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Elías Canetti

DIARIOS DE ELÍAS CANETTI

Mezquino, maledicente, pero también brillante y sutil. Así opinó de los demás en sus años ingleses.

Juan de Marsilio

Tarde, tras 12 años de publicado en España, llega la edición de estos diarios ingleses de Elías Canetti, Premio Nobel de Literatura 1981, volumen que puede leerse como una continuación de su autobiografía, aunque esa no fuera la intención expresa de Canetti. En la infancia del autor los Canetti residieron un tiempo en Manchester, donde falleció su padre, para trasladarse luego a Suiza. En 1939, junto a su esposa Veza, huyeron de Austria recién anexada por Hitler y se instalaron en Inglaterra, donde ella fallecería en 1963 y él viviría hasta principios de los 70, cuando junto a su segunda esposa Hera Buschor se trasladó a Zurich. Redactó estos apuntes sobre sus "años ingleses" a principios de los 90, tras el fallecimiento de Hera en 1988.

El libro tiene pasajes de prosa excelente y entretenida, sobre todo en los retratos de personajes que Canetti trató en más de dos décadas. Pero mezcladas con observaciones profundas y sutiles hay muestras de una mezquindad y una maledicencia tan grandes como el talento del autor. Canetti es capaz de enconarse con algunos británicos de prestigio u2014o de más prestigio que él en sus años de inmigrante recién llegadou2014 y presentarlos en unos artículos que leídos de a uno divierten mucho, pero en seguidilla asustan todavía más. Asombra la obstinación con que reaparece, para ser despedazada, la figura de T.S. Eliot. Y más aún la malignidad con la que este escritor insulta incluso cuando está elogiando, como puede verse en la descripción de Olda, la esposa del pintor Oskar Kokoschka: "O.K., así lo llamaba Olda, su mujer checa, una muchacha alta con bella cara de caballo, que también recordaba a los rostros de Miguel Ángel." Y sin embargo, cuando ridiculiza al propio Kokoschka por sus intentos de darse importancia al sugerir que el culpable de la Segunda Guerra Mundial era él, porque le habían dado la beca en la escuela de bellas artes que pretendía el joven Hitler, la acidez de Canetti da en un buen blanco. Pero en el capítulo que le dedica a la novelista y pensadora Iris Murdoch, que fuera su amante por dos años, Canetti es todo menos un caballero.

Lo más interesante del volumen es la actitud ambigua del inmigrante para con el país que lo acogiera. No debe juzgarse benigno el uso en el título de la palabra fiesta (party, en inglés) porque en los apuntes que dedica a las fiestas inglesas las describe como eventos fríos, hipócritas y estresantes. Y sin embargo, en el capítulo titulado "Inglaterra, una isla", que dedica a fustigar a los británicos que vivieron la década conservadora de los 80, gobierno de Margareth Thatcher y Guerra de las Malvinas incluidos, se lo nota sinceramente dolido. El lector se queda con la impresión de que, a su extraño y despectivo modo, Canetti llegó a tomarle cierto cariño al país que le diera refugio y en el que residiera por más de dos décadas.

Canetti (Bulgaria, 1905 Suiza, 1994) nació en una familia sefaradí descendiente de los judíos expulsados de España en 1492 por los Reyes Católicos y proveniente de Italia, luego instalada en el Principado de Bulgaria aún bajo soberanía turca. Residió en Austria, Alemania, Inglaterra y Suiza. Dominó varios idiomas, pero su lengua literaria fue el alemán. Sus obras principales son la novela Auto de fe (1935), el ensayo Masa y poder (1960) y los tres tomos de su autobiografía, La lengua absuelta, La antorcha al oído y El juego de ojos, publicados entre 1977 y 1985.

FIESTA BAJO LAS BOMBAS (LOS AÑOS INGLESES), de Elías Canetti. Galaxia Gutenberg, 2005. Barcelona, 272 págs. Distribuye Océano.

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