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Bauhaus en Uruguay

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Facultad de Ingeniería, obra de Julio Vilamajó realizada entre 1936 y 1944. Foto: Francisco Flores

La influencia local en el diseño y la arquitectura

Materia para coincidencias y polémicas

Facultad de Ingeniería, obra de Julio Vilamajó realizada entre 1936 y 1944. Foto: Francisco Flores
Mesa y sillas en la Casa Vilamajó, calle Domingo Cullen y Av.Sarmiento, Montevideo. Foto: Leonardo Mainé
Mujer sentada en silla tubular diseñada por Marcel Breuer, ca. 1926. Foto: Bauhaus-Archiv Berlin/© Dr. Stephan Consumüller
Cenicero, diseño de Marianne Brandt. Foto: Bauhaus-Archiv Berlin

La Bauhaus de la República de Weimar fue una experiencia educativa de múltiples actores, donde cada uno aportó su experiencia y sus concepciones artísticas e ideológicas. No fue una institución monolítica. En sus 14 años de existencia (1919-1933) su orientación sufrió transformaciones (a veces radicales) según quién se encontrase a la cabeza de la dirección general (tuvo tres directores) o por las renovaciones en el plantel docente. Caracterizar a la Bauhaus en base a unos pocos conceptos sería incurrir en una visión reduccionista de su rica y fermental experiencia.

Uruguay, como el resto de los países de América Latina, no desconoció los movimientos de vanguardia en las artes que se fueron sucediendo en el continente europeo, y en arquitectura Uruguay fue permeable a las nuevas ideas que se fueron gestando en pro de una renovación de la disciplina.

El problema aparece a la hora de buscar “arquitectura de la Bauhaus” en Uruguay. La premisa de partida es errónea. El rótulo “arquitectura Bauhaus” alude a la idea de estilo, aspecto que contradice el espíritu que promovía su principal director, Walter Gropius. No se deben buscar traslaciones o vínculos formales. Hay que buscar ideas, conceptos, los trazos sutiles que vinculen a aquella experiencia alemana con este Uruguay.

VÍAS DE DIFUSIÓN.

Las ideas y los conceptos que se trabajaron en la Bauhaus arribaron a Uruguay a través de publicaciones especializadas, sobre todo las revistas que promovían la arquitectura moderna como la alemana Moderne Bauformen, entre otras. Dichas publicaciones fueron consumidas ávidamente por los arquitectos uruguayos.

Pero además el proceso de difusión no se detuvo a pesar del cierre de la escuela en 1933. Incidieron varios factores: las visitas de ex alumnos y de su director más famoso, Walter Gropius, a diferentes países de América Latina; la realización de exposiciones sobre la escuela (en Uruguay se realizó la Exposición “”Bauhaus” en 1977, con la edición de un catálogo excelente); y la circulación de libros especializados en arquitectura moderna. Por ejemplo en Argentina en 1954 comienza su labor la Editorial Infinito, primera del continente en especializarse en arquitectura, diseño y artes visuales en español, y que fue fundamental para dar a conocer de primera mano textos que antes sólo se podían leer en sus idiomas originales.

Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial la mirada sobre la vieja escuela resurge a través de la difusión que hace el argentino Tomás Maldonado, quien se destacó como docente y director de la Hochschule für Gestaltung (HfG) en Ulm, Alemania, considerada como la continuación de la Bauhaus.

LA MIRADA SUTIL.

La Bauhaus no fue una experiencia de vanguardia aislada, sino que convivió con muchas otras experiencias como los Vchutemas soviéticos y otros movimientos artísticos con similares intereses de renovación. El intercambio entre estos movimientos era permanente. Los famosos techos planos, las paredes pintadas de blanco sin ornamento aplicado, las aberturas con carpintería metálica o la utilización de grandes paños vidriados, son aspectos formales que popularmente se asocian a la Bauhaus, pero que son compartidos con otras vanguardias que estaban en búsquedas similares, todas al mismo tiempo.

El legado de la Bauhaus, sin embargo, es mucho más que eso, lo que permite rastrear en la arquitectura moderna uruguaya conceptos que se promovieron desde la escuela, pero cuya visualización es muy sutil.

El profesor titular de Historia de la Arquitectura Nacional (FADU, UdelaR) Dr. Arq. William Rey, destaca la importancia que tuvieron para la arquitectura moderna uruguaya las investigaciones del húngaro Laszlo Moholy-Nagy, quien fue docente de la Bauhaus. Sus trabajos en el campo de la fotografía fueron expuestos en el libro La Nueva Visión, uno de los 14 Bauhaus Bücher (cuadernos de la Bauhaus que se publicaban periódicamente y en donde se trataban diversos temas). “Moholy-Nagy fue muy importante y revolucionario porque operó con la fotografía y ese cambio fue sustancial. En su libro hay fotos que explican muy bien distintos conceptos. Por ejemplo una sobre el edificio de la Bauhaus en Dessau, proyectado por Walter Gropius en 1925, tomada desde arriba. Es la idea de la ‘visión a vuelo de pájaro’”. La arquitectura entonces ya no es el resultado de una cosa que se mira de la tierra, desde el horizonte normal, sino que debe ser mirada desde, por ejemplo, la perspectiva del avión. Esto introduce una revolución en el objeto arquitectónico. “Moholy-Nagy fue un docente muy importante de la Bauhaus, y aquí se lo conoce por sus fotografías”, afirma Rey. “La fotografía de la arquitectura moderna cambió, cambió el punto de vista y eso empieza a verse también acá, por ejemplo en las revistas de la Asociación de Arquitectos del Uruguay”. En ese sentido “la sede de la Bauhaus es un objeto como para ser mirado desde lo alto porque está organizado en base a distintos volúmenes articulados con conectores. Puede ser complicado incluso leer por dónde se entra. Desde ese punto de vista, la Facultad de Ingeniería (1936-1944) del arquitecto Julio Vilamajó, tiene una lógica que puede ser comparable, en el sentido del objeto concebido con esa nueva visión”.

Sin embargo, hay matices. El ex decano de la Facultad de Arquitectura Dr. Arq. Gustavo Scheps no cree en un posible nexo entre el edificio de la Bauhaus en Dessau y la Facultad de Ingeniería. “La única referencia de Vilamajó a Gropius la trae el Arq. Jones Odriozola en una entrevista que se le realizó y está publicada. En mi opinión, hay un mito que ha hecho que muchos hayan relacionado directamente el edificio de la Bauhaus con la Facultad de Ingeniería. Esto se ha repetido mecánicamente. Pero, seguramente Vilamajó conocía el edificio (por fotos y planos aunque nunca habría ido). Por tanto, en algún nivel, habrá estado en su cabeza, como también la arquitectura de Adolf Loos y tantos otros”. Entiende que “la estética de ambos edificios es muy diferente y, sobre todo, la sintaxis. El edificio de la Bauhaus es continuo y homogéneo; Ingeniería son bloques bien diferentes, independientes y conectados por puentes. Si me preguntan, no lo pondría como referencia directa”.

PENSAR TODO.

Un aspecto de suma importancia que se trabajó en la Bauhaus fue el diseño integral, que no es lo mismo que la integración de las artes, ya practicada desde mucho tiempo atrás. En ese sentido Rey entiende que “hay que pensar integralmente más allá de la arquitectura. Todos los arquitectos modernos uruguayos diseñaron muebles. Cravotto diseñó todo el mobiliario de su casa; Vilamajó también, así como Scasso, de los Campos y Leborgne, entre otros. No es casual que se descubra una preocupación, una vocación de diseño integral en los arquitectos modernos. No es casualidad que estos arquitectos egresados después de 1919 tengan esta mirada”.

La obra del arquitecto Vilamajó vuelve a ser, en este sentido, ilustrativa. Cuando proyectó su vivienda particular (ubicada en calle Domingo Cullen esquina Av. Sarmiento, año 1930) también diseñó los muebles incorporando materiales tradicionales y de origen industrial. El Dr. Arq. Aníbal Parodi, profesor titular del Instituto de Diseño (FADU-UdelaR), ha investigado de forma intensa este aspecto. “Con relación al juego de comedor de la Casa Vilamajó, se puede decir que conociendo los diseños originales tanto de Marc Stam como de Marcel Breuer, en las fotografías de época de la casa se puede constatar que tienen similitudes en algunos aspectos con las sillas de Stam y en otros con las sillas de Breuer. Son, por lo tanto, híbridos que podemos suponer que mandó fabricar Vilamajó o que ya se producían acá, pero no tenemos referencias documentales que lo prueben”. Stam y Breuer eran parte del plantel docente de la Bauhaus.

Y apunta algo más. “La mesa del comedor tiene una estructura de caños metálicos al igual que las camas. En ambos casos he investigado y no he encontrado ningún otro ejemplar con ese diseño, lo cual podría señalar que fueron propuestas de Vilamajó. De hecho, la mesa es el eslabón articulador entre el cristalero, fabricado para la casa, y las sillas de filiación Stam-Breuer, ya que tiene el soporte de caño como las sillas y la superficie de apoyo revestida con la misma madera de raíz que el cristalero. Hay algunos ejemplos de esta combinación en la Exposición de París de 1925, pero no tienen la elegancia y abstracción de la mesa de la Casa Vilamajó”.

Las huellas de la Bauhaus están. Una experiencia tan valiosa, removedora y con tanto marketing, es difícil que pase al olvido. Si pesa más lo real o lo mítico, ya es otra cuestión.

NOTA: Por más datos se puede consultar La casa del Arquitecto Julio Vilamajó en Montevideo del Dr. Arq. Aníbal Parodi Rebella, UCUR-CSIC-Udelar, Montevideo, 2009, con reedición ampliada por FADU en 2017.

EN EL BLANES

En junio de 2019 llegará a Uruguay la exposición “El mundo entero es una Bauhaus” en el marco de los festejos por el centenario. El lugar elegido es el Museo Juan Manuel Blanes de Montevideo, y tendrá conferencias paralelas dictadas por docentes especializados sobre arquitectura, historia, el mueble, los objetos, las artes gráficas y la pedagogía. La muestra llega a Uruguay luego de recorrer México y Argentina, es organizada por el IFA (Institut für Auslandsbeziehungen) del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania, con el apoyo de la Embajada de Alemania en Uruguay y el Instituto Goethe.

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