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La aristócrata y el dramaturgo proletario

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Lady Antonia Fraser

Seis décadas de carrera

Lady Antonia Fraser, casada con el Nobel Harold Pinter, tiene una trayectoria como historiadora y narradora que sigue cautivando. Acaba de publicar un nuevo libro.

Su “espacio de escritora” ocupa el cuarto piso de una casa londinense. Amplios ventanales lo iluminan. Detrás de su escritorio, sobre un sofá de estampado floral, los almohadones lucen flores de lis —símbolo de la realeza francesa— y el retrato de María Antonieta, una de sus biografiadas. Lady Antonia Fraser se sienta en el sofá y, mirando a la cámara, explica que quería un estudio parecido al dormitorio de una casa de campo eduardiana, y que por eso eligió estos empapelados, esta decoración. Hojea uno de sus cuadernos, también florales. “Debo tener más de doscientos, unos veinte por cada libro”, dice. El que sostiene en las manos corresponde a su libro La conspiración de la pólvora: catolicismo y terror en la Europa del siglo XVII (Turner, 2005), obra tan erudita como atrapante.

Esta declaración tiene casi quince años, pero mantiene vigencia. A sus ochenta y nueve años, Lady Antonia acaba de publicar en inglés un nuevo libro, The Case of the Married Woman: Caroline Norton, A 19th Century Heroine Who Wanted Justice for Women (El caso de la mujer casada: Caroline Norton, una heroína del siglo XIX que quería justicia para las mujeres, no traducido al castellano), sobre una dama enfrentada a un sistema jurídico que negaba a la mujer casada o divorciada todo derecho respecto de sus hijos y el fruto de su trabajo. En una entrevista reciente, la autora cuenta su interés por el Derecho y su deseo de escribir un libro centrado en un proceso judicial. El abuso sufrido por Norton a manos de su marido le proporcionó el tema buscado.

Este libro corona una larga serie que incluye biografías de María Estuardo, Cromwell, Carlos II de Inglaterra y María Antonieta, así como una obra sobre Las seis esposas de Enrique VIII (Byblos, 2007) y otra que analiza las relaciones amorosas de Luis XIV de Francia. A esta producción se suman novelas de misterio, protagonizadas por la investigadora Jemima Shore, y trabajos como antóloga. La dama es prolífica.

Familia intelectual

Nacida Antonia Margaret Caroline Pakenham en 1932, Lady Antonia Fraser fue la mayor de los ocho hijos de Francis Pakenham, conde de Longford, y Elizabeth Harman. Cuando Antonia era adolescente, la familia en pleno se convirtió al catolicismo, fe que inspira —sin alterar el rigor histórico— La conspiración de la pólvora y María Estuardo, reina de los escoceses (Plaza & Janés,1972).

Sus padres no eran convencionales. Francis, miembro del Partido Laborista, fue uno de los escasos nobles hereditarios que ocuparon cargos jerárquicos en aquél, y abrazó numerosas causas sociales, incluyendo la reforma del sistema penal. Elizabeth, que también actuó en política, había estudiado en Oxford y compartía los intereses a menudo impopulares de su marido. Ambos eran historiadores y escritores. Antonia creció en una familia donde la Historia, lejos de ser materia de papeles amarillentos, estaba muy viva.

En My History: A Memoir of Growing Up (Mi historia: Memorias de formación, no traducido al español), Fraser cuenta el origen de su amor por la disciplina a la que ha dedicado su vida: “Mientras nuestros padres nos envolvían en el mundo político, mi mundo de sueños estaba absolutamente separado (y era mucho más relevante para mí, simplemente porque era el mío). (…) desde la edad de cuatro años y medio hasta que la llegada del romance adolescente alteró el equilibrio, el elemento más importante, por lejos, fue la Historia —mi Historia. Puedo establecer la fecha de la llegada de esta gran constelación a mi vida con exactitud, en función del ejemplar de Our Island Story (Historia de nuestra isla, de H. E. Marshall, no traducido al español), con la inscripción ‘Navidad de 1936’, regalo de mi tía y madrina, Mary Pakenham”.

Para la pequeña Antonia, la chispa es encendida por un libro que cuenta a los más chicos la historia de Inglaterra, desde la conquista romana hasta la muerte de la reina Victoria. Como con tantos niños precoces, la vocación se descubre y nutre a través de los libros.

Estupefacción y maledicencia

Fraser continúa hablando sobre su habitación de escritora. “Harold sube aquí ocasionalmente”, bromea de pronto. “Creo que es consciente de que sólo tiene status de visitante”. Habla del fallecido dramaturgo Harold Pinter, Premio Nobel de Literatura 2005 y su segundo esposo. Cuando se conocieron, ambos estaban casados: ella con Sir Hugh Fraser, político conservador, y él con la actriz Vivien Merchant. Ya divorciados, se casaron entre sí en 1980. El romance entre la aristócrata católica y el escritor judío de clase trabajadora fue objeto de estupefacción y maledicencia, pero soportó la prueba del tiempo. Estuvieron juntos hasta la muerte de Pinter en 2008. Un mes después de enviudar, Fraser comenzó a escribir la crónica de su larga convivencia, que aparece en el libro Must You Go? My Life with Harold Pinter (¿Tienes que irte? Mi vida con Harold Pinter, no traducido al español). Diría luego en una entrevista: “Fue un acto de amor y recuerdo, ?(…) un libro celebratorio en una época de tan tremendo dolor”. Pero no estaba dispuesta a faltar a la veracidad ni a incluir anécdotas por su solo valor de entretenimiento: “Yo no haría eso”. El título del libro es la frase que le dijo Pinter la noche en que se conocieron, tratando de convencerla de que se quedara un rato más en la fiesta.

Voces de mujeres

A sus casi noventa años, con un consolidado prestigio de historiadora, novelista y autobiógrafa, Antonia Fraser continúa fiel al hilo conductor de su producción literaria: narrar historia y, en especial, la historia personal de las mujeres. Tiene el mérito de haber descripto tan lúcida como minuciosamente los obstáculos y peligros que, a lo largo de los siglos, han acechado a todas las integrantes del sexo femenino, sin exceptuar a las reinas. Si su último libro aborda la vida de una mujer que se rebeló contra leyes injustas y crueles, ya obras muy tempranas, como la biografía de María Estuardo, trasuntan su preocupación por la opresión y violencia que padece el “sexo débil”.

Cuando en 1969 Fraser publicó su monumental vida de la reina escocesa, el crítico del New York Review of Books eligió abrir su reseña diciendo: “Lady Antonia Fraser es joven, hermosa y rica, hija de un conde, casada con un político activo y exitoso y madre de muchos hijos”. Medio siglo después, no sólo el cambio de los tiempos sino la propia trayectoria de la autora impedirían reseñarla en tales términos. Lady Antonia ya ha perdido al menos dos de esos atributos, pero su carrera de más de seis décadas prueba con creces que la inteligencia, sea cual sea el sexo de quien la posee, resiste, escapa y trasciende a cualquier encasillamiento.

(NOTA: Las traducciones del inglés son de Laura Chalar.)

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