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Una ballena jorobada parece haber decidido morir cerca de la playa Anaconda, de La Paloma. Expertos y Bomberos intentaron devolverla al mar, pero una vez que lo lograron ella decidió volver a ubicarse en un banco de arena próximo a la orilla.

"Hicimos todos los esfuerzos para devolverla al mar, pero ella parece haber decidido no hacerlo", explicó a El País el experto Rodrigo García, de la Organización de Conservación de Cetáceos, que se encuentra en el lugar.

Se trata de un ejemplar de 8 metros y 42 centímetros "bastante joven" de la ballena yubarta o jorobada, una especie que se ubica en las proximidades de la costa tropical del Atlántico en tiempos de reproducción, pero que con la llegada del verano se traslada hacia el Océano Antártico para conseguir su alimentación. "Es la primera vez en muchos años que se encuentra un ejemplar de estos en la costa uruguaya", aseguró el experto.

"Es evidente que era parte de una manada y se fue quedando atrás, vaya uno a saber debido a qué dolencia o a qué heridas", señaló García. También dijo que el aspecto del cetáceo es bastante precario: "se le encontraron varias heridas, posiblemente por choques con rocas u otros objetos. También la piel estaba bastante deteriorada y con presencia de distintos crustáceos, que son un síntoma de que hay alguna enfermedad que la está debilitando. Puede tener desde infecciones hasta una pulmonía", explicó.

La ballena fue avistada ayer sobre las 6 de la mañana. Un grupo de la organización llegó al lugar y detectó la presencia de la ballena, que pertenece a la especie jorobada, como se la conoce comúnmente. Este tipo de cetáceo cuenta con aletas muy grandes cuyo movimiento es muy notorio, a pesar de que en este ejemplar ya es casi nulo.

A partir de su identificación, los expertos decidieron llamar a Bomberos para intentar devolverla al mar con la potencia del agua de las mangueras y direccionarla según la marea. "Se coordinó todo muy bien. Primero intentamos llamarle la atención para que regresara al agua, y luego directamente la fuimos empujando para que volviera al mar. Estuvimos casi una hora intentándolo", explicó García.

Sin embargo, la ballena no quiso regresar a las aguas. "Nadó en paralelo a la corriente que se impulsó con las mangueras hasta quedar sobre un banco de arena, donde ya no fue posible moverla. Quiso quedarse ahí, moribunda", señaló García, quien agregó que este tipo de animales decide ir hacia las costas cuando están enfermos o heridos.

"Mucha gente se acercó al lugar e intentó dar una mano. Esto es buenísimo porque se ve el esfuerzo de la gente por arreglar la situación de la ballena, pero ahora que quiso volver por sus propios medios, hemos decidido darle un espacio de tranquilidad", explicó García.

Debido a esto es que ayer se impuso un cercado que está siendo custodiado para que nadie se acerque a la ballena. "La impotencia de la gente por querer ayudar es un buen síntoma, pero no hay mucho más que podamos hacer. Hemos tomado algunas muestras pero tampoco tenemos veterinarios especializados como para llegar más allá. Este tipo de sucesos se ha dado con frecuencia alarmante en Brasil durante el año pasado". (Producción: E. González).

Durante el mes de enero sucedió otro hecho notorio con cetáceos, igual de singular aunque más afortunado. Se trata de la presencia, avistada por pescadores rochenses con experiencia, de un grupo de ballenas de la especie franca, a unos 8 kilómetros de las costas de Rocha y Maldonado.

Esta manada también debería estar comiendo en el Antártico, pero al parecer encontró una corriente de agua fría con nutrientes y peces y decidió quedarse en la zona.

"Las ballenas son animales muy inteligentes, y la mancha de nutrientes es grande. Es probable que no tengan problemas en la zona", explicó el experto Rodrigo García.