Del Gran Chaco a Madagascar, pasando por África Occidental y Camboya, las observaciones satelitales han puesto en evidencia la rápida regresión de los bosques tropicales en todo el mundo.
El año pasado el mundo perdió unos 18 millones de hectáreas de bosques —equivalentes por ejemplo a la superficie total de Uruguay—, más de la mitad en los trópicos, informó ayer el World Resources Institute (WRI) de Estados Unidos.
Se trata de una doble mala noticia para la lucha contra el cambio climático, ya que la destrucción de los bosques ricos en carbono libera gases con efecto de invernadero y elimina uno de los pulmones de la Tierra capaces de retener CO2.
Aunque Brasil e Indonesia, los dos países con mayor cobertura boscosa tropical, disminuyeron el ritmo de su deforestación, la reducción de árboles se aceleró en otras regiones.
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