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Cuando las caricaturas inmortalizaron a los villanos de Estados Unidos

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Caricatura de Jack Ruby. Foto: EFE

"DIBUJANDO A LA JUSTICIA"

La colección reúne 98 caricaturas seleccionadas de 10.000 dibujos trazados en cortes estadounidenses.

Trató de tragar saliva, lo intentó dos veces, lo logró. Solo entonces, Jack Ruby, uno de los peores villanos de la historia de EE.UU., escuchó la sentencia: pena de muerte por matar de un solo tiro al hombre acusado del traumático asesinato del expresidente John F. Kennedy.

Ruby parecía estar poseído. Rígido, miraba a los lados, atento a la sala llena de gente mientras la nuez de su garganta, con vida propia, se deslizaba arriba y abajo.

Era marzo de 1964 y lo único que, en ese momento, tenía el caricaturista Howard Brodie para retratar a Ruby era un carboncillo y un folio en blanco. Con esas dos herramientas, consiguió mostrar a la audiencia de la cadena CBS la reacción de aquel hombre a la pena de muerte, un veredicto finalmente anulado.

"Los artistas que trabajaban para la televisión nos ofrecían una pequeña ventana, por la que asomarse y ver el juicio, aunque fuese por un momento. Todo esto desde el confort de la televisión", explicó a Efe Sara W. Duke, comisaria de una exposición de caricaturas en la Biblioteca del Congreso, en Washington.

La colección, bautizada "Dibujando a la Justicia: el arte de las ilustraciones en las cortes", reúne 98 caricaturas seleccionadas de 10.000 dibujos trazados en cortes estadounidenses.

El juicio a Jack Ruby fue el primero en rasgar un folio en blanco para convertirse en caricatura, la mejor vía que encontraron los medios para burlar una regla que prohibía las cámaras en las cortes.

Las cámaras habían sido desterradas porque, en 1964, el adinerado empresario Billie Sol Estes aseguró que no había podido tener un juicio justo y había sido condenado por fraude porque los abogados estaban más pendientes de acicalarse para la televisión que de estudiar las pruebas.

Ganó, logró anular su sentencia, y las cámaras no volvieron a las cortes hasta hace 20 años y con la condición de que el juez tiene la última palabra sobre si se puede grabar o no, explicó Duke.

A pesar del retorno triunfal de los focos, los caricaturistas, sus pinceles y acuarelas siguen ocupando la primera fila de las butacas de prensa del Tribunal Supremo, el único lugar donde las cámaras siguen prohibidas por miedo a que estorben el vertiginoso debate entre jueces y abogados.

Una de las diferencias que perdura entre las imágenes televisivas y las caricaturas es que, en los dibujos, los artistas inmortalizan un incidente, un detalle o un gesto, mientras que ante la cámara esa misma acción transcurre en segundos, por lo que no es percibida con la misma profundidad.

"Es más que una cámara porque se retratan expresiones faciales que duran más que un segundo. Se trata de pasar un día viendo cómo los acusados se comportan, cuál es su apariencia y plasmarlo en un papel", explicó Duke.

Esa captura de lo etéreo alcanza su culmen en los juicios sobre estrellas de Hollywood, donde los caricaturistas no suelen plasmar grandes movimientos, sino que se dedican a hacer un retrato -normalmente bastante favorecedor- sobre el comportamiento de la estrella durante el juicio.

"Es muy importante la buena apariencia de las estrellas representadas. Es importante porque, si los dibujantes no les sacaban bien, entonces no les dejaban volver a la corte", cuenta Duke.

De esa forma, el caricaturista se centra en los gestos de un personaje y lo dibuja sobre un fondo listo, dando la impresión de que el acusado podría estar en cualquier escenario. Ese tipo de caricaturas, centradas en un solo sujeto, son habituales en Hollywood, pero también en los juicios contra los peores villanos.

Caricatura de James Earl Ray, el hombre que mató a Martin Luther King Foto: EFE
Caricatura de James Earl Ray, el hombre que mató a Martin Luther King Foto: EFE

Es el caso de la caricatura de James Earl Ray, el hombre que mató con su rifle en abril de 1968 al icono de la lucha por los derechos civiles, Martin Luther King. Fue condenado a cadena perpetua en un juicio en el que aparece aislado, en el centro de una lámina azul y con gesto pensativo.

Las miradas perdidas, los entrecejos fruncidos y los labios apretados son el "abecé" del caricaturista.

Lo difícil es vencer los prejuicios para ver con una mirada limpia lo que ocurre en la corte. Eso hizo en 2014 Elizabeth Williams, famosa por hallar el rostro humano del demonizado clérigo Mustafá Kamel Mustafá, conocido como Abu Hamza y condenado a cadena perpetua por incitar atentados terroristas.

"La ilustración -narra Duke- deja claro que él es un ser humano desagradable. Está claro, por el lenguaje corporal, que la asistente legal a su lado está incómoda. Pero él no es un monstruo, aparece como un ser humano. El trabajo de la caricaturista no es caricaturizarlo, sino representarle".

Se trata de ver con los ojos del pincel lo que no logra el objetivo de una cámara.

Caricatura del clérigo Mustafá Kamel Mustafá, conocido como Abu Hamza. Foto: EFE
Caricatura del clérigo Mustafá Kamel Mustafá, conocido como Abu Hamza. Foto: EFE

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