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Captan todo el aire sucio

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Foto: Archivo.
[[[[[[[John Vericella Sarah Baker ]]]]]]]

En momentos en que el mundo se encuentra cada vez con más evidencias de que el cambio climático no es (al menos no únicamente) una teoría fatalista, los centros de estudio sobre energías renovables diseñan cada vez más alternativas para que la industria pueda ayudar a controlar mejor la contaminación del planeta.

En este marco, científicos del hemisferio norte han probado lo que se conoce como "captura y almacenamiento de carbono", una técnica que apunta a retener el dióxido de carbono de las industrias antes de que llegue a la atmósfera.

Según publicó el sitio web cleanleap.com, medio de habla inglesa que divulga estudios medioambientales, la técnica consiste en una suerte de mallas o redes que se adhieren a las chimeneas de las plantas productoras de energía. En base a un proceso químico, ciertos compuestos orgánicos ubicados en la red (aminas) remueven el CO2 de las chimeneas. El proceso se conoce como CCS por el nombre en inglés carbon capture and storage.

Adaptación ideal.

La técnica fue probada con éxito en plantas procesadoras de carbón en Canadá. Sin embargo, su utilización a gran escala enfrentó problemas para ser considerada eficiente y empleada de forma masiva. El principal obstáculo fue que las redes que captaban el carbono necesitaban fuentes de energía específicas y eso amplió los costos de producción de la planta procesadora. Tener esta suerte de "mallas parásitas" le implicaba a los empresarios sumar costos que luego debían agregar al precio del producto, en su caso la energía. El tener un costo más alto volvió a la planta menos competitivas que otras del medio que no empleaban técnicas para controlar el excedente de CO2, haciendo inviable la aplicación.

Mientras las industrias de energía trabajan en métodos de CCS que puedan ser más eficientes y empleen soluciones químicas o mecánicas mejores, la respuesta parece llegar desde la nanotecnología, sistema de medida que trabaja con elementos a una escala mil millones de veces más chicas que un metro. A modo ilustrativo, algo "nano" no es distinguible en un microscopio convencional.

En esto trabaja el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore de Estados Unidos. Financiado por el Departamento de Energía de Estados Unidos, desarrolla una nueva solución que utiliza "nano mallas" con bicarbonato de sodio para absorber el dióxido de carbono y no necesitar fuentes de energía que aumenten los costos de la fábrica.

Las diminutas esferas (ver foto) son ubicadas como si fueran una capa contra un caño de escape y tienen la capacidad de absorber grandes cantidades del gas que es el principal causante del efecto invernadero. Una vez "repletas" de CO2, "descargan" el dióxido de carbono al ser expuestas al calor. Luego, pueden volver a ser utilizadas y recomenzar el proceso hasta 1.000 veces.

Todo forma parte de un ciclo, dijo a El País John Vericella, ingeniero a cargo del proyecto en el laboratorio Lawrence Livermore. "Primero, se colocan en el caño de una planta de energía y absorben el CO2, capturándolo en cada cápsula", indicó. Segundo, las cápsulas son removidas a otra zona de la planta donde utilizan calor excedente del proceso industrial para remover el CO2 que contienen.

"Ese CO2 ya sale purificado y luego es comprimido para ser colocado bajo tierra", agregó el especialista desde Estados Unidos. El desarrollo mereció una publicación recientemente en la revista especializada Nature Communications.

Como parte del estudio "trabajamos con socios industriales porque quisimos asegurarnos de que la tecnología era realmente útil y podríamos llegar a ponerla en una industria real en el corto plazo", subrayó el especialista.

Actualmente existen miles de plantas de carbón en todo el mundo, muchas se encuentran en países con economías emergentes que no tienen tecnología instaladas para procesar el CO2. Países con necesidades crecientes de energía como China acepan cada vez más el desarrollo de nuevas plantas de carbón sin importar el impacto ambiental.

Un sistema sencillo para capturar el dióxido de carbono que no necesite un sistema caro y quizás ineficiente para absorber los deshechos podría ser un camino ideal para detener las emisiones de dióxido de carbono y, al mismo tiempo, permitir el acceso a la energía a precios razonables.

LAS CLAVES.

1 - Qué.

Científicos estadounidenses desarrollaron cápsulas de un tamaño que apenas supera el tamaño de un átomo, las cuales al ser colocadas en un entramado alrededor de una chimenea o caño, son capaces de captar el dióxido de carbono al salir.

2 - Cómo.

Estas esferas microscópicas utilizan un sistema de captura que ya había sido ideado solo que empleaba cuerpos más grandes que necesitaban una fuente de energía en sí misma lo cual aumentaba los costos de producción de la industria.

3 - Dónde.

Las esferas son pensadas especialmente para las fábricas de carbón, ya que suelen estar en países como China que no invertirán miles de dólares en hacerse de un sistema viable y efectivo para evitar las emisiones. Estas esferas tienen el bajo costo como cualidad.

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Foto: Archivo.

Desarrollan esferas que limpian el humo de las fábricas al salir

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