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Astronautas de taco alto

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Peggy Whitson. Foto: NASA

Las mujeres han recorrido un largo camino para dejar de ser discriminadas en el espacio.

La Estación Espacial Internacional (EEI) está bajo el control de una mujer. Desde el domingo, Peggy Whitson, bioquímica y astronauta estadounidense, es la comandante, cargo que ocupa por segunda vez.

Whitson tiene un currículum lleno de logros: ocho caminatas espaciales —con esta cifra, ostenta el récord femenino—, además de ser la primera mujer en convertirse en jefa de Astronautas de la NASA, según dice El País de Madrid en el artículo "¿Bastan 100 tampones para seis días en el espacio?". Allí recopilan historias que reflejan la discriminación que han sufrido las astronautas, un hecho que recién ahora ha comenzado a cambiar.

El título del artículo del diario madrileño es parte de un diálogo que tuvieron técnicos del Centro Espacial Johnson con la astronauta Sally Ride cuando esta se preparaba para ser la primera de su país en ir al espacio. "No. Esa no es la cantidad correcta", respondió Ride y los técnicos agregaron: "Bueno, queremos estar seguros". "Bueno, pueden reducirlo a la mitad sin ningún problema", les dijo. Los tampones llegarían a la nave atados por hilos como una ristra de longanizas.

"Tenemos un delantal preparado para ti, Sveta. Como si estuvieras en casa. Por supuesto, tenemos una cocina para ti; allí es donde trabajarás". Con esa frase, los compañeros en la Estación Espacial Soviética recibieron a Svetlana Savitskaya, cuando en 1982 se convirtió en la segunda en viajar al espacio.

Otras frases infames corresponden a la prensa. "Es encantadora y delicada, una anfitriona hospitalaria, y le gusta hacer moldes y coser su propia ropa cuando tiene tiempo libre", escribió el diario ruso Izvestia.

Savitskaya fue clara al regresar a la Tierra: "No vamos al espacio para mejorar el estado de ánimo de la tripulación. Las mujeres van al espacio porque están a la altura del trabajo".

Sally Ride, la primera astronauta estadounidense —quien fue al espacio en 1983—, dijo varias veces que odiaba que los periodistas le preguntaran por su peinado y maquillaje. Antes de partir a su misión también le preguntaron si iba a llorar en el espacio. "¿Por qué no le hacen a Rick (el piloto) esa pregunta?", fue su respuesta, según apunta El País.

Y aunque los tiempos han cambiado, en 2014 la astronauta Elena Serova tuvo que enfrentarse a las mismas preguntas, e incluso soportar que dijeran que dejaba a su hija mientras ella iba al espacio. "¿Por qué no le preguntas a Alexandr (Samokutyaev, compañero de misión) por su peinado?".

Pero mucho antes, en la década del 60, en Estados Unidos ni siquiera se permitía que las mujeres fueran astronautas, y menos aún se soñaba con que una, como Peggy Whitson, estuviera a cargo de la tripulación.

La justificación era que no había mujeres piloto de guerra, y frente al Congreso, John Glenn, el primer estadounidense en orbitar la Tierra, dijo que esto era parte de "nuestro orden social".

Hillary Clinton tenía 14 años en 1961, cuando le escribió a la NASA para ser una voluntaria. La respuesta fue clara: "No aceptamos niñas como astronautas".

Cuando Whitson vuelva a la Tierra, se convertirá en la astronauta estadounidense —tanto hombre como mujer— con más tiempo en el espacio. Un nuevo récord para su carrera y una nueva victoria para las mujeres fuera de la Tierra. En base a EL MERCURIO/GDA

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Peggy Whitson. Foto: NASA

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