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"El humor debe ser irreverente"

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Facundo Ponce De León. Foto: Francisco Flores

Hoy las 21:00, La Tele estrena la segunda temporada de El origen dedicada al humor rioplatense. Este año, habrá cuatro programas centrados en cómo nos reímos y cómo nos estamos riendo los uruguayos desde la década de 1970 a este presente de redes sociales e internet.

Así se podrá ver lo que siguió a Telecataplum, el humor político, los uruguayos que participaron en los programas de Marcelo Tinelli y las nuevas formas de hacer humor que se mudaron de la televisión a la compu y el celular. En charla con El País, el conductor y coproductor de El Origen, Facundo Ponce de León, cuenta cómo va a ser este año.

—Al final de El Origen, hay dos conclusiones sobre el humor rioplatense: antes era mejor y que ahora hay menos libertad.

—Exacto. Los entrevistados se dividen en dos grupos: los que hablan de degradación cultural total y que hoy todos son mal hablados y groseros, y los que dicen que hoy no se puede hacer humor porque por lo políticamente correcto todos se ofenden. O sea el humor nunca se pudo burlar tanto como ahora y nunca se burló menos.

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—¿Y qué pensás?

—No hay una degradación cultural. El humor como virtud tiene que practicarse y defenderse y eso en un ámbito de lo políticamente correcto es un desafío. Mi conclusión sería que no hay humor políticamente correcto. No quiero decir que todo humor sea agresivo, sino que el humor debe ser irreverente porque si perdés eso, es como que lo dejaras de hacer.


—En uno de estos episodios, en un momento se debate sobre la "tinellización" de la sociedad. ¿Existe eso?

—No. Que Tinelli haya tenido tanto éxito es síntoma de algunas cosas, pero no es su responsabilidad.

—El ciclo es de humor rioplatense pero el humor porteño y el uruguayo no son lo mismo.

—Sí, pero lo que pasó es que Argentina nos ganó una pulseada cultural. Es eso del charco que nos separa y nos une. Por ejemplo, el humorista más importante de Uruguay es argentino (Cacho de la Cruz) y alguien podría decir que quizás uno de los más importantes de Argentina es Ricardo Espalter y era uruguayo. En las décadas de 1960 y 1970, los primeros 20 años de la televisión, Uruguay estaba a la par culturalmente y hoy eso no pasa. Argentina nos pasó por arriba en producción de humor, en la ficción, en telenovelas y debates políticos. Más que una nostalgia de un tiempo pasado yo digo que hay que ganar una pulseada, y desde ahí que generar un documental como éste es hacer una fuerza para ese lado.

—Una diferencia entre los humores rioplatenses, es que en el uruguayo hay una fuerte presencia de la mujer como comediante más que como un objeto decorativo.

—Desde Henny Trayles y Gabriela Acher en el primer Telecataplum a Imilce, Mary DaCunha, Laura Sánchez, la mujer tiene un papel importante en el humor. Los argentinos ven el humor desde el capocómico (Olmedo, Francella) y nosotros siempre lo construimos más en equipos. Esta idea de elencos te ayuda a entender la presencia de la mujer.

—El episodio dedicado al humor y la política deja claro cómo Telecataplum y Decalegrón fueron parte de la resistencia a la dictadura. Pero después también hubo un "humor de la democracia" que, de alguna manera, dejó de ser contestatario.

—Es así y quizás eso es lo que explique la paulatina desaparición del humor político. Cuando tenés a la dictadura como enemigo común, todos estamos unidos, después todo se partidiza. Al principio había cierta burla simpática con ejemplos como "La familia Rodelú", pero eso se fue diluyendo y hoy, salvo en la radio y el mes de carnaval, no hay humor político.

—¿Qué es lo que más te ha hecho reír de todo el ciclo?

—Lo que más resistió el archivo son algunas cosas que hizo Cacho de la Cruz. Y me hace reír mucho el sketch de "Las vecinas" de Imilce Viñas y Laura Sánchez. En humor político, no te digo que me haga reír pero me sorprende lo que generó Pinchinatti. Después de ver tantas horas de archivo, uno entiende que haciendo un programa de humor de hora y media por, digamos, 40 años como Telecataplum, es imposible estar siempre a la altura.

—Uno de los momentos de El Origen que mejor define el humor uruguayo es un trío de señoras (DaCunha, Novarese, Sánchez) que conversan y cuando hablan lo hacen como instrumentos de un arreglo de big band. Eso es bien Telecataplum y bien uruguayo.

—Es verdad. Ese sketch es como la identidad de nuestro humor. Y esa es la pulseada que perdimos. Y si me apurás te digo que Tiranos temblad es el intento desde las redes de recuperar ese tipo de construcción de humor.

Agustín Ferrando Trenchi (el creador de Tiranos temblad) aparece en el último episodio de este ciclo. Y define su humor como no misógino, no agresivo. Es un décalogo del humor tradicional uruguayo.

Tiranos temblad construye desde el humor que fue señal de identidad y hace esa pulseada cultural mostrando el humor que se hace acá.

—¿Y ahora de qué nos reímos? ¿De los chistes del WhatsApp?

—Le pedimos a la Universidad Católica un estudio sobre internet y consumo de humor. Una cosa que salió de ahí es que salvo en el caso de Darwin Desbocatti, la gente dice "consumo humor en Facebook" o "consumo humor en Instagram". No dicen "consumo Tiranos temblad o The Party Band". En vez de en cuál medio consumís humor es qué humor consumís.

—Hay fenómenos de humor uruguayos actuales (el stand up o Gustaf llenando una tribuna del Centenario) pero eso no se ve trasladado a la televisión. ¿Por qué?

—No quiero decir un lugar común pero seguro es multicausal. Hay un problema económico, uno creativo y que en el Río de la Plata no funciona un programa de sketches. También que el humor necesita una paciencia del espectador y la gerencia para que sedimente en el público. Y hoy dos meses de programación es una vida. El vértigo hace muy difícil que maduren los programas de humor de personajes.

—Nada que ver pero, ¿cómo te manejás con la popularidad?

—Me llevo bien. No me pasa de que voy al súper y no puedo comprar. Alguna selfie, sí, pero las cosas que me pasan son lindas, lindos comentarios de la gente. No soy una figura pública que se siente invadida.

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Facundo Ponce De León. Foto: Francisco Flores

FACUNDO PONCE DE LEÓN

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