"Fue lo máximo de mi vida porque fue el tipo que me enseñó a odiar y a tener resentimiento. Es un tipo violento, agresivo, ácido, irónico y el primero que empezó a putear, con palabras de putear en serio, en 1964. Imagínense lo que era eso: estaba Kennedy, todo era color té con leche, pastel, y estaba este tipo que era anormal, bestial, se tiraba contra todo.

"Pero en la radio, no en las películas. Es el único que verdaderamente admiro y envidio, porque jamás podría llegar a hacer lo que el tipo hacía, que es el famoso "Si no le gustan mis ideales no se preocupe, tengo otros". Ese pensamiento absurdo realmente era increíble".

"Porque improvisaba de una manera que vos te dabas cuenta que el tipo era comediante y no tenía 17 tipos escribiéndole atrás. Porque era gordo, millonario, podía tenerlo todo y podía andar por todo el país girando, haciendo sus propios chistes que después usaba para sus monólogos".

"Por ser un irlandés rarísimo que todos creíamos que era recareta, y resultó ser el tipo que inventó lo de poner un montón de ideas pequeñas, graciosas y cortadas en el primer bloque, y en el segundo recién empezar con las entrevistas, que no se hacía antes".

"De Juan Verdaguer no tengo nada para decir. Era un tipo que... La manera de hablar, de decir, la traducción porque usaba muchos chistes norteamericanos traducidos al español u2014cosa de la que me di cuenta de grandeu2014, el cinismo que tenía en la cara".

"A mí no me interesaba la velocidad: me interesaba cómo a través de la velocidad no decía chistes con remate, pero vos te reías igual. Y en realidad no había mucho chiste con remate, pasa que lo decía muy rápido, y después me enteré que era muy maniático de que todo salga bien, cada palabra".

"Nunca vi un tipo que hable tanto sobre las cosas comunes de la vida. Jerry Seinfeld agarra la heladera y dice: "¿por qué la heladera tiene la marca en la puerta? ¿Yo necesito saber de qué marca es mi heladera?" Esto lo estoy inventando yo; pero es el único que habla de cosas verdaderamente naturales, de la vida, del querer levantarte una mina tocándo la bocina. ¿Desde cuándo crees que la bocina te va a hacer levantar una mina?".