brecht en montevideo
Se estrenó El alma buena de Sechuan, el quinto Brecht de esta temporada teatral
Una alemana radicada desde hace un año en Montevideo comentaba el otro día la cantidad de obras de Brecht que se están haciendo en Uruguay, cosa que en su país, decía, no ocurre tanto. Es verdad: acá va una mirada al respecto.
La semana pasada se sumó un montaje más: El alma buena de Sechuan, los martes y miércoles a las 21.00 en la Alianza americana. Dirigida por Alberto Zimberg, cuenta con un elenco juvenil y multitudinario, actores del IAM (Instituto de Actuación de Montevideo) que están presentando el trabajo de egreso. Tickantel, $ 300
El espectáculo, que dará nueve funciones, hasta el 8 de noviembre, permite el lucimiento propio de actores que recién salen al ruedo, con un énfasis en interpretaciones pasionales, iracundas. La parábola brechtiana sobre cómo es imposible conservar el alma pura, en medio de un mundo movido por la riqueza y la miseria, se concreta en escena a través de una hora y media larga de una representación algo densa. Zimberg había hecho La boda, de Brecht, en el Club Uruguay, en una versión que dinamizaba el texto. Ahora, en un rol que conjuga al director con el docente, ofrece un Brecht más tradicional, con actores que ponen mucho entusiasmo, aunque muchos de ellos todavía están faltos de matices.
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En el mismo teatro se dará una única función de Un caballo se lamenta, musical brechtiano que dirigido por Marcelino Duffau. Será el jueves 26 a las 21.00 y es bien recomendable, dado que este montaje es de lo mejor que sobre Brecht se ha visto este año en los teatros montevideanos. Lejos de los grandes textos de largos parlamentos (Galileo, Arturo Ui), el espectáculo explota el perfil de cabaret que tanto Brecht utilizó, para ofrecer un musical político, con música en vivo y una gran dirección musical de Fernando Chitnisky. Canciones, poemas y chistes corren muy bien en escena de la mano de Melanie Catán, Melina Gorzy y Paula Lieberman, un trío elegante que redondea una estética sobria y bien resuelta. Fernando Nathan al piano, Gabriel Chiesa en batería y Chitnisky en bajo, conforman una banda formidable. Muy recomendable. Tickantel, $ 360.
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Este año las dos compañías de teatro más grandes del país incluyeron a Brecht en el repertorio. En filas oficiales, la Comedia Nacional hizo Galileo Galilei, bajo dirección de Alberto Coco Rivero en el escenario del Solís. Protagonizada por Juan Worobiov, el montaje fue eficaz aunque algo desparejo en sus concreciones estéticas. Un uso monumental de la tecnología digital aportó mucho en términos visuales, haciendo que el diálogo brechtiano (algo menos brioso por el paso de las décadas) pudiera ser servido en el escenario con solvencia.
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Con un montaje mucho más austero, los fines de semana El Galpón sigue ofreciendo La resistible ascensión de Arturo Ui, en una escenificación de Villanueva Cosse que protagoniza Héctor Guido. Un montaje tradicional, pero bien dirigido, permite este reencuentro con un clásico, a través de su largo y explicativo texto. El 2017 había comenzado con La ópera de dos centavos, en Teatro Circular, bajo dirección de Fernando Toja, en otra experiencia de actores principiantes. Conclusión, Brecht está siendo un autor muy representado en Uruguay, tanto por los actores que dan sus primeros pasos profesionales, como por los más veteranos y de más larga carrera. Y los resultados, a veces son más divertidos (como Un caballo se lamenta) y otras no tanto.