La estrella anunció que el 9 de junio sacará el disco Witness.

Cuatro años es bastante tiempo en el cada vez más "inmediatista" mundo del pop. En un mercado que funciona a la velocidad de un click y donde todo se tiene que viralizar, Perry había perdido el alto perfil que tenía y que no mantuvo desde que sacó Prism, el álbum de 2013.

La estrella hizo un intento de mantener el interés cuando sacó la canción "Rise" para los Juegos Olímpicos del año pasado, pero esa canción nunca se convirtió en el hit al nivel al cual Perry estaba acostumbrada.

Ayer, Perry anunció que tiene nuevo disco. El álbum se llama Witness y saldrá a la venta el 9 de junio. Más allá de que Witness va a desembarcar en un paisaje superpoblado y muy competitivo, de todas maneras va a notarse mucho. Perry es "big business" y hay muchos recursos invertidos en sus canciones. Ella es la segunda artista en Estados Unidos en conseguir que cinco de las canciones de uno de sus discos (Teenage Dream, 2010) lleguen al primer puesto de ventas (Michael Jackson fue el primero, con Bad, 1987)

Ella y su equipo prepararon el terreno con dos adelantos: el primero fue "Chained To The Rhythm", musicalmente típico del estilo de Perry y con un video lleno de colores pasteles y una estética Disney, que hasta el momento tiene más de 230 millones de reproducciones en YouTube.

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El sábado, se publicó el video del segundo adelanto del disco, "Bon Appétit", y ahí las apuestas visuales son un poco más altas que en el primer video. El nuevo clip es bastante interesante para tratarse de una estrella tan "mainstream" como Perry. En él, la cantante es preparada y ofrecida como un plato. Un plato que, obviamente, es presentado como una delicia difícil de resistir.

Además de la referencia a la película de 1989 de Peter Greenaway El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante, el video parece la traducción —a un lenguaje musical y confeccionado para Perry— del concepto de "food porn", esa reciente tendencia de sacarle fotos a suntuosos o exóticos platos y compartirlas en redes sociales, en particular Instagram.

Un concepto que, además, encaja con el sostenido éxito que han tenido los programas de gastronomía en los últimos años, ya sea un reality show como Master Chef —que tiene su versión local— y que ha convertido en estrellas a muchos chefs.

Ese video puede ser interesante para analizar desde el debate sobre la representación del cuerpo femenino —Perry muestra bastante del suyo en el clip— y cómo este se ofrece para el consumo y supuesto goce visual para un público masivo y global. El video tenía, al cierre de esta nota, casi 30 millones de reproducciones.

La canción, en sí, es un ligero desvío del estilo que caracterizó a Perry, que a menudo incluyó (como en "Roar", "Fireworks" o "Teenage Dream") cierto aire de rock de estadios.

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En el caso de "Bon Appétit" la cosa se va más para el lado del R&B, ese pop de raíz afro que tantos réditos le han dado a gente como Justin Bieber y otros, e incluye una participación de los raperos de Migos, que hace muy poco saltaron a la fama.

De todas maneras, Perry y su equipo no van a dejar que la venta del nuevo disco solamente dependea de la fuerza o debilidades de las canciones que lo integran. Con una movida inspirada en Prince y Madonna, Perry incluirá Witness en cada entrada que se venda para su próxima gira por Estados Unidos y Canadá, que irá desde setiembre hasta febrero de 2018.

En teoría eso (que Witness venga incluido en la compra de la entrada) no cuenta como la venta de un disco, pero los artistas y sus asesores se las han ingeniado para eludir ese tecnicismo.

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