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La fe puesta en las canciones

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Babasónicos. Foto: Difusión

Previo al show del martes en el Auditorio del Sodre, su líder, Adrián Dárgelos, charló con El País del presente de la banda argentina.

Si ha habido una banda audaz en las últimas décadas de la música argentina, desfachatada y provocadora pero con un estilo glamoroso y prolijo, esa ha sido Babasónicos: una suerte de reina a la que la monarquía le importa bien poco. En constante evolución y siempre vulnerando los límites del costado más pop del rock porteño, el grupo que desde 1991 lidera Adrián Dárgelos ha ido mutando hasta alcanzar un sitio de privilegio.

Con todo eso, lo que hizo Babasónicos con su último trabajo, Desde Adentro - Impuesto de fe, es la confirmación absoluta de todas sus cualidades. Es como una muñeca rusa: un disco en vivo, producto de un espectáculo pensado para un show de televisión, en el que la banda se reinventó rearmando sus canciones con otra instrumentación, otros arreglos de voces y hasta otra impronta estética.

El resultado es una joya.

Eso, Impuesto de fe, es lo que trae a Babasónicos de vuelta a Uruguay. El próximo martes a las 21:00 la banda se presentará en el Auditorio Nacional del Sodre, y quedan las últimas entradas en venta en Tickantel.

Fue también lo que trajo a Adrián Dárgelos esta semana a Montevideo, para dos jornadas en las que, además de comprar algunos vinilos —se llevó uno de The Cramps y encontró cinco piratas de esa banda, de los que, supone, habrá 500 en el mundo— dio todas las entrevistas que pudo, café de por medio.

Escucha música en su casa o en el auto, y en otro tipo de transporte opta por leer. Dice que dejó de usar auriculares hace 15 o 20 años, e incluso cuando anda en bicicleta prefiere estar atento a los sonidos de la calle. La música, ahora y al menos en su aspecto más físico, pasa por un lugar diferente al que pasaba en su adolescencia.

—El año pasado el tecladista Diego Tuñón decía en entrevista con El País, que Babasónicos estaba trabajando en una "situación nueva", que terminó siendo Impuesto de fe. ¿Cómo nació?

—Está bien, porque un disco nuevo implicaría un camino que nosotros más o menos conocemos, el de componer canciones originales, producirlas, sacarles versiones con un deadline de dos o tres meses, que es lo que nos gusta. Autoimpuesto, porque somos los productores y no nos va estar en la persecución de la idea. Nos gusta focalizar. Básicamente esto fue tratar de movernos a una zona más insegura y de incomodidad para el músico, que es trabajar en un show de televisión que tiene que conservar cierta magia, tener misterio, ser atractivo, proponer un viaje y tener un lenguaje adaptable a un formato de pantalla y parlante. Y reinventar la banda, no tocar con tanta presión sonora, extraer todo el barroquismo.

—El resultado es que, despojada de todo eso, cada canción se luce más.

—Esa sería la idea. Bueno: ¿puede la canción trascender los límites normales físicos del espectador? ¿Puede conmover? Está expuesta dentro de eso.

—¿Alguna de las versiones finales te sorprendió?

—A mí me gusta mucho la de "Su ciervo", porque era un tema hardcore, no sé, o de riff de rock, y ahora es como un diabolic folk. Es como de los pantanos de Luisiana, con un swing provocador.

—Como de la serie True Detective.

—Claro. Dicen que la música de la temporada uno es muy buena, yo no le presté atención. Pero sabés que justo la de la serie 2 es de una chica que se llama Lera Lynn, y la chequeé porque es impresionante. Es una mujer con una guitarra en un bar vacío, y no sabés cómo subyuga. Subyuga tanto que los personajes la tienen que mirar. Creo que desde David Lynch en Twin Peaks no pasaba que la invasión de algo altere la trama mínimamente; es notorio y lindo lo que sucede en True Detective. Nosotros lo hicimos en paralelo, no sabíamos que existía, pero tiene esa atmósfera exótica. Hay mucho de éxtasis de predicación, de predicación de ideas equivocadas. Por eso le queda tan bien el título, Impuesto de fe, aunque aluda a cualquier otra cosa.

—¿Hay una referencia buscada a la droga en el arte del disco?

—También a que con un billete se paga por la fe, por los impuestos y la fe. Después la manera de que el billete se presenta es una idea de diseño gráfico, que tiene que tener más impacto.

—Hablaste en entrevistas de tu gusto por escribir sobre la contradicción, y pensaba en lo contradictorio que puede resultar llevar una palabra como "yegua", que tiene una carga hasta violenta, a una canción tan delicada.

—Lo que pasa es que "yegua" está tan bien dicho en la canción. Cuando digo: "como yegua derramaba su esplendor" me imagino al femenino de un caballo en su gloria equina. Era un momento en que leía una trilogía de Cormac McCarthy sobre caballos (se refiere a Trilogía de la frontera), y había llegado a una empatía con los animales esos, a un respeto. Infame también tiene un caballo en la tapa; los caballos nos gustaban mucho, no los queríamos montar por respeto inclusive. Siempre se trata de derramar encuentros de palabras que despierten, en el uso corriente, una especie de choque.

—En 2011 la Rolling Stone te presentaba como el gran autor de tus tiempos, y has dicho que estás en tu momento de máxima producción. ¿Por qué?

—Encuentro más fácil la veta de la imaginación, y antes me resultaba más compleja la búsqueda. No es que tardo menos: tardo lo mismo, sólo que disfruto más la instancia de la incertidumbre. Porque componer es eso, enfrentarse a la incertidumbre de que no te salga. Yo ahora logré que no me importe que no me salga, entonces puedo estar más tiempo insistiendo contra la frustración.

—¿Sos autoexigente?

—Muchísimo.

—¿Cómo ves a Babasónicos?

—Siempre en movimiento, nunca lo veo quieto esperando algún laurel. Lo veo siempre talando el bosque que queda por delante, haciéndose el camino. Ya Babasónicos excede todo tipo de plan imaginado.

—¿No esperabas esto?

—No esperaba nada, se me pasó muy rápido el tiempo. Esperaba no hacer el servicio militar obligatorio (se ríe), una muerte joven y súbita, cosas que no se dieron.

—¿Te preocupa que el paso del tiempo afecte la imagen que vende Babasónicos?

—Mirá, si vendiese una imagen no estaría haciendo una nota filmada. Me escondería un poco más. A Babasónicos le haría muy bien esconderse.

—Pero se esconden bastante.

—Deberíamos ser el doble de escondidos. No pensamos tanto las cosas: hacemos. Acaba de salir un libro de fotos nuestro, va a salir uno de entrevistas, un disco inédito en vinilo que es Inflame, el lado B de Infame. Salieron los cinco vinilos de los primeros discos, salióVedette a fines del año pasado…

—Y para 2017 hay disco nuevo.

—Eso es otra cosa. Esto es todo lo que está sucediendo, flotando sobre nosotros.

—¿Qué alcance ha tenido Babasónicos en América Latina?

—¿Cómo medirías el alcance? ¿Mucho, poco, suficiente?

—No sé ante qué cantidades de público suelen tocar en giras.

—Toqué en Coachella, habré tocado en nueve Vive Latino, en los Lollapalooza en diferentes países, hice como 14 Cosquín Rock, todos los festivales de cerveza de Latinoamérica; toqué dos veces en el Central Park, el año pasado y 10 años atrás… Pero por otro lado toqué dos veces en Caracas, que me hubiese gustado tocar más. ¿Cómo medir el alcance? Haciendo la música que hago, todo el que puedo tener.

—¿En Uruguay cómo lo ves?

—Creciendo. Uruguay tiene una enorme tradición musical en cuanto a densidad de población y cantidad de música que se produce. En un país donde es tan importante la música, ser escuchados y respetados, y poder tener alguna clase de discusión con la cultura vernácula, es algo satisfactorio para nosotros. Nunca tuvimos interés en ser una banda de recaudación, siempre nos interesó más ser una banda que genere lazos y reparta influencias. Ser dealers de influencias.

Pasto.

Es el primer disco de Babasónicos y tiene un sonido mucho más crudo y grunge que el de ahora. La banda lo lanzó en 1992 y contó con participaciones de Gustavo Cerati, Daniel Melero y Ariel Minimal, que le dieron cierto respaldo. El rebelde "D-Generación" fue el que los puso a sonar en radios.

Jessico.

Marca un quiebre en el camino de la banda, que se acerca de manera definitiva al pop, aunque claro, con su particular abordaje. Babasónicos consiguió una nominación a los Grammy Latinos y un puñado de éxitos —"El loco", "Los calientes" y "Deléctrico"— que los proyectó al resto del continente.

Impuesto de fe.

Es de este año y fue grabado en vivo en México. Se trata de un CD y DVD —está en disquerías editado por Sony— en el que se estrenan dos canciones nuevas y se reversionan de manera exquisita otros 14 clásicos de la historia de la banda, en un formato casi unplugged. Es lo que vienen a presentar el martes próximo al Auditorio del Sodre.

Autor: Dárgelos disfruta de la incertidumbre al componer. Foto: Darwin Borrelli
Autor: Dárgelos disfruta de la incertidumbre al componer. Foto: Darwin Borrelli
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Babasónicos. Foto: Difusión

BABASÓNICOSBELÉN FOURMENT

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