Publicidad

Estatura intelectual

Compartir esta noticia
La discusión arrancó mal y siguió peor en el muro de Masliah. Foto: A. Colmegna
Recital de Leo Masliah en la sala H. Balzo del Auditorio A. Reta, Mvdeo., ND 20160731, foto Ariel Colmegna - Archivo El Pais
Archivo El Pais

De un lado, un compositor reconocido y prolífico. Del otro, un crítico y escritor que también trabaja como freelance en el periódico La Diaria.

Las redes sociales (de acá en adelante: Facebook y Twitter) son los nuevos espacios de enfrentamientos y conflictos que involucran a personas vinculadas con la cultura local.

Todo empezó con un texto de Leo Maslíah en su perfil de Facebook, donde el autor de temas como "Biromes y servilletas", Zanguango y "La papafrita" (entre otros), anunciaba su renuncia su condición de suscriptor del diario en cuestión: "Con hondo pesar te comunico mi decisión de desuscribirme de La Diaria porque no aguanto más la abyección anglopueril que signa la mayor parte de lo que sacan sobre música (y sobre otras áreas de lo artístico también) y que va en desmedro de lo que creo que deberían estar haciendo en esas secciones".

En un comentario adicional, Maslíah aclaraba que una de las notas, firmada por el periodista Ramiro Sanchiz, era "una cobertura del inepto crítico literario arrogante que ahora también viene escribiendo sobre música, en relación a un documental sobre Bowie".

Sanchiz respondió así: "Hola, querido editor, mirá, no puedo colaborar más con uds porque en el diario ponen notas sobre cosas que no deberían estar ahí porque no me importan y les invento el mote de anglopueriles para hacerme el vivito; sí, sí... si fuera por mí esas noticias no saldrían, claro, ¡faltaría más! El mundo debería ser como digo yo, así que me voy, chau, hondo pesar, crítico arrogante, etc. etc.".

El músico reiteró el término "inepto arrogante" para referirse a su adversario y agregó que no le dedicaría más palabras.

Aunque Maslíah no le dedicara más palabras a Sanchiz, el debate siguió. En Facebook o Twitter, nunca faltan adherentes o detractores de los contrincantes, que dan manija y a veces se involucran personalmente en las discusiones.

A menudo, quienes echan leña al fuego pueden llegar a ser más agresivos que quienes iniciaron el enfrentamiento. El tono del debate —que no arrancó precisamente con altura, con calificativos como "inepto" o "arrogante"— fue cada vez más embarazoso, con comentarios como que tal o cual "se la lastra" y "donde quieras y cuando quieras", hasta publicaciones de fotos de algunos de los involucrados, presuntamente para provocar la burla del retratado.

La discusión involucró a varios músicos, entre ellos a Guillermo Lamolle, integrante de varias murgas, de los grupos Los Mareados y Asamblea Ordinaria y también columnista de La Diaria.

Lamolle solo hizo una acotación en la discusión —que abarcó cientos de comentarios— posiblemente porque venía de otro extenso (y extenuante) debate en las redes. Lamolle había publicado una columna titulada "Los modernos urinarios y las políticas culturales", donde cuestionaba el calificativo "arte" para algunas de las obras que son consideradas como tales y, además, premiadas por instituciones públicas o empresas.

A diferencia del debate en el muro de Maslíah —quien dejó abierto el espacio para que cualquiera pudiera participar— las discusiones en torno a qué es arte, qué no y cómo se puede calificar, podrán haber sido bizantinas, pero, al menos hasta donde se pudo verificar, no involucraron invitaciones a pelear.

Al menos eso es algo a valorar luego de haber sido testigo de un debate en el cual músicos, periodistas y escritores se olvidaron de que existe algo que se llama "decoro". Aunque no está del todo mal comprobar que, a veces, una formación (artística, formal, técnica) no equivale a sabiduría. Por más "Me gusta" que acumulen.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
La discusión arrancó mal y siguió peor en el muro de Masliah. Foto: A. Colmegna

LA SEMANA EN LAS REDES

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad