Publicidad

Babasónicos: cambiar de piel para sobrevivir

Compartir esta noticia
Babasonicos
MARTIN BONETTO

La banda argentina renovó su último espectáculo y lo trae este jueves al Teatro Solís.

Babasónicos ha sido siempre una banda prolífica e impredecible; sería injusto reducirla a esas dos características, pero sin dudas son dos de las que mejor la definen. Está esa necesidad imparable de hacer canciones: a sus discos de estudio se le han agregado (entre otras cosas) los lados B, que recogen el material que quedó afuera de cada álbum y que en general está a la altura, pero muestra un costado más sucio y desprolijo. El último en aparecer es Inflame, la contracara de Infame, y ahí se encuentra también lo imprevisible.

Inflame nació en la misma época en que Adrián Dárgelos y su grupo componían su trabajo más exitoso, repleto de éxitos como "Irresponsables", "Risa", "Putita", "Sin mi diablo" o "¿Y qué?", lleno de guiños de pop brillantes pero con una esencia rockera que nunca han perdido. Y sin embargo los puntos de contacto son pocos: desde el arranque con "El cuerno llama", la sonoridad babasónica en este nuevo pero viejo repertorio es de una llamativa deformidad, electrónica y densa.

De nuevo, está claro que en Babasónicos nada se puede predecir. Es una banda que se renueva desde adentro, y que cristalizó mejor que nunca esa necesidad en Impuesto de fe, el disco en vivo editado el año pasado que nació a partir de un show pensado para televisión. Repetiré una vez más lo ya dicho, pero la lograda es una versión espectacular de la banda argentina.

El show de este jueves en la sala principal del Teatro Solís (ver recuadro), debería ser una cita obligada porque en cuanto a experiencia, es imposible de contar. Además el cantante y compositor de los Babasónicos, Adrián Dárgelos, avisa que esta será la última vez en Montevideo y que en julio se cerrará la etapa de Impuesto de fe y de Repuesto de fe, el concierto renovado que presentarán ahora. "Después no lo vamos a hacer nunca más", avisa a El País en una charla que no puede durar más de 12 minutos porque de lo contrario perderá el avión. "¿Si extraño después hacer estos shows? No", dice tajante.

—¿Cuál es el saldo de Impuesto de fe? ¿Qué le dejó a la banda?

—Enorme fue, porque pudimos tocar en muchos lugares por primera vez, lugares que con nuestra forma habitual de tocar no hubiésemos llegado, porque el 80 por ciento de las veces fue en teatros. Entonces fue toda una experiencia, como si girases por un mismo mundo conocido de ciudades pero en otros lugares que no sean los tuyos. Y cada lugar tiene su truco para llenarlo con presencia y música.

—Ahora traen al Solís Repuesto de fe.

—Claro, que es como una adaptación de Desde adentro, el show de Impuesto de fe. Porque está centrada en otras canciones que hacen el foco principal, aunque contiene parte de Impuesto de fe.

—¿La estética es similar?

—Sí, pero la puesta es distinta porque el Solís tiene su propia puesta. Como el Colón, parecida a esa va a ser.

—Es como un vicio para Babasónicos buscarle el lado B, una nueva vuelta a las cosas.

—Supongamos.

—¿De dónde viene esa necesidad?

—De las ganas de sobrevivir. Y se sobrevive haciendo, hablando no.

—Reversionar tantas canciones para estos espectáculos, ¿es un recurso para salvarlas del tiempo?

—No, quizás sea una manera de ser nuevos, de ser una banda nueva durante un año. Que termina ahora en julio y no los volvemos a hacer nunca más, ni Impuesto de fe ni Repuesto de fe.

—Tu presencia y tu desempeño sobre el escenario es una pieza fundamental en estos shows, y en los shows de Babasónicos en general. ¿Siempre te sentiste cómodo, dueño de ese espacio?

—No, estas semanas me siento particularmente más cómodo. No estas semanas, en los últimos años. Quizás me sienta igual y nunca tuve la reflexión al respecto; algunos shows requieren algo de mí y otros, otras cosas distintas. En estos shows, al estar en un teatro y al tener menos pared musical por detrás, estoy más expuesto.

—Pero tu trabajo casi que como performer...

—(Interrumpe) No es un trabajo, me sale eso. La parte única que es un trabajo es el horario, horario y lugar. Vos tenés que estar a una hora en un lugar, es lo único parecido a un trabajo.

—¿A Babasónicos no lo ves como un trabajo sino como otra cosa, entonces?

—Empezó como otra cosa y todavía me es un placer. Por eso tenés que hacer. Igual te reconozco que en un momento no me va a dar más ganas, en cualquier momento me puede pasar. Por ahora, estoy contento.

—A lo que iba anteriormente era a que hay público no tan afín a Babasónicos, que cambia su mirada después de verte en vivo, porque como frontman hacés algo muy atrapante. ¿Es una herramienta adquirida?

—(Piensa) No sé, eso tal vez lo tengas que juzgar vos. Aunque bueno, en los videos no se ve, se ve solo ahí adelante. Yo creo que siempre hay algo y todos los cantantes tienen que tener un poco de ese algo. Que inconscientemente den espectáculo, no sólo queriéndolo. Porque queriéndolo es más predecible. Algo que inefablemente está dándolo, eso es lo que me gusta de otros showmen o artistas.

—¿Te genera un coloque diferente? ¿Es un lugar al que entrás para salir y seguir siendo Adrián?

—Sí, ese es otro (se ríe). Pero es uno que lo conozco tanto que es muy cercano a mí.

—Y lo querés.

—Sí. Bueno, es una persona que tiene un humor ahí en el escenario, que no es un humor para sostener toda la vida. Sólo desde el escenario.

—Y es un humor que se vincula mucho con las letras, que pueden ser las del más seductor o la del hombre que venera mucho a la figura femenina, de un admirador permanente.

—Siempre que puedas encontrar ese lugar de maravilla, te impacte y tengas una forma nueva de transmitirlo, me parece que es suficientemente auténtico y honesto como inspiración. Y sí, las mujeres deben ser eso.

—¿Van a sacar el disco nuevo este año?

—Sí, tengo esa idea, de por lo menos empezar a mostrar las cosas nuevas que hace Babasónicos este año.

—¿Para dónde va?

—Eso no te lo voy a decir.

Babasonicos. Foto: Martín Bonetto. Foto: Difusión
Babasonicos. Foto: Martín Bonetto. Foto: Difusión

Detalles de una doble función

Repuesto de fe, el show que trae ahora Babasónicos a Montevideo, es la segunda parte de Impuesto de fe, el que presentó el año pasado a sala llena en el Auditorio del Sodre. Es el mismo concepto, que apuesta a la esencia de la canción y para eso se vale de una puesta en escena diferente, y de una instrumentación variada pero prácticamente acústica que permite releer de manera original el repertorio de la banda. La diferencia es justamente esa: el repertorio, que se basa en canciones que no están en el disco Impuesto de fe. La cita es el jueves en la sala principal del Teatro Solís, en doble función: la primera va a las 20.00 (entradas agotadas) y la segunda a las 22.00 (entradas en Tickantel).

Tres rarezas de los argentinos.

Vórtice marxista | 1998 / 2000

Fue el primer disco de lados B que presentó Babasónicos, una recopilación del material que quedó de los períodos de grabación de sus discos Pasto, Trance Zomba y Dopádromo. Hubo una primera versión de 1998 y otra dos años después, editada de manera independiente por la banda.

Mezclas de Jessico | 2002

En plena crisis, Babasónicos fue un éxito de ventas con Jessico y se posicionó definitivamente en lo alto. De Jessico editó dos remixes: Jessico Dancemix y Jessico Megamix, el primero sólo con mezclas de "Los calientes" y "Deléctrico", y el segundo con mezclas de todos los temas.

Impuesto de fe | 2016

El año pasado, la banda presentó un disco en vivo y un DVD grabado en México, en el que estrenó dos temas pero se dedicó a reversionar de manera acústica y radical unas 14 canciones. Eso disparó una gira que trajo a Babasónicos en 2016, y la trae ahora de vuelta a Uruguay.

Divertite- Mano a mano con Adrián Dárgelos
Divertite- Mano a mano con Adrián Dárgelos

VIDEOBELÉN FOURMENT

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

musicaTeatro SolísBabasónicos

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad