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Un artista clásico debe recurrir a su pasado más ilustre

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Sting. Foto: AFP

El disco nuevo de Sting repasa su sonido.

Parece mentira que, para ser una de las grandes estrellas del rock, 57th & 9th sea el primer disco rockero de Sting en 13 años. Había dedicado ese tiempo a disfrutar de su estatus de celebridad concientizada (Este fin de semana, por ejemplo, reinauguró el Bataclán, la sala de conciertos donde murieron cerca de 80 personas), reunir a The Police, girar con Paul Simon y dedicarse a proyectos ambiciosos no siempre bien logrados como un musical y una sinfonización de sus canciones.

Es por eso que 57th & 9th ha sido saludado como un regreso a las raíces rockeras de un artista que ha mostrado una ambición de géneros que lo llevaron de aquel reggae pop casi punk de sus comienzos al jazz, el pop más adocenado y hasta la música clásica. Prometía, implícitamente, ser un gran disco, una categoría que supo rozar hasta mediados de su carrera pero en la que no milita desde, quizás, desde Ten Summoners Tales que es de 1993.

Desde entonces ha sacado canciones interesantes aunque demasiado esparcidas en discos desparejos.

Ya desde el título del nuevo album (que refiere a la esquina neoyorquina donde está el estudio en que se grabó) queda claro que acá no hay muchas pretensiones: se trata de una banda tocando en un rincón de Nueva York. Quizás por eso todo suene entusiasta, cierto, aunque ya conocido.

"En general voy al estudio muy preparado", le dijo Sting a The New York Times. "Esta vez alquilé el estudio y me traje a mis compinches de casi 30 años: Dominic Miller en guitara y Vinnie Colaiuta en batería. Y les dije, Muchachos, vamos a jugar un ping pong musical. Le damos la vuelta a una idea y se materializará una canción, o al menos algo parecido a una canción. Después le doy la estructura, le doy la forma y me llevo esa forma a casa y me pregunto qué me está diciendo esa canción, cuál es su tono, cuál es su narrativa".

El resultado es como un repaso a varias etapas de la carrera de Sting. La influencia del Police más maduro (el de Synchronicity, por ejemplo) ya se deja escuchar desde la inicial "I Cant Stop Thinking About You" y se pasea en la primera mitad del disco. Hay algunos detalles que parecen sacados de sus discos más jazzísticos y otros de su etapa pop rock de las décadas de 1990 y 2000. Hay un Sting para cada gusto y eso, que no está mal, también deja un sabor a cosa ya escuchada.

Las letras hablan de cosas variadas y adultas. En "50,000", por ejemplo, reflexiona sobre el legado de una estrella de rock muerta (quizás sea dedicada a Prince o a David Bowie) o en "Inshallah" habla de la crisis siria de refugiados. El viejo y querido Sting.

Sting

Disco: 57th y 9th

¿Está online? Sí, editado por A&M Records.

¿Está bueno? El seguidor de Sting lo encontrará, sin exigencias, más cerca de las razones que lo llevaron a quererlo.

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Sting. Foto: AFP

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