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Argentina antes de los ochenta

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Serú Girán

La propia discoteca

La columna dedicada a mostrar un canon personal de la música popular. Hoy: La grasa de las capitales de Serú Girán

Cuando a algún gerente de marketing del rock se le ocurrió inventar el término supergrupo, debería estar pensando en algo como Serú Girán. La categoría incluye integrantes famosos y/o prestigiosos, buen nivel de producción y canciones que puedan sustentar la inversión.

Todos esos ingredientes estaban en Serú Girán. Tenía a Charly García, en su primer gran proyecto después de Sui Generis (dejando de lado la transición de La máquina de hacer pájaros), a dos históricos del rock argentino (David Lebón y Oscar Moro) y un jovencísimo muy talentoso (Pedro Aznar). Estuvieron juntos cuatro años, lo que debió parecer un montón ante tanta explosión mediática, egos encontrados y Charly García. En ese tiempo editaron cuatro discos en estudio (todos buenos: Serú Girán, La grasa de las capitales, Bicleta, Peperina), uno en vivo (No llores por mi Argentina) a lo que se sumó una reunión millonaria en 1992 (Serú 92).

Desde su tapa que evoca a la revista Gente y en la que se bromea con los integrantes como celebridades, La grasa de las capitales es un diagnóstico de su momento. Allí hay frivolidad (“La grasa de las capitales”, psicosis urbanas (“Viernes 3AM”, “Paranoia y soledad”), historias de amor no correspondido (“Perro andaluz”), el clásico Lebón folk (“San Francisco y el lobo”), entre otros temas.

Todo con una base que tiene bastante del jazz rock de moda en la época pero que no pierde su vocación pop.

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