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Historia de amor, celos y poca higiene de una diva

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Joe Di Maggio y Marilyn Monroe estuvieron casados apenas 274 días. Foto: archivo

Las memorias de Joe DiMaggio, el gran amor de Marilyn.

Joe DiMaggio fue uno de los mejores deportistas de Estados Unidos, un héroe del béisbol. Pero el mundo no lo conoce por sus partidos con los Yankees: será por siempre el segundo esposo de Marilyn Monroe, el hombre que estuvo junto a la actriz cuando la encontraron muerta y que la vistió para su última puesta en escena antes de ser enterrada. Alguien que los conoció a todos: a Frank Sinatra y a su Rat Pack, a los Kennedy y a bellezas más modernas como Elle Macpherson. Pero siempre fue muy reservado. Ahora ven la luz algunas de sus confesiones.

El libro Dinner with DiMaggio: Memoirs of an American Hero (US$ 17 en tapa dura y US$ 14 para Kindle en la tienda Amazon) recoge casi una década de continuas cenas, comidas y hasta desayunos que el deportista mantuvo con su podólogo, amigo y confesor, el doctor Rock Positano. "Joe me dijo que me contaba todas estas historias porque algún día podían servirme. Y hago honor a sus deseos escribiendo una biografía respetuosa", ha explicado el autor del libro a la prensa.

Por supuesto que muchas de las páginas están dedicadas a la mujer de su vida, la musa de Hollywood con la que solo estuvo casado nueve meses. Aunque hubo rumores de una posible segunda boda si él "no hubiera sido tan orgulloso" y ella no hubiese acabado con su vida. "Doctor, Marilyn me dijo que ningún hombre la hizo sentir como yo", se confesó el deportista, fallecido en 1999 a los 84 años y que siempre estuvo preocupado por su virilidad. Según su propia versión, cuando el deportista y la actriz se juntaban en el dormitorio "era como una lucha de dioses que desataba rayos y truenos".

Su rápido divorcio se atribuyó a los celos del jugador, que no pudo soportar la imagen más icónica de la actriz, refrescándose con el aire del subte neoyorquino que le levantaba las faldas en La comezón del séptimo año (1955). Aunque el doctor Positano ofrece otra versión que oyó de DiMaggio. "Fue cosa de mujeres. Marilyn estaba dolida por su imposibilidad para tener hijos", le contó el jugador quien ya tenía un hijo de su primer matrimonio.

Aunque nunca se volvió a casar, tuvo otros amores. En el caso de la top Elle Macpherson, platónico. La modelo australiana era también cliente del podólogo, y el deportista, ya entrado en los 70, se quedó prendado de su belleza cuando la vio un día llegando a su casa.

Mucho menos respeto tuvo por Frank Sinatra y sus amigos, a quienes culpó de la amistad que se forjó entre el entonces presidente Kennedy y Marilyn Monroe. Pero fue Sinatra quien le dijo a DiMaggio que la actriz pensaba en él cuando hacía el amor con su siguiente (y tercer) marido, el autor Arthur Miller. También le contó que la actriz siempre guardó una foto suya en el armario, algo que provocó los celos del dramaturgo.

"El único problema era su falta de higiene", le confesó DiMaggio a su podólogo. Según escribe en el libro, el deportista que era muy escrupuloso y se quejaba de que la belleza hecha mujer tardaba varios días en bañarse, algo que justificaba por "sus ataques depresivos".

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Joe Di Maggio y Marilyn Monroe estuvieron casados apenas 274 días. Foto: archivo

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