Aseguran que vive un affaire con una peluquera uruguaya, mientras sigue casado con su mujer de toda la vida.

Los desfiles de Roberto Giordano en Punta del Este son parte del pasado. Sin embargo, al coiffeur más conocido del Río de la Plata le sobran los motivos para instalarse en el este uruguayo.

Un informe publicado en la última edición de revista Pronto de Buenos Aires reveló que Giordano, de 68 años, vive un intenso affaire con una peluquera uruguaya de 42. Su nombre es Rossana Melo, oriunda de Guichón (Paysandú) y madre de una niña de 12 años.

Según revela la publicación argentina, el peluquero conoció a la sanducera hace seis temporadas, en uno de los desfiles que él hizo en Uruguay. Dos años después habrían comenzado con la historia de amor que se extiende hasta estos días, aunque Giordano siga casado con su esposa de toda la vida y socia comercial, Mirta Servanda Almirón, de 66 años.

Pronto brinda detalles de cómo es el intenso ritmo de vida del empresario, a quien se lo ve en algunos eventos con la estilista local y, a los pocos días, asiste a un espectáculo con su esposa ."Giordano besa en público y viaja por el mundo con Rossana. Pero cada noche vuelve a su casa de Punta del Este para dormir con su mujer, Mirta", sostiene la revista.

El semanario también reveló que Giordano le abrió una peluquería a su "novia" en Maldonado. Sin embargo, el negocio no prosperó y debieron cerrarlo.

Mientras, la DGI uruguaya le exige al coiffeur el pago de una deuda por 400 mil dólares, que se suman a los innumerables reclamos en la Justicia argentina a él y su esposa por irregularidades en sus peluquerías, que derivaron en una pena de dos años y medio de prisión en suspenso. La revista argentina agregó que ese fallo casi le impide a Giordano salir de Argentina para ir a visitar a Rossana.

Luego de gestionar con éxito un permiso ante la Justicia, el peluquero compró un auto usado para cruzar la frontera y reencontrarse con su "amiga" uruguaya, como él mismo la llamó en una nota que dio a un medio de Paysandú.

¡QUé historia, Teté!