EN PANTALLA
Los recomendados de esta semana son bien diferentes: por un lado el western Más corazón que odio, y por otro la de ciencia ficción Alien Covenant.
El cierre de un ciclo no sólo de los westerns de John Ford (que tendrían su epílogo en Un tiro en la noche), sino de toda una etapa del cine americano. Ford es un veterano de la guerra civil que cuando piensa descansar en tiempos de paz debe salir a buscar a su sobrina (Natalie Wood) secuestrada por los indios y padeciendo tremendo síndrome de Estocolmo. Filmada en la locación clásica del director, la película se aleja de la construcción tradicional del héroe, mostrando a un Wayne temiblemente racista y a un paso del villano. La escena final, con su personaje tomando conciencia de que no hay lugar para él en un mundo civilizado es una pieza cinematográfica magistral.
Este nuevo episodio de la saga que el propio Ridley Scott creó en la década de 1970 con Alien, el octavo pasajero, esta es la segunda parte del nuevo giro que la trama tomó a partir de Prometheus. En Alien Covenant, se profundizan los aspectos místicos de la historia con una nave que transporta humanos congelados para colonizar el espacio pero en el camino se van a encontrar con algunas complicaciones muchas de ellas alentadas por el robot que interpreta Michael Fassbender. Más allá de alguna religiosidad tirando a simplona, lo mejor de la película es lo que aporta Scott, un director desparejo pero que sabe aprovechar color, sonido y un diseño de producción espectaculares para contar lo suyo.