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Una serie argentina con proyección internacional

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Cáceres, Lamothe y Viale protagonizan esta producción argentina. Foto: Difusión

La serie Estocolmo: identidad perdida ya está en Netflix.

Ya se encuentra disponible, por Netflix, la primera producción argentina realizada para esa señal de streaming. Se trata de un policial bien realizado que mezcla a los medios de comunicación con la justicia y la trata de personas y se llama Estocolmo: identidad perdida.

Creada y producida por Nacho Viale y Diego Palacio, la serie fue escrita por Marcelo Camaño, responsable de éxitos de la televisión argentina como Resistiré, Montecristo e Historias de diván. Y en Estocolmo: identidad perdida hay algo de estos trabajo previos de Camaño, donde los estereotipos de héroe y villano se mezclan y llegan a confundirse.

Esta serie de 13 episodios de 40 minutos es un policial bien llevado que mezcla la historia de tres personajes, un fiscal nacional, un infiltrado y una periodista. Ellos intentarán, cada uno a su modo, desmantelar una red de tráfico de personas que trabaja bajo la fachada de una barrabrava argentina. Todo contado a partir de saltos en el tiempo, entre el presente y tres años atrás.

La serie comienza con la periodista Rosario Santa Cruz (una excelente Juana Viale) recordando la desaparición de Larissa Torres (una sorprendente Liz Solari), que se ausenta de su casa desde hace un año. Esa escena permite conocer también que detrás de la sonrisa que presenta ante las cámaras, hay una personalidad fría y calculadora que no duda en someter a la familia de la víctima, mientras la cámara esté prendida.

La justicia queda representada por el fiscal Franco Bernal (Luciano Cáceres), un hombre al que le gustan ciertos placeres terrenales y tiene a un infiltrado dentro de la organización criminal que trafica mujeres.

El infiltrado es el Agente H (estupendo Esteban Lamothe), mano derecha del jefe criminal y quien debe mantener la fachada de hombre rudo cuando es necesario.

A partir de estos tres protagonistas se arma una fauna de secundarios interpretados por excelentes actores. Como Jorge Marrale (interpreta al dueño del canal y padre de Rosario), Leonor Benedetto (es una diputada conservadora y madre de la periodista), y María Onetto (una magnífica interpretación como la desesperada madre de Larissa, la chica desaparecida). El elenco también incluye a la actriz mexicana Adriana Barraza (nominada al Oscar por la película de Alejandro González Iñárritu, Babel), y a la uruguaya Victoria Césperes.

También merece un destaque la fotografía de Nicolás Trovato, que asfixia en los momentos de oscuridad, y la música de Mariano Saulino que le da tensión a los momentos calmos.

"Es la primera serie 100% nuestra. Se hizo acá, se editó acá", dijo Nacho Viale a La Nación, que también aclaró que el título de la serie llega por dos vertientes. "Por un lado, la pérdida y la búsqueda de identidad que se da dentro de la serie, y por otro, el vínculo entre los personajes", contó Viale.

Esta primera serie de Netflix hecha en Argentina es una prueba que se ha superado con éxito. No solo por presentar una historia bien narrada que es mísera y universal, también por la calidad de producción y los actores que la protagonizan.

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Cáceres, Lamothe y Viale protagonizan esta producción argentina. Foto: Difusión

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