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Intrigas e hipnosis en una cumbre

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Ricardo Darín en La Cordillera. Foto: Difusión

La cordillera [***] Dirección: Santiago Mitre. Guión: S. Mitre y Mariano Llinás. Fotografía: Javier Juliá. Elenco: Ricardo Darín, Érica Rivas, Dolores Fonzi, Gerardo Romano. Duración: 114 minutos.

Hay una continuidad entre la tercera película de Santiago Mitre, La cordillera, y su ópera prima, El estudiante (2011), probablemente uno de los clásicos recientes del cine argentino. Es que el Hernán Blanco que Ricardo Darín compone, un provinciano devenido en presidente, podría ser el futuro del militante universitario Roque Espinosa. También propone una relación padre-hija bastante similar a la que hay en la excelente La patota (su segunda película, remake de la que dirigió Daniel Tinayre en 1960). Por eso La cordillera puede considerarse el cierre de una trilogía sobre el camino que lleva a un hombre a tener el poder entre manos y cómo decide usarlo.

En este film Mitre lidia con una superproducción con dinero español, francés y argentino, con un elenco que combina a los más importantes actores de la región con un escenario hostil como son las cordilleras chilenas: formalmente la película es magnífica, con actuaciones impecables y una fantástica fotografía de Javier Juliá.

Si no puede ver el video, haga click aquí.

El traspié de La cordillera está en cómo resuelve desde el guión (de Mitre y Mariano Llinás, otro nombre fundamental del cine argentino) el tinte fantástico que introduce en la mitad del metraje, decisión tomada en busca de una mirada original para un argumento que, si no, podría parecerse a un capítulo de House of Cards. Sucede que el film arranca como un thriller político en el que un presidente con fama de blando deberá probarse en una cumbre con otros mandatarios de la región, en la que se pretende sellar una alianza comercial que no le gusta a Estados Unidos. El político deberá atender también la crisis emocional de su hija, cuyo exmarido amenaza con deschavar manejos turbios del partido y algunos secretos del propio Blanco.

Mitre ahonda en lo inquietante introduciendo la hipnosis y con ella algunos ribetes del cine de terror. La cordillera es una especie de metáfora faústica, pero en busca de originalidad, va perdiendo, justamente, sorpresa.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Ricardo Darín en La Cordillera. Foto: Difusión

CRÍTICAMARIANGEL SOLOMITA

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