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Confesiones de una actriz infalible

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Érica Rivas. Foto: Darwin Borrelli
Nota a Erica Rivas, actriz y productora argentina, ND 20161104 foto Darwin Borrelli
Archivo El Pais

Érica Rivas deslumbra en La luz incidente con un personaje dramático que la consagra.

Es probable que Érica Rivas sea una de las actrices más importantes del cine argentino. Del pequeño e independiente, pero también del industrial, ese que no deja de crecer. Luego del éxito de Relatos salvajes y de rodar junto a Ricardo Darín La cordillera, regresa a la cartelera con un protagónico deslumbrante. El próximo jueves se estrena La luz incidente, una coproducción entre Argentina y Uruguay que consagra a Ariel Rotter como director y a Rivas como una actriz infalible.

—¿Cómo describiría este momento de su carrera?

—Estoy recibiendo muchas propuestas, pero casi no puedo aceptarlas porque estoy privilegiando mi lugar de mamá. Tengo una hija adolescente y siento que necesita de mí de una manera muy particular, y yo necesito estar con ella.

—¿Cómo se vive el éxito en su intimidad?

—Bien, pero ella también quiere ser actriz y está revalorizando cosas que por ahí antes creía que eran normales, como tener dos padres actores y famosos (es hija de Rodrigo de la Serna).

—¿Qué le aconseja?

—Que lo aproveche en lugar de preocuparse, porque la otra cara de esto es que ella podría tener puertas abiertas que nosotros no tuvimos.

—¿Qué espacio tiene su trabajo en su casa?

—Hago todo en casa. Estudio mucho el guión y los mundos de las películas. Ensayo mientras cocino y camino. Mi memoria es más bien física, entonces necesito estar haciendo otras cosas para que las letras se me metan en el cuerpo.

—Casi se recibe de psicóloga, ¿le ha servido para actuar?

—Muchísimo. Cada vez me ayuda más a pensar a los directores y sobre todo a las tramas que tienen los personajes. Extraño la universidad porque extraño aprender, juntarme con amigos, el entusiasmo de investigar.

—¿No siente esto en un set?

—Se da una cosa de familia, pero esto es otra cosa: es la fascinación colectiva por descubrir. El tema es que yo me di cuenta de que estaba estudiando psicología para entender a los personajes. Mi psicóloga, que era nieta de Niní Marshall, me ayudó con mis padres...

—¿Se oponían a que actuara?

—Sí, pero no por maldad sino porque creían que no podían ayudarme, ¡ni yo sabía por qué quería actuar! Y desde afuera este parece un mundo inalcanzable al que solo llega gente que es muy talentosa o que tiene mucha suerte.

—¿Qué experiencias la mejoran como actriz?

—Me gusta ver gente que está buscando y la pifia, porque esa soy yo. Soy más una buscadora que una goleadora. Lo sé. Y nunca busco el resultado. Soy una actriz a la que le interesa más la búsqueda que el fin.

—¿Ni siquiera cuando hace una película brillante como La luz incidente?

—La felicidad me dura dos minutos y ya no me interesa más. ¿El éxito qué es? No es nada. Puedo darme cuenta de lo interesante que es la película y puedo ver al espectador conmovido y sentirme feliz por eso, pero verme a mí, ahí, en cada plano, buscando y errando, es terrible.

—¿Ve sus películas obligada?

—Prefiero no verme, ni siquiera en el set. Solo me siento conforme con algunos instantes y sé que fueron logrados en momentos de distracción.

—¿Le cuesta una actuación cuando es más contenida, como en el caso de este film?

—No, porque a mí me interesa mucho cómo cuenta el director. Creo que cuando sabe cómo hacerlo y quiere al personaje hay algo que aparece. Siempre el que mira es el que ama y cuando veo ese amor en entender lo que le está pasando a ese ser creado, yo veo belleza y eso es lo que me interesa.

—La dirigieron colegas como Norma Aleandro, Ana Katz y Jazmín Stuart, ¿lo prefiere?

—No lo veo particularmente distinto, pero si siento una necesidad muy grande de que los directores estudien actuación. Muchas veces necesitan algo que ya saben como es pero no saben hacerte llegar hasta ahí, entonces como actriz suelo sentirme sola en ese proceso, que es donde aparecen cosas mejores y quiero decirlo y...

—¿Se los hace saber?

—¡Sí! Los directores con los que trabajé te pueden decir que soy insoportable con eso.

—Rechazó varios personajes en televisión, incluso protagonizar Graduados, ¿por qué?

—Cada vez me interesa menos, pero me interesa la televisión. Primero, siento que estoy torturando a la gente con Casados con hijos y sus repeticiones eternas, pero además me pasa que los proyectos que hago en cine son difíciles. Muchas películas dependen de mi participación para ser financiadas, y cuando me llaman para TV me avisan un mes antes y me comprometen por un año. Además, no estoy de acuerdo con la mayoría de los productos masivos ni con el lugar que tiene la mujer; si uno quiere estar en un lugar de tanta exposición debe ser responsable y consecuente.

—¿Qué género disfruta?

—La comedia. Me muero de ganas de hacer una comedia, hacer reír es maravilloso.

—¿Es ambiciosa?

—No lo soy. Nunca me imaginé estar acá como actriz, siempre pensé que lo mío iba a quedar en un sueño. Yo no hablo inglés ni quisiera quiero llegar a Hollywood, quiero seguir actuando. Y escribir guiones y dirigir...

—¿Y eso no cuenta?

—Sí. Quiero dirigir a mi hija en un corto, y estoy codirigiendo un documental sobre Marilú Marini, y además estoy escribiendo un guión de ficción junto a una amiga para que lo dirija Albertina Carri.

—¿Será la protagonista?

—Sí. Estoy escribiendo la película en la que me gustaría actuar. ¿Sabés por qué? Porque estoy cansada de que me den instrucciones en un set. Quiero actuar como se me antoje.

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Érica Rivas. Foto: Darwin Borrelli

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