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Se calló una voz literaria alemana

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Si fuera necesario elegir un escritor para definir a la literatura alemana después de la Segunda Guerra Mundial, Günter Grass sería el nombre indicado. Premio Nobel de Literatura y Príncipe de Asturias de las Letras, ambos galardones recibidos en 1999, Grass murió ayer a los 87 años a consecuencia de una infección en una clínica de Lübeck (en el norte de Alemania), según confirmó su editorial, Steidl.

Autor de una docena de novelas, una decena de poemas, varias obras de teatro y un puñado de ensayos y memorias, Grass fue un muy alto literato y un provocador y referente cultural y social de Europa.

La obra más famosa de Grass es, sin lugar a dudas, la novela El tambor de hojalata, publicada en 1959, que narra la travesía de un niño por la Segunda Guerra Mundial, su negativa a crecer (que en este caso es total y física pero no mental) y las consecuencias de la guerra. En español la novela ha sido publicada por Círculo de Lectores y Alfaguara, con un esclarecedor prólogo de Mario Vargas Llosa.

Otra de sus obras más difundidas es mucho más reciente y fue publicada hace tres años exactamente. Se trata del poema Was gesagt werden muss (Lo que hay que decir). Publicado en los principales periódicos alemanes, el poema en cuestión se refería a la política armamentista de Israel y a su por entonces posible ataque preventivo contra Irán.

"El silencio general sobre ese hecho,/ al que se ha sometido mi propio silencio,/ lo siento como gravosa mentira/ y coacción que amenaza castigar/ en cuanto no se respeta;/ antisemitismo se llama la condena", reza uno de los pasajes del extenso poema que se puede encontrar traducido en internet. La polémica se encendió enseguida: algunos apoyaron a Grass pero la mayoría a otros, como el diario Die Welt, lo tacharon de antisemita, una condena bastante absurda que buscaba acallar una voz crítica sobre temas de un pasado reciente que en Alemania no se ha resuelto del todo. "Israel, potencia nuclear, pone en peligro una paz mundial ya de por sí quebradiza", sentenciaba el escritor.

Esta no era, sin embargo, la primera vez que Grass se veía en el medio de una tormenta mediática. En 2006, admitió en su autobiografía Pelando la cebolla (editada por Alfaguara) haberse alistado en la Waffen-SS durante la Segunda Guerra Mundial, cuando tenía 16 años. Durante la guerra, de hecho, fue prisionero de los estadoundienses. "Era joven y no buscaba hacer preguntas. En lugar de eso, creí ciegamente que Alemania, hasta su capitulación incondicional, tenía razón de ir a la guerra. Y fue así como yo también seguí el camino de cientos de miles de alemanes de mi edad", explicaría poco después en una carta publicada por el periódico israelí Haaretz. "Debido a mi estupidez en esos días y la ignorancia de la que soy culpable, admiré a las Waffen-SS como una unidad de elite. Poco de eso perduró tras el entrenamiento básico".

Al igual que ocurre con otros grandes escritores vinculados al nazismo, como Louis Ferdinand Céline o Knut Hamsun, la vida política se volvió inseparable de la figura de Grass, aunque nunca se introdujo en su narrativa de manera directa. Grass tuvo una vida política activa: entre fines de los 60 y principios de los 70 colaboró con el Partido Socialdemócrata, durante el período de Willy Brandt como canciller de Alemania Occidental. Luego apoyaría la campaña electoral de Gerhard Schröder, quien llegaría al poder en 1998. De igual manera, se erigió como ferviente opositor de la ultraderecha, especialmente en tiempos de Helmut Kohl (1982-1998).

Obras importantes de Grass como Años de perro (1963) o Mi siglo (1999) recibieron igualmente grandes críticas como críticas negativas. Marcel Reich-Ranicki, uno de los periodistas literarios más conocidos de Alemania, mantuvo fervientes debates públicos con Grass, quien, entre otras cosas, dejó de conceder entrevistas al grupo Springer, la principal corporación mediática de Europa. Sin embargo, Springer como el resto de los medios de todo el mundo, se hicieron eco de la muerte de Grass, valorando su trayectoria y rescatando los principales rasgos de su obra —donde reúne prosas y textos líricos— en la que trabajó hasta el momento de su muerte y que se convertirá próximamente en su primer libro póstumo.

Al conocer la noticia de su muerte, la canciller de Alemania Angela Merkel dijo sobre Grass que "ha marcado como pocos la historia de Alemania, desde el final de la guerra hasta hoy, con su compromiso personal, literario, político y social".

Quizá una de las semblanzas más breves, contundentes y que mejor resumen el legado que dejó Grass a la literatura de nuestro tiempo sea el del diario digital Bild: "Escribió como un grande, luchó como un grande, se tropezó como un grande".

Grass había nacido el 16 de octubre de 1927 en Dantzig, luego convertida en Gdansk en la actual Polonia. Su madre Helene era católica de origen polaco y su padre Willy, un protestante alemán. Sus padres se dedicaban al negocio de una bodega familiar y también tuvieron una hija.

Durante su vida como escritor, Grass cosechó visiones contrapuestas especialmente por sus pronunciamientos políticos y sociales. Todo esto se atenuó bastante en 1999 cuando recibió un tardío aunque merecido Nobel de Literatura. Aquel reconocimiento apaciguó las aguas aunque no cambió en nada su manera de acercarse a las masas y de agitar la sociedad desde su posición de consagrado.

Dos escritores que recuerdan a Grass.

En el club de escritores que generan polémica, y del que Günter Grass era claro miembro, no puede faltar Salman Rushdie, quien fue prohibido por los musulmanes al publicar Los Versos Satánicos. Rushdie recordó a su colega fallecido y lo calificó como un "verdadero gigante" de la literatura. "Su fallecimiento resulta muy triste", dijo en la red social Twitter el escritor británico sobre Grass, una "inspiración y un amigo". "Un tambor para él, pequeño Oscar", escribió Rushdie en referencia al protagonista de la obra del alemán El tambor de hojalata. Asimismo, el cubano Leonardo Padura, otro escritor de corte político, rescató la "conciencia crítica" de su colega y lo elogió por ayudar a "construir un nuevo pensamiento para la sociedad alemana".

ASI LO VIERON ELLOS.

El tambór de hojalata - 1963 (Alfaguara)

Desde un hospital psiquiátrico, un joven de 29 años con apariencia de niño cuenta su experiencia durante la Segunda Guerra Mundial, su particular naturaleza y su rechazo al mundo adulto que lo rodea.

De Alemania a Alemania - 1990 (Alfaguara)

La caída del Muro de Berlín, la agitación social y la perspectiva de un autor a través de sus diarios durante todo un año. Eso compone este libro que permite un acercamiento a la mente del escritor.

Pelando la cebolla - 2006 (Alfaguara)

Fue con la publicación de este libro de memorias que Grass reveló uno de los hechos más determinantes de su pasado; su papel en las SS durante la Segunda Guerra Mundial como voluntario.

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