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Tiempo de cambios

Las dos principales potencias globales eligen líderes, pero es China la que enfrenta un mayor desafío. Su nuevo jefe, Xi Jinping, lidiará con asuntos que cambiarán una vez más a su país y al mundo.

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THE ECONOMIST

Pocos chinos saben algo de Xi Jinping, quien pronto estará a cargo del país más populoso del planeta y de la segunda economía mundial. Eso no pasa en Xiajiang, un remoto pueblo junto a un río entre colinas de bambú en la provincia oriental de Zhejiang. Xi fue cuatro veces a visitarlos en los últimos 10 años. Impresionados por su atención, erigieron un pabellón de madera en su honor. Durante su década en el poder, Xi encontrará pocos apoyos como ese. La China que se prepara a gobernar se está volviendo cínica y ansiosa a medida que se enlentece el crecimiento y crece la inquietud social y política.

Los viajes de Xi a Xiajiang, un largo y tortuoso viaje a través de plantaciones de té y arrozales en el patio trasero de la floreciente provincia costera, fueron parte de su largo aprendizaje para ocupar el puesto más poderoso de China. Los hizo siendo jefe del Partido Comunista de Zhejiang de 2002 a 2007. Recién había cumplido 50 cuando fue por primera vez, en una tradición que inició su predecesor como jefe de Zhejiang, Zhang Dejiang, quien ahora también sería promovido al pináculo del poder en Beijing. La idea de Zhang era visitar un lugar alejado en el campo para monitorear sus progresos. Eligió Xiajiang. Cuando los adoptó, los lugareños se encontraron con un padre cariñoso aún más poderoso: el vástago de una familia revolucionaria. Su padre, Xi Zhongxun, era camaradas de armas de Mao, aunque cayó en desgracia y pasó 16 años en custodia. Desde 2007, cuando Xi fue ascendido al Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China, nadie dudó que iba a llegar lejos.

Los lugareños dicen que Xi ayudó a que Xiajiang consiguiera recursos y aprobaciones para sus proyectos, que incluyen riego para cosechar uvas y plantas medicinales. No está claro cuánto se involucró Xi o si fue su interés lo que animó a los funcionarios.

Xi se mantuvo en contacto con las autoridades de Xiajiang incluso después de haberse vuelto el potencial heredero del presidente Hu Jintao. Una gran copia de bronce de una de sus cartas, escrita en mayo, adorna el nuevo pabellón. "Deseo que implementen el concepto de desarrollo científico", se lee. Eso quiere decir desarrollo que sea justo, ambientalmente amistoso y sostenible.

La cara de Xi está en todas las partes. Las autoridades recientemente repartieron a algunos residentes honorables grandes retratos de Mao Zedong para que cuelguen en sus livings, además de fotografías de Xi visitando el pueblo. (Los dos hombres se ven bastante parecidos, corpulentos y de grandes mejillas).

En el 18° congreso del partido, que empieza el jueves 8 y se espera que dure una semana, es asunto saldado que Xi será "electo" al nuevo comité central del partido integrado por 370 miembros. Se espera que el comité apoye una lista de miembros del nuevo Politburo. El nombre de Xi la encabezará, remplazando a Hu Jintao como secretario general. También será elegido nuevo presidente de la Comisión Central Militar, remplazando a Hu como comandante en jefe. En marzo de 2013, en la reunión anual del Congreso Nacional del Pueblo, será elegido nuevo presidente del país.

El discurso de Hu en el congreso será su canto de cisne porque incluso si mantiene su título militar por un año o dos como sus predecesores, probablemente maneje un perfil bajo. Estará lleno de los clásicos eslóganes de su liderazgo: "desarrollo científico", "construcción de una sociedad armoniosa", "poner a la gente primero" y generar "felicidad". Xiajiang conoce bien esos eslóganes. Un cartel al borde del río urge a los pobladores a "liberar su manera de pensar, promover el desarrollo científico, crear una Xiajiang armoniosa y traer el beneficio a las masas". Hu proclamará el éxito de ese esfuerzo a lo largo del país. Fue presidente cuando la economía china se cuadruplicó, así que tiene razones para alardear. En el mismo período China pasó de ser el quinto exportador mundial a ser el más grande.

Hu, ayudado por su primer ministro, Wen Jiabao (quien también está por salir), puede hablar de los progresos en ayudar a los pobres. En los últimos 10 años, se abandonaron las tarifas y los impuestos a los granjeros, que eran motivo de descontento en las zonas rurales; el seguro de salud subsidiado por el gobierno se extendió en el área rural, por lo que 97% de los granjeros (eran 20% hace 10 años) tiene una cobertura rudimentaria; un esquema de pensión, aunque con pocos beneficios, se ha extendido a todos los residentes rurales. Las matrículas en las escuelas públicas fueron abolidas en 2007 en el campo para niños entre seis y 15 años, y en las ciudades al año siguiente; aunque abundan las quejas sobre escuelas que exigen otros pagos.

En la China urbana también se mejoró. Hubo grandes inversiones oficiales en viviendas asequibles. Una ola de construcción lanzada en 2010 busca producir 36 millones de unidades para 2015, lo que, según la prensa estatal podría costar más de 800.000 millones de dólares. En los últimos cinco años, 220 millones de residentes urbanos sin empleo formal se sumaron a un esquema de seguro de salud que ofrece protección básica (aunque al igual que en el campo ofrece poco a aquellos que necesitan tratamientos complicados). Eso significa que 95% de los chinos tienen al menos algo de cobertura de salud; en 2000 eran el 15%.

Hu también podrá destacar el crecimiento del status mundial de China: de ser una potencia de mitad de tabla a estar segunda detrás de Estados Unidos en su habilidad para moldear el curso de los asuntos globales, desde el cambio climático a enfrentar las crisis financieras. Su presencia es hoy evidente en lugares donde apenas se sentía hace una década, desde países africanos que le suministran minerales, a europeos que ven el poder de gastar de China y sus montañas de moneda extranjera como un bastión contra su propia ruina económica. Está planeando poner un hombre en la luna. En julio, el Diario del Pueblo, el principal vocero del partido, definió esta década como "gloriosa" para China. "Nunca antes China recibió tanta atención del mundo, y el mundo nunca necesitó tanto a China".

DESCONFIANZA POPULAR. Desafortunadamente para Hu, y también para Xi, el triunfalismo oficial no sintoniza con el sentimiento popular. Estimar eso es difícil; pero en los últimos tres años se vio la apertura de una rara, aunque limitada, ventana hacia el humor de la gente.

Eso ha sido posible gracias al rápido desarrollo de las redes sociales: servicios similares a Twitter y Facebook (ambos bloqueados en China) han conseguido una extraordinaria penetración en la vida de los chinos de todos los estratos sociales, especialmente la nueva clase media. El gobierno intenta censurar la opinión disidente online pero el medio digital deja demasiados agujeros. Uno de los grandes logros de la era Hu (aunque nunca reclamará el crédito) fue la creación, a través de las redes sociales, de lo más cercano a una prensa libre. El servicio de microblogs chino Sina Weibo dice tener más de 300 millones de usuarios. Aunque muchos tienen múltiples cuentas, cerca de 30 millones se dice están "diariamente activos". El diario más grande de China, el Cankao Xiaoxi vende apenas entre tres y cuatro millones de ejemplares.

Los microblogueros chinos exponen sin tregua las injusticias y atacan la negligencia oficial y la connivencia de algunas autoridades. Las penurias locales que hasta ahora habrían pasado desapercibidas son discutidas y diseccionadas a nivel nacional. Las autoridades quedan desconcertadas con el fervor del debate. A veces capitulan. En setiembre fotografías hechas circular por microblogueros de un burócrata local sonriendo en la escena de un accidente de tránsito fatal y luciendo un reloj caro, hizo que lo despidieran.

Muchos de los comentarios con más amplia circulación de los microblogs comparten un tono: la profunda desconfianza al partido y sus jerarcas. Informes clasificados con las opiniones online son distribuidos entre los líderes chinos, quienes le prestan mucha atención.

Esa creciente ola de cinismo será uno de los más grandes desafíos de Xi. Peligrosamente para la estabilidad del país, coincide con la creciente ansiedad entre los intelectuales y la clase media sobre hacia dónde se encamina el país. Incluso en los medios oficiales, los artículos muestran los próximos 10 años como particularmente duros, económica y políticamente, para China. En agosto, websites oficiales reprodujeron el artículo "Referencia interna sobre las reformas: Informe para los líderes" que había circulado secretamente a comienzos de año. Su advertencia sobre la "crisis latente" que enfrenta China en la próxima década es contundente. "Hay tantos problemas, mezclados como los dientes de un perro", dice, desilusionado por los frecuentes "disturbios de masas" (la jerga oficial por protestas que van de un puñado de personas a varios miles) y aquellos que pierden la esperanza y se vinculan con otros que piensan igual a través de internet. Esos problemas provocarían "una reacción en cadena que si no se maneja bien, podría resultar en turbulencia social o una revolución violenta".

El autor, Yuan Xucheng, un economista de la Sociedad China para la Reforma Económica, un think tank del gobierno, propuso una variedad de remedios. Van de lo liberal (por ejemplo, la reducción de controles gubernamentales sobre los tipos de interés que actúan como una forma de subvencionar los préstamos a las empresas estatales a expensas de los ahorristas comunes), a lo draconiano (darle más poder a la Policía y con resolución aplastar a los disidentes usando "el modelo de la lucha de clases"). Los próximos tres años, dice Yuan, ofrecerán la "última oportunidad" para las reformas económicas que podrían prevenir que China caiga en una "trampa del ingreso medio", un crecimiento rápido seguido por un profundo estancamiento.

Xi seguramente comparta sus preocupaciones acerca de la economía. Son similares a las de un informe del Banco Mundial junto a otro think tank oficial, el Centro de Investigaciones para el Desarrollo del Consejo de Estado. Ese inédito estudio conjunto, producido con el fuerte respaldo de Li Keqiang (quien se espera asuma el puesto de Wen como primer ministro en marzo), también habla de la posibilidad de una "trampa del ingreso medio" y pide una amplia gama de reformas económicas, incluyendo algunas destinadas a aliviar la mano estatal en industrias claves, como el sector financiero.

Alertan que un enlentecimiento económico repentino podría "precipitar una crisis financiera y fiscal" con impredecibles derivaciones en la estabilidad social.

PELIGROS PENDIENTES. Xi está sitiado desde ambos lados por advertencias similares. Un recurrente tema, tanto desde la "izquierda" (que en China son aquellos que reclaman más comunismo a la vieja usanza) y la "derecha" (los reformistas económicos y políticos), es que los peligros están creciendo a una velocidad alarmante. Los izquierdistas temen que el partido implosione como en la Unión Soviética porque abrazó incondicionalmente el capitalismo y se olvidó de su profesada misión de servir al pueblo. Los derechistas creen que no se llegó ni cerca de la liberalización política necesaria para prevenir un estallido de resentimiento popular. Ambos bandos coinciden en que hay corrupción y una enorme y conspicua brecha entre ricos y pobres.

Hu Xingdou del Instituto de Tecnología de Beijing dice que es algo común entre intelectuales preguntarse si 70 años es como el máximo que un único partido puede estar en el poder, basado en los récords del Partido Comunista soviético y el PRI mexicano. El partido en China cumplirá 70 años en 2019.

Los intelectuales y las autoridades chinas tienen el hábito de preocuparse. A comienzos de la década de 1990, muchos se preguntaban si China terminaría la década sin un levantamiento popular. Pero los agoreros del desastre se equivocaron. Fallaron en predecir la aceleración económica de 1992 que libró a China de las amarras de su economía planificada. Para el cambio de siglo se empezaba a crear una clase media cuyos miembros se la jugaron por mantener al partido que apostaba al crecimiento.

Esa clase media, sin embargo, ahora está empezando a preocuparse por proteger sus ganancias de una burocracia que se saltea las leyes y de los caprichos de la economía mundial. Se queja del medio ambiente y la comida contaminada con químicos. Aun si la economía china, como algunos analistas esperan, continúa creciendo a tasas de un solo dígito por el resto de la década, los embriagadores días de crecimiento de dos dígitos de los últimos 10 años está claro que ya no volverán.

Los censores no quieren que las presuntas dificultades que se vienen se las achaquen al liderazgo que se va. Quedaron muy descontentos con un ensayo escrito por uno de los veteranos teóricos del partido publicado en setiembre en el sitio web de Caijing, una revista de Beijing. El académico, Deng Yuwen, que es el editor en jefe de la publicación del partido, Tiempos de estudio, escribió que la era Hu quizás haya creado más problemas que soluciones.

El partido, dijo, enfrenta una crisis de legitimidad, alimentada por temas como la brecha de la riqueza y la incapacidad del partido por "satisfacer las demandas de que el poder vuelva al pueblo". Los puntos de vista de Deng fueron borrados de la red pero no desaparecieron de los debates.

A pesar de la censura, su opinión es compartida en los liberales del partido, quienes se han envalentonado con la caída de Bo Xilai, quien fue despedido como jefe del partido en Chongqing, una región del suroeste, en marzo, y expulsado del partido en setiembre. Los izquierdistas saludan a Bo como su héroe, un defensor de la fe comunista. Acusan a la derecha de inventar las acusaciones en un esfuerzo para prevenir que ascienda junto a Xi. Las autoridades cerraron sitios web izquierdistas que lo respaldaron. Pero no los silenciaron: el 23 de octubre los izquierdistas publicaron una carta a la legislatura nacional, firmada por cientos de personas incluyendo intelectuales y antiguas autoridades, expresando su apoyo a Bo. La pregunta es, ¿qué piensa Xi de todo esto? ¿Le prestará atención a las demandas de la derecha de una rápida liberalización política y económica? ¿Mantendrá el acercamiento ultra-cauto de Hu? ¿Recogerá laposta de Bo como líder de la izquierda?

No hay dudas que Xi es más seguro y cordial que Hu. Su linaje le da una fuerte base de apoyo entre las familias que gobiernan China. Pero los analistas que intentan divinizar sus puntos de vista dan manotones de ahogados. Una reunión reciente entre XI y Hu Deping, el hijo liberal del finado jefe del partido, Hu Yaobang, hizo pensar que quizás tuviera un acercamiento con los reformistas. Lo que ha hecho en Zhejiang inspira a otros a creer que está del lado de las empresas privadas. Su difunto padre, algunos apuntan, tenía opiniones liberales. El Dalai Lama una vez le dio un reloj al padre de Xi, quien lo usó aun después que el líder tibetano se fue al exilio. Eso ha alimentado la especulación de que Xi Jinping podría conciliar con los tibetanos. Abundan los que se hacen ilusiones.

El visitante al pueblo adoptivo de Xi, Xiajang, podría pensar que ha visto algo de democracia. Un ex jefe del partido, dice que los candidatos al puesto de secretario del partido tienen el apoyo del 70% de los pobladores, incluso de quienes no son miembros del partido. Durante su aprendizaje, Xi ha sido cauteloso en no ir demasiado lejos en eso de la política de las urnas. En un discurso poco publicitado en 2010, atacó la noción de "elegir gente simplemente en base a los votos". Ese no es un problema que vaya a enfrentar en el congreso del partido.

(Traducción: Fernán R. Cisnero)

TAPA

La tapa de este suplemento es una adaptación (con un tratamiento digital de Marcelo Oliva) de la clásica serigrafía de 1972 de Andy Warhol del presidente Mao Zedong. Warhol quiso retratar al hombre más poderoso del mundo, un cargo que ahora ocupará Xi Jinping.

La relación con Uruguay

A pesar del reducido tamaño de su economía, Uruguay es un importante socio comercial para China. El intercambio entre ambos países ha ido creciendo de manera sostenida en los últimos años. La fluida relación comercial es la consecuencia de un vínculo político estrecho: China ha enviado periódicamente jerarcas de alto nivel en visitas oficiales a Uruguay. Asimismo, todos los presidentes desde el fin de la dictadura militar uruguaya en 1985 han viajado a Beijing. La excepción a la regla es el actual presidente, José Mujica.

El que sí estuvo en China fue el vicepresidente Danilo Astori, en agosto de 2010. Como respuesta, el entonces vicepresidente de China (y futuro presidente), Xi Jinping, visitó Uruguay un año más tarde y se reunió con Mujica. "Mande la cantidad de chinos que quiera porque acá pueden tener los hijos que quieran", le dijo Mujica a Xi Jinping el año pasado.

La idea de Mujica era que los chinos se radicaran en Uruguay para aprovechar las extensiones de campo sin explotar, según informó el diario Ultimas Noticias.

Las relaciones comerciales entre ambos países se gestionan a través de los orga-nismos gubernamentales UruguayXXI y el Consejo Chino para el Fomento del Comercio Internacional (Ccpit). Según Uruguay XXI, los negocios bilaterales abarcaron en 2010 algo más de 2.600 millones de dólares.

Están concentrados en los sectores manufactureros e industrial, aunque el embajador chino en Uruguay, Qu Shengwu, dijo que estaba "convencido que en el futuro habrá cada día más empresas chinas en Uruguay".

Hasta octubre de 2011, Uruguay había exportado por 603 millones de dólares, mientras que importó por 1.139 millones de dólares.

Los principales productos uruguayos que consumen los chinos son materias primas: carne, soja y productos lácteos. Por su parte, Uruguay es el único país latinoamericano que exporta ganado en pie para el mercado chino.

De China a Uruguay, en tanto, las principales importaciones constan de productos químicos (fertilizantes), textiles (vestimenta) y tecnología. En este punto destaca el trabajo de equipamiento de modems que hizo la empresa ZTE para el Ministerio del Interior y Antel.

En el país hay 11 empresas chinas instaladas. Sin embargo, UruguayXXI señala que la lista proporcionada no es taxativa porque en el país no existe la obligación del registro de empresas extranjeras. Por otra parte, las inversiones chinas abarcan tres rubros: industria automotriz, telecomunicaciones e industria química.

PRIMER MINISTRO INVESTIGADO

La fortuna del abuelo Wen

Tráfico de influencias, abuso de poder e información privilegiada para enriquecerse dibujan la conducta del primer ministro chino, Wen Jiabao (foto), de su familia y amigos durante los últimos años. Las sospechas de la corrupción que reina en las más altas esferas del poder chino, en vísperas del importante congreso del Partido Comunista, se han convertido en evidencias. La familia de Wen Jiabao ha amasado una fortuna durante la permanencia del mandatario en el poder, según informó The New York Times. "Un examen de los registros empresariales y regulatorios indica que los parientes del primer ministro, algunos de los cuales tienen facilidades para llevar a cabo tratos, incluida su esposa, han controlado unos activos cifrados al menos en 2.700 millones de dólares", señala el diario.

Las revelaciones son un golpe para la credibilidad de un líder que ha cultivado cuidadosamente durante su mandato una imagen de hombre cercano al pueblo, hasta el punto de que es conocido popularmente en China como Abuelo Wen. Las páginas web de The New York Times, tanto la versión en inglés como la versión publicada en chino, han sido bloqueadas en el país asiático, aparentemente por los censores. El informe asegura que muchos de los miembros de la familia Wen se han hecho "extraordinariamente ricos" durante su tiempo en el poder. Wen Jiabao fue nombrado primer ministro en marzo de 2003 y abandonará el cargo en marzo. La información, elaborada a partir de los registros existentes en corporaciones y organismos regulatorios entre los años 1992 y 2012, revela supuestos tratos realizados por parte del hijo de Wen, su hija, un hermano menor, un yerno y su madre. La investigación afirma que las inversiones abarcan desde el sector bancario a complejos turísticos, compañías de telecomunicaciones, el negocio de las joyas y proyectos de infraestructuras, en los que los nombres de los propietarios de los activos son ocultados a menudo mediante la utilización de vehículos off-shore o estructuras empresariales complejas.

Durante los últimos dos años, Wen Jiabao ha estado conformando su legado, dando lustre a su trayectoria y cultivando una imagen de reformista.

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