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Peleas por una sonrisa

El "Smiley" tiene 50 años y varios se disputan su autoría

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Para ser un símbolo tan simpático, el "smiley", la amarilla carita sonriente, ha generado bastante polvareda. Y ya cumple 50 años. Está claro que su creador fue el diseñador de Worcester Massachussets, Harvey Ross Ball, a quien en 1963 se le encomendó un símbolo que levantara el ánimo de los empleados de una aseguradora que estaban nerviosos por una serie de movimientos en la empresa. A Ball le llevó 10 minutos (la ilustración es su diseño original) y cobró 45 dólares por el trabajo. La State Mutual Life Assurance la utilizó para hacer afiches, botones y pegatinas como una manera de contagiar una sonrisa en los empleados.

El diseño era básico, un par de óvalos estrechos para los ojos (uno más grande que el otro) y una gran sonrisa.

Era algo tan coyuntural que ni Ball, ni State Mutual registraron el diseño, de acuerdo a un artículo en smithsonian.com. No se imaginaron lo que venía.

A comienzos de la década de 1970, los hermanos Spain, Bernard y Murray, dueños de una tienda de tarjetas, descubrieron el símbolo, y aunque sabían quién era su creador, le agregaron la frase "Have a Happy Day"

("Que tengas un día feliz") y lo registraron en 1971. Ese mismo año vendieron 50 millones de botones con la sonrisa y su eslogan, quizás como un aliciente para un país ganado por la desesperación social y con soldados en una guerra. El programa What`s My Line, muy popular en la década de 1970, ayudó a popularizarlo aún más y los hermanos Spain se llevaron todo el crédito.

En Europa otros también vieron el negocio. El periodista francés Franklin Loufrani lo registró y lo utilizó para subrayar las escasas buenas noticias en el diario France Soir.

Loufrani lo bautizó Smiley y lo registró en un centenar de países. Su Smiley Company, a cargo de su hijo Nicolás, hace unos 130 millones de dólares al año licenciando su uso. Uno de los grandes negocios que hizo Loufrani fue venderlo como uno de los emoticones más populares. Su estrategia es rechazar que haya sido una creación de Ball, aduciendo que es un diseño tan básico que no puede ser de nadie. En su sitio web dan evidencias de que ya existía hace 5000 años.

Ese argumento no les sirvió en Estados Unidos, donde al símbolo se lo había apoderado la poderosa cadena de tiendas Walmart que lo utilizaba como su logo corporativo desde 1996 y lo reclamaba como propio. Se gastaron unos 10 años y millones de dólares en abogados en ponerse de acuerdo.

En 2001, Charlie Ball, hijo del creador del símbolo, intentó recuperar el viejo espíritu de su padre y fundó World Smile Foundation (Fundación Mundial de la Sonrisa), que dona dinero a la caridad a partir de la venta del Smiley.

A pesar de todas las demandas y reclamos de derechos de autor, el símbolo está en todos lados. El artículo de The Smithsonian calcula unas decenas de miles de variaciones en objetos, posters, moda y arte. Pasó, eso sí, del optimismo original a ser primero una declaración un tanto irónica sobre el estado de las cosas y luego un símbolo de la cultura del baile y las drogas en la década de 1990. En el comic Watchmen, además, el símbolo se convierte en una declaración de principios casi punk contra el sistema.

El propio Dave Gibbons, el autor de la historieta lo explica muy bien: "Es un campo amarillo con tres marcas. No puede ser más simple. Es hasta cierto punto una cosa vacía, lista para ponerle un significado. Si lo colocas en una salón maternal, queda bien. Si lo pones en una máscara de gas de un policía antidisturbios, entonces se vuelve algo completamente diferente".

Esa ubicuidad es la que ha hecho a esa sonrisa tan famosa como la de la Mona Lisa. Es por eso que ya van 50 años que está en la vuelta. Y es por eso que se pelean por ella.

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