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Al alcance de la mano

El 11 de noviembre de 1991 se hizo la primera llamada por teléfono celular en Uruguay. Veinte años después, a pesar del escepticismo inicial, se volvió un elemento indispensable para comunicarnos y entretenernos. Y es solo el comienzo.

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Eloísa Capurro

Ratón, te llamo desde el celular!". Eso le dijo el ex presidente Luis Alberto Lacalle, a su esposa, Julia Pou. Fue la segunda conversación telefónica vía celular que hubo en Uruguay, hace 20 años, el 8 de noviembre de 1991. La primera llamada había sido al entonces vicepresidente Gonzalo Aguirre quien, recuerdan participantes, demoró bastante en contestar. Aguirre aseguró a este suplemento que todavía hoy no tiene teléfono celular.

"Cualquier cosa llamame al 094445501", siguió diciendo el ex presidente Lacalle a su esposa, sin prestar atención a las cámaras de televisión que filmaban aquella llamada inaugural, en algún lugar de Canelones. La anécdota la cuenta el por entonces integrante del directorio (y luego presidente) de Antel, Gabriel Gurméndez. Los protagonistas no la recuerdan con tanta precisión. "Pero presidente, ¡está dando su teléfono a todo el país!", le alertó Gurméndez.

Es que era difícil entonces pensar en el alcance que tendría la telefonía celular. Para demostrarle a los escépticos la importancia de esa llamada, Gurméndez declaraba que en Suecia, uno de los países más avanzados en el tema, "el 6% de la población tiene celulares". Nadie le creía mucho.

Pero la telefonía celular creció. Según el último informe de la Ursec, de junio de este año, hay 136 celulares cada 100 habitantes en Uruguay. El número viene en un aumento acelerado desde 2005 sin señales de frenarse.

Se calcula que los uruguayos hablaron más de 2.600 millones de minutos vía celular en el primer semestre de 2011. Un 89% de esas llamadas fueron a otros teléfonos móviles. Y en ese mismo semestre se enviaron más de 2.700 millones de mensajes de texto.

Uruguay es, así, el tercer país latinoamericano con mayor densidad de telefonía móvil. Solo lo superan Paraguay y Argentina. Y este último, lo hace apenas: hay 141 celulares por cada 100 argentinos. Solo cinco más que en Uruguay.

Es que la tecnología avanzó. Y pasó mucho desde aquel Motorola KS200 que usó el ex presidente Lacalle y que se conectaba a una caja portátil de cinco kilos. "En ese entonces, el teléfono celular luchaba por salir de las valijas de los autos e instalarse en los bolsillos. El equipo más barato, el `medio ladrillo` le decíamos en broma, costaba 1.500 dólares", dice Pablo de Salterain, presidente de Telefónica-Movistar Uruguay y uno de los participantes de aquella conversación inaugural.

De Salterain contestó a este suplemento vía correo electrónico, desde su teléfono celular mientras circulaba en un auto en un tramo desértico de una carretera en la Mongolia china. "Esta ruta, de 6.000 kilómetros, tiene cobertura celular de tercera generación ininterrumpida. Compiten a lo largo de su extenso recorrido dos operadores gigantescos que ya prueban la norma LTE, la cuarta generación del servicio".

Los tiempos, está claro, cambiaron.

en competencia. Las negociaciones para que la telefonía celular ingresara a Uruguay fueron largas. De hecho comenzaron en 1987, bajo la presidencia de Julio María Sanguinetti y con el ingeniero Raúl Buela como presidente de Antel. El servicio ya estaba utilizándose en Chile, Argentina comenzaba a instalar todo lo necesario para reproducirlo. Y Uruguay seguiría, también, el camino.

Pero desde el inicio se supo que en el negocio estarían los privados. "Antel no tenía capital para empezar con eso", dice hoy Buela. De hecho, al momento en que el servicio comenzó a funcionar, la prioridad del ente todavía eran las 100.000 líneas fijas que tenía en el debe. Hoy la telefonía celular pesa lo mismo que la telefonía fija en la facturación del ente estatal: un 40% del total.

Así, la primera llamada en Uruguay la hizo la empresa Movicom. Aunque, en un país donde no había tradición de asociación entre empresas públicas y privadas, lograrlo no fue nada sencillo (ver recuadro). Más tratándose de un servicio que, todavía, era de lujo. "Movicom tardó un año en vender los primeros mil celulares", dice De Salterain. "Movistar, 15 años después, llegó a vender 100 mil en un mes".

Se pensaba, recordó, que el tope de penetración del servicio sería el 3%. Ex jerarcas de Antel recordaron que se estimaba que en el primer año se venderían entre 10.000 y 12.000 servicios. Lo que se pensaba que sería usado solo por gente de determinado estatus social, hoy es de los servicios más populares.

Y, como en sus inicios, el negocio sigue siendo uno de competencia entre privados. Según la Ursec, Movistar, que pertenece a Telefónica, tiene hoy un 38% del mercado y Claro -la compañía más nueva y que pertenece al mexicano Carlos Slim, el hombre más rico del mundo- un 16%.

Antel, igual, sigue siendo líder. Tiene un 46% del total de los servicios celulares. Y eso que en el negocio llegó segunda. La primera llamada vía celular que se hizo desde un servicio netamente estatal fue en setiembre de 1994. "La primer decisión importante que se tomó fue que hubieran dos servicios con dos bandas", dice Rosario Medero, ex presidenta de Antel. "Era lo que sucedía en casi todas partes del mundo. Eso fue un cambio grande con respecto a lo que venía del gobierno anterior".

La competencia, entonces, impulsó al crecimiento del servicio que se multiplicaba por dos o por tres cada seis meses. Eso y el avance de la tecnología, que hizo que los fabricantes lograran aparatos más baratos y más cómodos. Pasamos de aquel primer DynaTAC 8000 que pesaba casi 800 gramos, medía unos 25 centímetros y sostenía apenas una llamada de una hora, a los actuales smartphones que, con acceso a internet ya conforman el 17% del mercado local. Según datos de la Ursec hay más de 580.000 servicios de banda ancha que se utilizan a través de un teléfono celular.

Así, más portátiles, esos pequeños aparatos son cada vez más significativos en nuestras vidas.

Fobia y dependencia. Este año en el Reino Unido se descubrió una nueva fobia: la de salir de casa sin el celular. Un estudio hecho en más de 2.000 personas reveló que el 53% de ellas sentían "ansiedad" si perdían su teléfono celular, se quedaban sin batería o no tenían cobertura de red. Los niveles de estrés, señaló el estudio, podían compararse a los que puede sentirse en dos eventos muy particulares: antes de casarse o antes de visitar al dentista. Así nació la "nomofobia", el miedo a vivir por ahí sin un celular.

"Se ha relacionado muchísimo con necesidades básicas", dice el psicólogo Roberto Balaguer. "Es estar conectado, existir, comunicarse con los otros. Y se vuelve entonces un objeto indispensable. Ahora que se empieza a relacionar con las redes sociales, mucho más todavía".

El celular llegó para romper reglas. Hoy es difícil realizar un encuentro con amigos sin mandar un SMS que solo diga: "Estoy saliendo". Ha sido por los teléfonos celulares que uno ya no necesita recordar cuál es el número de tal o cual amigo. Es un contacto más en la agenda. Y aquello de no llamar a una casa de familia después de las 10 de la noche, también quedó caduco. Después de todo, uno llama al celular. O manda un SMS.

"Cuando tenés un celular estás siempre disponible hacia los otros", dice el psicólogo. "Es como un índice de popularidad, pero que te vuelve muy esclavo también y muy dependiente de ese tipo de comunicación". Un 50% de las personas estudiadas en Reino Unido declaró que nunca apaga su celular. Nunca.

Y cambió también, nuestra forma de hablarnos. Los mensajes de texto favorecieron a una escritura de abreviaturas que rompe con las reglas del idioma. "Es un avance en la comunicación. Y en todo caso es un retroceso en la ortografía", dice el ingeniero Juan Grompone, integrante, además, de la Academia Nacional de Letras. "Los acentos son difíciles de poner en un teléfono. Entonces en un lenguaje como el español, que tiene acentos todo el tiempo, evidentemente se suprimen. En lugar de poner `que`, la palabra más usada en el español, se usa la q".

Los teléfonos celulares pueden haber empujado a simplificar nuestra lengua. Pero, dice Grompone, esto puede ser solo un "mal juvenil". "A esta altura ya empiezan a tener o teclado completo o sino un teclado que aparece en los que tienen pantalla táctil. Esto es una cosa que va a pasar".

el futuro. "Me imagino un país donde las personas tengan dispositivos cada vez más inteligentes", dice la presidenta de Antel, Carolina Cosse. "Que lleguen a la casa y ese dispositivo se conecte a algo, por ahí un gran monitor, y que forma parte de la red de la casa". De hecho, ya debe haber muchos uruguayos bastante cerca de esa premonición.

En su despacho en la Torre de las Telecomunicaciones -edificio moderno si los hay- no apaga el netbook ni su smartphone durante la entrevista. Habla de los planes del ente para implantar la tecnología 4G, el próximo salto que la telefonía celular está por dar en Uruguay.

Durante este año el ente hizo pruebas de campo con la tecnología, que permite un acceso a internet móvil mucho más rápido. Y esta semana ya comenzaron las tratativas para comenzar a ofrecer planes en la primera quincena de diciembre en Punta del Este.

Aunque, por ahora, serán para los sectores que más puedan pagar. "Esta tecnología es muy nueva, sería el primer despliegue comercial en América Latina. De cualquier forma Antel va a lanzar planes comerciales atractivos", dice Cosse.

De a poco los teléfonos celulares comienzan a ser vistos como servidores de datos. Aunque todavía en el mundo se utilicen, mayoritariamente, para comunicaciones de voz. "Hay operaciones bancarias que se pueden hacer por teléfono", dice el ingeniero Grompone. "Pienso que cada vez se va a usar más como terminal. Además se podrían facilitar mil cosas como enviar la factura del consumo eléctrico. Y dar publicidad".

Igual Uruguay tiene todavía otros temas en el debe. En el Parlamento se discute un proyecto de ley para que el número de teléfono celular pertenezca al usuario, más que a la compañía. Y los operadores recién hoy avanzan en la creación de una base de datos común que permita, por ejemplo, bloquear un móvil que ha sido hurtado.

Mientras, los usuarios siguen pujando por más servicios, más baratos. Y las formas de comunicación, siguen transformándose. "Los cambios son más rápidos y acelerados y van surgiendo siempre nuevos dispositivos que se relacionan con necesidades psicológicas y sociales", dice el psicólogo Balaguer. Todo en una carrera que es difícil saber dónde nos llevará en los próximos 20 años.

1990: el inicio

La primera conversación telefónica en Uruguay se dio en un Motorola KS200. "Era un armatoste. Era grandísimo", dice el ex presidente Luis Alberto Lacalle. El celular estaba conectado a una caja que pesaba unos cinco kilos. El DynaTAC 8000, el primero en el mundo, pesaba 800 gramos.

1996: más portátiles

Con el tiempo los celulares fueron haciéndose más compactos que aquellos "ladrillos", como eran conocidos. El Startac, el primero con tapa, se lanzó al mercado en 1996. Entonces había dos operadores en Uruguay: Movistar y Ancel.

2003: tecnología gsm

Ancel incorporó la tecnología GSM (Global System for Mobile Communications, por su sigla en inglés). La tecnología permitió, entre otras cosas, la popularización de los mensajes de texto. El Nokia 1100 llegó a ser en 2007 el más vendido del mundo.

2007: tecnología 3g

En julio de 2007 Ancel comenzó a comercializar la tecnología 3G que permitió, entre otras cosas, la transmisión de datos (correos electrónicos por ejemplo). Ese año la cobertura de teléfonos móviles de Ancel llegaba al 70%. Y ya se había sumado un tercer operador al mercado: Claro.

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