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Quiénes son los que dejaron el cobijo del sueldo mensual

Lograr mayor independencia e ingresos son los principales motores de los emprendedores en el mundo; en lo local, la actitud y el sentido de la oportunidad son clave para despegar

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POR Gabriela rocha |

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Tuvo mucha suerte; tiene una inteligencia prodigio; estudió Ingeniería o Economía, a mí no me da la cabeza; el apellido lo ayudó. Muchas pueden ser las excusas que se interponen entre el espíritu emprendedor y el uruguayo común, cómodo bajo la cobija del sueldo mensual y al que, además, poco le hablaron del tema en la escuela, liceo o facultad y que creció escuchando algunas versiones que ensalzan lo bueno de ser empleado público y, más aún, que demonizan al empresario. Pero lo cierto es que los que dijeron chau al cómodo lugar en una empresa seguro compartan varias de las características que tiene quien está leyendo este informe.

A nivel global, la mayoría de los emprendedores de alto crecimiento iniciaron su negocio en primer lugar para ser más independientes y, en segundo, para incrementar sus ingresos, según el High-Impact Entrepreneurship Global Report (un informe de 2001 elaborado en conjunto por Endeavor, Ernst & Young y el Global Entrepreneurship Monitor, GEM). Esos dos móviles principales dejan en evidencia que no se trata tanto se ser un iluminado, sino más bien de querer ganar mejor. Luis Moroni, fundador de la red de gimnasios Aerobic, fue claro: "No quería depender del sueldo por hora" de profesor de educación física.

Para el director de Dicasold (representante de Sancor y Bauducco, entre otras marcas), Javier Vitabar, lo económico también pesó, ya que venía de una "familia humilde" y tuvo que formar otra "prematuramente". "Decidí que saldríamos adelante con un emprendimiento propio y donde todo el esfuerzo tendría una mayor recompensa", señaló.

Pero luego de tomar la decisión hay que esperar el momento justo. Moroni aprovechó una oportunidad concreta que se presentó en el mercado del fitness para independizarse a los 23 años. Vinculado también a una coyuntura del rubro fue el móvil de Aldo Alfaro para fundar Media Office cuando tenía 33 años, luego de haber sido durante 15 empleado en empresas del sector. "La agencia de publicidad en la que yo trabajaba en ese momento estaba en vías de cierre y al mismo tiempo el mercado de las agencias de medios estaba en pleno desarrollo", recordó y agregó que "todos los días" aprende a ser empresario.

Iván Ibarra (que creó su propia productora, Zur Films, a los 33 años, luego de trabajar durante casi 14 en Canal 10 como productor), enumeró sus razones para emprender así: "La necesidad de buscar nuevos desafíos; poder elegir la gente con la que trabajar y de qué modo; elegir mis proyectos y mis problemas; manejar mis tiempos". Él es como la mayoría de los emprendedores locales, ya que, según la versión local del GEM -que ejecuta el Instituto de Estudios Empresariales de Montevideo-, cada vez más quienes arman su empresa lo hacen no por tener "apremios económicos", sino que eligen esa opción entre otras disponibles.

Otros, como el director de la firma de arquitectos que lleva su nombre, Ruben Flom, ni siquiera se plantearon el ser empleados, tal vez impulsados por una profesión que fomenta los negocios independientes. "Mi objetivo fue consolidar un estudio de arquitectura que pudiera plasmar todas las expectativas generadas durante los años de estudio y formación", aseguró quien además hoy dirige World Trade Center Free Zone y decidió que sería arquitecto a los 9 años, cuando falleció su padre, también arquitecto.

la universidad y la calle

Un 31% de los emprendedores de alto crecimiento en el mundo cuenta con título de grado, mientras que 23% con uno de posgrado. Pero pese al alto nivel académico en esos casos, la experiencia de muchos da cuenta de que la formación no es excluyente para lograr que un negocio propio prospere.

El empresario Hebert Crespi -propietario de la cadena de electrodomésticos que lleva su apellido-, aseguró que tuvo "la mejor formación empresarial no curricular en la vida comercial al tener el privilegio de conocer, compartir y aprender de referentes del ramo en el país". Lo mismo le sucedió a Vitabar que, si bien fue realizando diversos cursos, siempre ha estado "muy atento y perceptivo a las personas y clientes con mucha experiencia".

Pese a que la calle ayuda, la Universidad puede dar un empujón aún mayor. Tal es el caso de Ibarra que, aunque no se recibió, hizo gran parte de la carrera de Administración de empresas en la ORT. "Me ha servido mucho en este momento de mi vida", apuntó. Aunque no específicamente formación empresarial, el haber estudiado otra carrera también aporta. En ese sentido opinó el fundador de Postres Olaso, Juan Pablo Duró, que es ingeniero agrónomo. "Si bien lo empresarial lo fui adquiriendo en el día a día, la formación profesional ayudó muchísimo, se ven las cosas desde una perspectiva muy interesante", sostuvo.

De la manera que sea, la actitud es clave durante toda la vida del emprendedor. Esto es "como ir subiendo una montaña, que no termina nunca", graficó Moroni. Crespi destacó los momentos turbulentos: "Cada crisis que sufrimos fue como una refundación". Estas dificultades u otras barreras autoimpuestas llevan a que en Uruguay aún no sean tantos los que se animan al negocio propio.

La TEA (Actividad Emprendedora Temprana, índice desarrollado por el GEM que mide a los individuos involucrados en la creación de empresas) fue de 11,7% en 2010, casi la misma que los cinco años anteriores. La diferencia entre los que no se animan a dar el salto y los que sí parece ser de convicción ya que el 88% de los últimos creyó que tenía los conocimientos para arrancar su negocio, según el High-Impact Entrepreneurship Global Report.

La mayoría tiene carrera de grado

De los 24 equipos que ha financiado Fondo Emprender (que aporta capital para emprendimientos jóvenes), la gran mayoría fueron masculinos (hay cuatro casos mixtos y sólo uno femenino). La mayorparte tiene más de 30 años, experiencia laboral y una carrera universitaria.

En otro extremo, los emprendedores Endeavor en Uruguay también se caracterizan por un nivel alto de formación ya que 77% cuenta con una carrera de grado y 15% con posgrados. En tanto, 4% completaron sólo secundaria y 4% sólo primaria.

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