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El puesto callejero perdió el monopolio

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La torta frita, uno de los alimentos tradicionales por excelencia, ya no se encuentra sólo en la calle o los eventos públicos sino que llegó a las panaderías, que lo venden sólo en invierno, y a los supermercados, que comenzaron a comercializar una versión congelada; el poco tiempo del que disponen las familias para la elaboración de esos alimentos explica en parte la tendencia

POR MARIANA GODAY

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La asociación sigue siendo casi instantánea: si llueve se come tortas fritas. Si bien la receta para elaborar este tradicional alimento es la misma desde que llegó al Río de la Plata junto a los alemanes, se han sumado nuevas maneras de consumirlas (con azúcar o dulce de leche) y puntos de venta, como las panaderías -con venta al público e incluso delivery- o las versiones congeladas que llegaron al supermercado.

Pero los puestos callejeros y las casas de familia fueron y seguirán siendo los principales centros de elaboración de este producto, cuya clave es el agujero del medio y que sea redondo (entre 15 y 25 centímetros de diámetro), como indica la tradición, aunque algunos lo prefieran rectangular y más pequeño. Sea de la forma que sea, lo que no puede faltarle es la grasa.

Las dos principales empresas productoras de ese ingrediente para consumo, Comsa y San Jacinto, venden unos 700.000 kilos por mes en promedio. La industria panadera, los supermercados y los tortafriteros son los clientes principales.

Nuevos canales

En la panadería La Coruñesa ya sobre fines de mayo comienzan a elaborar tortas fritas para venta en el local y para envíos. «Todos los días salen unas 70 tortas y cuando llueve se cuadriplica la venta. Hemos tenido picos de entre 700 y 900 en un día», contó Claudia Rodríguez, encargada del local.

La relación se mantiene en los puestos callejeros. Silvio Olivera, presidente de la Asociación de Tortafriteros del Uruguay (ATU), señaló que las ventas de su puesto oscilan entre las 80 y las 120 unidades, cifra que crece en los días de lluvia, más aún si es principio de mes, «cuando la gente tiene dinero en el bolsillo». En las panaderías el costo ronda los $ 15 mientras que en los puestos oscila entre $ 11 y $ 13.

Mientras tanto, la torta frita congelada ya es una realidad. Con los ritmos de las familias modernas es difícil que una ama de casa que además trabaja ocho horas, tenga tiempo para prepararlas. Este fue uno de los argumentos que tomó en cuenta Comsa para lanzar el invierno pasado paquetes de 12 unidades congeladas que se venden en algunas cadenas de supermercados y puestos de congelados a $ 67. Eduardo Insúa, director de Comsa (Compañía de Oleos y Mantequillas Sociedad Anónima) explicó que el producto también se vende en grandes cantidades para eventos masivos, como un recital o un partido de fútbol, donde se pueden llegar a colocar hasta 3.000 unidades en un par de horas. Pastas Giuliana también comercializa su versión de tortas fritas prontas para freír en un paquete de 12 unidades a $ 91.

Ingrediente clave

Diego Méndez, jefe de Ventas de Ondil, empresa distribuidora de grasa San Jacinto, explicó que la firma no le vende directamente a los tortafriteros, sino que distribuyen a supermercados y panaderías. Agregó que el 90% de las ventas de los paquetes de medio kilo que hacen los supermercados está destinada a la elaboración de tortas fritas.

«En invierno se vende un 60% más. En promedio rondamos los 300.000 o 400.000 kilos por mes», explicó. De ese total, un 30% va a los supermercados y el 70% restante a las panaderías en paquetes de 15 kilos.

Por otra parte, Insúa, de Comsa -empresa que junto a San Jacinto concentra el 90% del consumo de grasa- contó que su firma vende unos 300.000 kilos mensuales y es la proveedora de los puestos callejeros, unos 1.000 en total, según estimaciones de ATU.

«El porcentaje grasa que va a los tortafriteros ronda el 10%», contó Insúa. Y agregó que Comsa tiene un posicionamiento de 90% en supermercadismo.

Las panaderías, principales compradoras de ese producto, destinan parte de este insumo a la elaboración de tortas fritas en invierno y algunas sólo los días de lluvia, como la confitería 25 de Mayo, porque en esos días las ventas son mucho mayores.

Permisos provisorios

ATU, que nuclea a 200 tortafriteros, espera que la Intendencia de Montevideo le otorgue el permiso definitivo para poder vender en la calle. Hoy cuentan con permisos provisorios por tres mes meses para 20 vendedores. Estela Ramos, creadora de la asociación, contó que el reglamento que los rige fue elaborado por ellos mismos y aprobado por la comuna y la Junta Departamental. Establece, por ejemplo, que los puestos deben tener vitrina y que la persona que cocina no puede ser la misma que cobra.

«La torta frita es criolla y es del público uruguayo de la calle. Ponés un local de lujo en 18 de Julio y no vendés. No es lo mismo que la gente venga y sienta el dolorcito. Eso es la tradición», explicó el presidente de ATU.

Si bien estos productos no tienen un precio fijo por unidad, en las panaderías rondan los $ 15, mientras que en la calle oscilan entre los $ 11 y los $ 13.

Ondil, la distribuidora de grasa de San Jacinto, vende un 60% más de grasa en invierno. El 30% de su mercadería se distribuye en supermercados y el 70% va para la industria panadera.

Comsa y Giuliana colocaron en algunas de las principales cadenas de supermercados un nuevo formato: las congeladas. Aseguran que el segmento se encuentra en crecimiento.

Los días de lluvia las ventas se disparan, tanto en los puestos callejeros como en las panaderías. En La Coruñesa llegaron a picos de venta de más de 700 tortas fritas por día.

1000

son los vendedores ambulantes de tortas fritas existentes en Montevideo según estimaciones de la asociación que los nuclea. Ese número ha crecido en los últimos años.

10%

de la grasa producida por Comsa la compran los puestos. «Somos proveedores los tortafriteros porque casi todos fritan con nuestra grasa», indicó el director de la empresa.

FIESTA PROPIA

La Fiesta de la Torta Frita, que se desarrolla desde hace cinco años en el departamento de Canelones, fue declara de interés cultural por el Ministerio de Educación y Cultura.

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