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Pressur se recupera de los problemas con Argentina y gana nuevos mercados

| Ecuador, Costa Rica, Chile, México y Brasil sustituyeron buena parte de las ventas que se perdieron en la vecina orilla

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LUIS CUSTODIO

La gráfica Pressur es una empresa de alto valor tecnológico y competitiva en la región, que está en camino de superar las severas dificultades generadas por depender de un solo mercado que prácticamente desapareció, cuando Argentina comenzó a aplicar medidas restrictivas a las importaciones, a fines de 2011.

En la actualidad y a partir del alejamiento del propietario y fundador de la firma, Pressur se prepara para convertirse en empresa autogestionada, con un horizonte de producción de un millón de libros por mes y una diversificación de mercados que le permite proyectar el futuro con otra tranquilidad. Sin embargo, los pasivos generados desde el momento en que se perdieron buena parte de los clientes argentinos, son un pesado lastre que pretenden superar a través del Fondo de Desarrollo, en negociación que ya lleva varios meses.

NEGOCIOS COMPLEJOS

Las medidas dispuestas por el gobierno argentino en septiembre de 2011, que implicaron una drástica reducción de las importaciones con la finalidad de cerrar el año con un superávit en la balanza comercial, afectaron seriamente a esta empresa. Entre las distintas medidas adoptadas, se aplicó la denominada regla "1 a 1"; esto es, por cada dólar importado se les exige a las empresas argentinas un volumen de exportaciones por un monto similar. En el caso de los importadores de libros de la vecina orilla, que solamente atienden su mercado interno y no estaban en condiciones de equilibrar esa paridad dispuesta, las importaciones se congelaron.

"El daño fue enorme, nos quedamos de un día para el otro sin nuestros clientes", recuerda Enrique Gaucher, Gerente de producción de Pressur. En octubre de aquel año "no podíamos vender nada, fue terrible -añade- pero teníamos trabajos en curso y seguimos con las producciones que no sabíamos si el cliente iba a retirar o no, en medio de una gran incertidumbre".

Asegura que algunas producciones se tuvieron que destruir en la planta, ante la imposibilidad de colocarlas. Pone como ejemplo "un coleccionable que se repartía con un diario, el que fue imposible entregarlo en fecha para su circulación y tuvimos que destruir los 20 mil ejemplares".

TRABAJO EN RIESGO

En aquel momento, en la planta de Nueva Helvecia trabajaban 190 personas y la disyuntiva de qué iba a pasar con todos ellos, estaba presente.

Mientras se mantenía el trabajo para unos pocos clientes argentinos que tenían cupo para importar, se debió cortar uno de los dos turnos de producción y enviar a un centenar de trabajadores al seguro de paro. "Felizmente eso ocurrió solamente un mes, porque al siguiente pudimos reinstalar los dos turnos, aunque con la instalación de un seguro de paro rotativo que nos permitió mantener a toda la plantilla", sostuvo Gaucher.

Uno de los clientes importantes que Pressur tenía en Argentina era el diario La Nación, "que tuvo que dejar de comprarnos", dice. Finalmente, a través de una editorial que sí tenía cupo para importar, se retomaron las ventas para ese cliente.

Paralelamente, y en la búsqueda de nuevos mercados, se logró abrir una corriente exportadora hacia Brasil, pero las dificultades generadas a partir del tipo de cambio recortaron parte del optimismo.

El ejecutivo comentó que, cuando la crisis del comercio con Argentina le pegó de lleno a Pressur, "ya habíamos comenzado a explorar nuevos mercados. Y ante las dificultades, dirigimos buena parte de nuestros esfuerzos hacia otros países de la región, lo que nos permitió ir sustituyendo poco a poco los negocios perdidos con Argentina".

La búsqueda de nuevos mercados fue acompañada de otro enfoque, dado que se accedió a clientes de menor escala y la diversificación de la cartera de destinos generó nuevos desafíos. "Era un momento donde acumulábamos deudas, en medio de una situación económica muy difícil pero no dejamos nunca de producir y en ningún momento se paralizó totalmente la planta", afirma.

MÁS TRABAS

Las restricciones desde Argentina no pararon allí. Poco tiempo después se dispuso la aplicación de una barrera para-arancelaria que limitó a los productos editoriales que no cumplieran con restricciones ambientales de contenido de plomo. Los importadores deben presentar -la medida aún esta vigente- una declaración jurada por la cual aseguren que los ingresos no superan el límite impuesto.

Gaucher destaca que "teníamos que mandar un libro impreso como muestra y lo analizaban para ver si la tinta contenía plomo, lo que se transformó en una demora inmanejable. Se tardaba entre 30 y 60 días para que dictaminaran que las tintas no contenían plomo. Los encargos tenían que estar hasta dos meses paralizados y a los clientes les convenía cada vez menos. Compramos tintas libres de plomo en Alemania y enviamos los certificados a Buenos Aires, pero no hubo forma de evitar los trámites, por tanto muchos clientes pasaron a imprimir en su país".

El ejecutivo asegura que la reciente eliminación de la exigencia de Licencias no automáticas de importación "no cambia mayormente el panorama para nuestro sector, al mantenerse el resto de las restricciones que nos afectan desde 2011".

AUTOGESTIÓN

Después de un primer semestre de 2012 con muchas dificultades, en la segunda mitad del año la producción logró estabilizarse y se suspendió el envío de trabajadores al seguro de paro, aunque quedaron cerca de 40 trabajadores por el camino que, ante la incertidumbre, optaron por otros rumbos.

Sin embargo, en medio del proceso de recuperación de los niveles de producción, el propietario y fundador de Pressur, un uruguayo residente en México, decidió desprenderse de la empresa y los niveles de incertidumbre entre los integrantes de la plantilla, volvieron a subir.

"De todos modos fue un proceso sin grandes traumas -cuenta Gaucher- ya que el empresario nos trasladó su intención de traspasarnos la planta, otorgándonos facilidades para concretar la operación".

Destaca que las negociaciones se dieron sin conflictos entre trabajadores y empresario, el que descartó vender la planta a otros eventuales interesados ante el potencial riesgo de un desmantelamiento del emprendimiento productivo.

Otro rasgo particular de esta negociación es que, en la autogestión que se plantean los trabajadores una vez que cristalice la desvinculación del empresario, participarán los cuadros gerenciales de la empresa. "Eso nos da la fortaleza de no perder las principales líneas de gestión de Pressur", puntualizó.

Actualmente, se trabaja en la formación de la cooperativa de trabajadores que confían pueda pasar a controlar la planta en pocos meses. "Cambian los accionistas, pero se seguirá trabajando en las mismas condiciones que hasta ahora", indicó.

Para hacer frente a la propiedad de la planta, la cooperativa debe afrontar los pasivos existentes, "para lo cual contaremos con el apoyo del Fondo de Desarrollo (Fondes) con el que se negocia hace varios meses". Asimismo, existe otra línea de negociación con el Banco República, principal acreedor de la empresa, al haber financiado la maquinaria existente.

MERCADO CAUTIVO

La dependencia de Argentina no era casual. En especial, la producción de libros de tapa dura, rubro en el que el vecino país importa buena parte de lo que comercializa. Según explicó Gaucher, "no existen talleres equipados con el tipo de maquinaria y procesos de producción con que contaba Pressur. Por lo tanto éramos muy competitivos".

Desde la crisis de los últimos meses de 2011 en adelante, Gaucher dice que el objetivo principal no fue crecer en los niveles de producción, "sino que apostamos al rediseño de la forma de trabajo para que la empresa pudiera seguir siendo competitiva".

El complejo proceso de pérdida de mercado, que aún no han superado totalmente, ha llevado a modificar las estrategias de comercialización, "evitando depender de un solo mercado grande y sus vaivenes", precisa.

Actualmente, el 20% de la producción se coloca en Argentina (hasta 2011 era el 70%) entre clientes que tienen cupos de importación y pudieron mantener la corriente comercial. Ecuador, Costa Rica, Chile, México y también Brasil, son los nuevos destinos a los que llega la producción gráfica de la firma.

Asimismo, exploran la posibilidad de trabajar con Venezuela, Perú y Colombia, países con industria gráfica local desarrollada, pero en los que Pressur puede competir en precio y calidad, según sus integrantes.

Por otra parte, el 8% de lo que se produce se coloca en el mercado local, para clientes que trabajan con publicaciones de alta calidad y también coleccionables que se distribuyen con los diarios.

Para 2013 "buscamos estabilidad -dice Gaucher- para poder consolidar a la empresa en su nueva configuración. Seguramente, vamos a crecer en cuanto a unidades producidas, pero sobre todo nos interesa consolidar los nuevos procesos".

Una planta con capacidad para producir un millón de libros por mes

-Pressur fue fundada en 2004 en la Zona Franca de Colonia Suiza, como una imprenta de vanguardia en lo tecnológico, dedicada a la producción gráfica de libros y revistas para editoriales de todas partes del mundo. Desde 2005, cuando inició la fabricación a gran escala, hasta el presente, ha producido 80 millones de libros.

Por sus características, es una planta única en el país, destinada 100% a la producción editorial. En la planta está toda la cadena, desde el plastificado de las tapas, el armado de los pliegos y los distintos sistemas de encuadernación, hasta la confección final del libro.

Su ubicación en el departamento de Colonia no solo responde a las ventajas que le otorga ser usuario de una zona franca, sino también la proximidad con su proveedor estratégico, que es Fanapel.

"Si importamos papel de Europa o de Asia, tarda por lo menos 90 días en llegar -explica Gaucher- mientras que con Fanapel tenemos producciones que en pocas semanas están prontas para utilizar. Además, compramos el papel en la medida de nuestras máquinas y evitamos tener desperdicios". Una mejor utilización de los insumos que mejora las condiciones de competitividad de la producción de Pressur.

El Gerente de Producción de Pressur asegura que la firma ha logrado ser muy competitiva en la región. "Tenemos un modelo de gestión que nos permite ser eficientes, mantener buenos niveles de producción y estándares de calidad. Se trata de una planta modelo que no puede desaparecer, por sus características únicas y por lo que representa para la zona donde está enclavada", argumentó.

La planta tiene una capacidad de producción de 1 millón de unidades por mes; actualmente se producen en promedio 750 mil unidades mensuales.

La expectativa de llegar a la capacidad máxima de la planta dependerá de la consolidación de la nueva firma. Si eso ocurre, aseguran que se necesitará más personal, el que necesitará ser formado dadas las exigencias técnicas que tiene la tarea.

Nuevos proveedores de Walt Disney

-En la producción de enciclopedias y libros infantiles, Pressur sumó a Walt Disney a su cartera de clientes, un contrato que se logró después de la crisis con Argentina y que ayudó a la firma a comenzar a superar esos problemas.

Gaucher comenta que en enero se envió a Costa Rica un millón de ejemplares de la producción de Walt Disney, que desde allí se distribuyen en Centro América.

Una ventaja comparativa de Pressur es su ubicación en una zona franca. "Para el caso de Walt Disney, y puede suceder también con otros clientes, hay muchas publicaciones que se distribuyen junto con un juguete", explica.

"Estando ubicados en una zona franca, podemos recibir, como pasa ahora, juguetes provenientes de China, que luego adosamos a la publicación y los dirigimos hacia nuestros clientes que distribuyen las producciones en la región", subraya.

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