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Déficit de lectores en América Latina

| Las editoriales se esfuerzan por fomentar la lectura en sus clases medias, pero enfrentan duros obstáculos

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Pequeños dedos serpentean por los agujeritos de las páginas del libro "A moverse" ("Let´s Get Moving"), un libro de ilustraciones para niños que permite a sus lectores hacer de cuenta que su dedo es la cola de un gato, o el pico de un pingüino. Mientras un grupo de empresarios vestidos de traje discute sobre ejemplares y dividendos en un salón de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (celebrada el pasado mes de diciembre), el evento literario iberoamericano de mayor reconocimiento mundial, desde el sector infantil contiguo llegan los gritos alborotados de la clientela más joven.

El analfabetismo y la pobreza privaron antiguamente a muchos latinoamericanos del placer de la lectura. Esto no debería suceder en la actualidad: un 25% de los mexicanos nacidos con anterioridad a 1950 son oficialmente considerados analfabetos, pero solamente un 2% de ellos es menor de 30 años. Además, los latinoamericanos que en la actualidad viven por debajo de la línea de pobreza representan menos de la tercera parte de la población, mientras que en 1990 esa cifra alcanzaba el 50%.

Los empresarios periodísticos se han percatado de estos cambios. Entre 2005 y 2009 la circulación de diarios pagos aumentó un 5% en Latinoamérica (en Brasil el aumento fue del 21% y en México, del 16%), según Larry Kilman de la Asociación Mundial de Periódicos (World Association of Newspapers and News Publishers). El número de lectores jóvenes de diarios se ha incrementado. En Argentina, por ejemplo, el grupo Clarín cuenta con diversas publicaciones dirigidas a distintos grupos etarios. Kilman agrega que en México, algunos diarios de las regiones donde la lucha contra el narcotráfico es más violenta presentan picos de circulación (aunque también han sufrido ataques de las mafias a las que desenmascaran).

En cuanto a los libros, hay matices. En las editoriales, la producción en serie de títulos nuevos es mayor que nunca. Las ventas de libros (en idioma portugués) en Brasil, el mercado más grande, están aumentando. El 5 de diciembre, la editorial británica Pearson (propietaria del 50% de The Economist) anunció que su subsidiaria Pengüin adquiriría el 45% de Companhía das Letras, la editorial más innovadora de Brasil,

Las cosas no son tan auspiciosas en el mundo hispanoparlante. En México y Argentina, mercados que ocupan el segundo y tercer lugar en Latinoamérica, las ventas han estado cayendo. En España, gracias a la saga de vampiros "Crepúsculo" y a una serie de autoayuda, el Grupo Santillana, la editorial más importante de la región, informó que se mantuvieron las ventas de sus títulos dirigidos al público adolescente. Por su parte, el organismo que agrupa a las editoriales mexicanas anunció que el total de las ventas del año pasado fue de 139 millones de copias, lo que significa una caída del 12% en relación a 2005. Un alto porcentaje corresponde a libros de texto, cuya demanda suele ser estable. Sin embargo, entre 2005 y 2009, las ventas de novelas cayeron un 39% (fueron solo 8 millones) y las de libros infantiles, un 42% (fueron 13 millones). Ese fue el año en que la recesión sacudió a México. En la feria de Guadalajara, muchas editoriales hicieron referencia a un repunte en las ventas como consecuencia de la recuperación económica.

El estancamiento tiene raíces más profundas. Estadísticas de amplia difusión son muy elogiosas en cuanto a las destrezas en materia de lectura de los latinoamericanos. Pero pruebas internacionales demuestran que casi la mitad de los estudiantes secundarios de la región no alcanza el "nivel mínimo aceptable" de alfabetización establecido por la OCDE.

Algunos adultos de clase media dan ejemplos lamentables: los amantes de la lectura se estremecieron al ver que Enrique Peña Nieto, quien encabeza las encuestas de opinión para las elecciones presidenciales de México, quedó perplejo cuando se le pidió en Guadalajara que mencionara tres libros que hayan marcado su vida (finalmente recordó la Biblia, las novelas de Jeffrey Archer y "La silla del águila" de Carlos Fuentes, que atribuyó a otro autor).

Una solución es lograr que los libros estén al alcance de más gente. En México hay 7.000 bibliotecas públicas y 4.100 "salas de lectura", en las que un grupo de voluntarios recibe unos 100 libros para prestar en iglesias o lugares de trabajo. El gobierno ha instalado minibibliotecas en paradas de ómnibus de transporte colectivo e incluso cuenta con una flota de "bicibibliotecas" de emergencia que lleva libros a lugares donde los mexicanos corren peligro de aburrimiento, incluyendo las largas colas que se forman para cruzar la frontera hacia Estados Unidos. "Debemos decirle a la gente que llevar un libro a la mesa es tan importante como llevar el pan a la mesa", sostiene Socorro Venegas del organismo estatal Conaculta. También Colombia dispone de una extensa red de bibliotecas públicas.

Tradicionalmente, en Latinoamérica los libros se han vendido como artículos de lujo debido a que el mercado local es pequeño. En España hay una librería cada 10.000 habitantes. Por el contrario, en Argentina hay una cada 20.000, en Brasil, una cada 50.000 y en México, una cada 70.000. Las grandes librerías modernas, con cafés y cómodos sillones, prosperan en toda la región, especialmente en Brasil, pero coexisten con las antiguas, donde los libros deben pedirse al personal o se los exhibe envueltos en papel celofán para evitar que se los hojee y se los dañe. Otros lugares son desiertos literarios. Esto ayuda a explicar la popularidad de las ferias como la de Guadalajara. Un quinto de los mexicanos (pero solamente una décima parte de los brasileños) manifiestan comprar la mayoría de sus libros en ferias de libros.

Las editoriales expresan que los elevados precios de los libros se deben a los pequeños tirajes y al alto costo del papel importado. Parece a primera vista poco creíble, pero en México es más barata la versión en inglés de la popular novela de misterio "La chica del dragón tatuado" ("The Girl With the Dragon Tattoo") que la versión de la misma traducida al español. Los propietarios de librerías se quejan de la piratería, que amenaza tanto al mercado literario como al de los DVD. El cambio en la modalidad de pago, de efectivo a tarjeta de crédito, ha reducido aún más los márgenes, opina Héctor Chávez, responsable de la cadena estatal de librerías Educal en México.

La tecnología ha sido lenta para alterar este negocio de pequeños volúmenes y grandes márgenes. La venta de libros por internet ha sido obstaculizada por los niveles relativamente bajos de penetración de la banda ancha y los deficientes servicios postales. Amazon (con su lector electrónico Kindle) abrió sus puertas en España recién el año pasado, y tiene planes para hacerlo ahora en Chile, Argentina y Brasil. Ya pueden conseguirse unos 4.000 títulos de libros electrónicos en portugués en Brasil, según la consultora O´Reilly Media. Roberto Feith de la editorial Editora Objetiva estima que los libros electrónicos representarán un 7% del mercado literario brasileño en 2015. Ya es hora de que las editoriales de habla hispana se vayan despertando.

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