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Aumentar el ancho de banda es un requisito imprescindible en Uruguay

| Tarifas de la banda ancha fija en el país son las más caras de la región, sobre todo para las velocidades mayores a un Mbps

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Es razonable pensar que los costos más altos del servicio de ADSL en Uruguay son atribuibles a la presencia dominante de Antel que va regulando el mercado sin tener presiones de la competencia, señaló el Ing. Omar Paganini, decano de la Facultad de Ingeniería y Tecnologías de la Universidad Católica del Uruguay. Agregó que la competencia le viene bien a la empresa estatal como lo demostró la experiencia del celular. A continuación un resumen de la entrevista.

-Durante la presidencia del Dr. Tabaré Vázquez se lanzó y no prosperó el Plan Cardales, que proponía universalizar el acceso a internet, la TV cable y la telefonía sobre un mismo soporte. Luego del tiempo transcurrido, ¿cómo ve el "triple play"?

-Más que el "triple play", hoy el gran tema es la convergencia sobre internet. Desde hace varios años, todos los servicios de telecomunicaciones y comunicación en general vienen convergiendo sobre internet, porque también el video viene incorporándose con mucha fuerza a la red, como ya lo hizo la telefonía, la prensa escrita y la música, y algo similar sucederá en el mediano plazo con la TV. Se podría hablar de "n-play", pero sobre internet.

- ¿Cuáles son los desafíos que tiene el país en materia de telecomunicaciones?

-Como los servicios van a estar mayoritariamente concentrados en internet, cada vez importa más el acceso a un mayor ancho de banda. En consecuencia, hay preocupación en Uruguay para que se pueda satisfacer una demanda creciente de megabits por segundo (Mbps) por parte del usuario final que quiere ver las señales con claridad, bajar contenidos interesantes, tener juegos interactivos, etc. Entonces, uno de los grandes retos es acelerar el acceso a internet con la calidad necesaria a la mayor cantidad posible de usuarios, es decir más ancho de banda para más gente. En resumen, si la convergencia de los servicios de telecomunicaciones sobre el soporte de internet es lo que marca el momento, el ancho de banda es el requisito imprescindible.

-¿Cómo evalúa la situación de las telecomunicaciones en Uruguay en comparación con los países de la región?

-A nivel latinoamericano, nuestro país está posicionado razonablemente bien en cuanto a la penetración del ancho de banda, o sea que la cantidad de usuarios, en términos relativos a la población, no es muy diferente a la de Argentina y Chile, e incluso es mejor que la de Brasil, aunque muy inferior a los países desarrollados. Pero, incluso con la región, continuamos muy rezagados en la velocidad pese a los esfuerzos recientes por aumentar el ancho de banda. Si bien se ha mejorado el promedio de ancho de banda en Uruguay -hoy es de unos 2,5 Mbps en promedio de velocidad de bajada cuando en 2008 era menos de 1 Mbps, según datos de Netindex-, otros países han mejorado sus servicios aún más y el promedio mundial ya superó los 9 Mbps. Por lo tanto, nuestro país sigue muy atrás en el ranking internacional, bastante más retrasados que Argentina, Chile y Brasil. Incluso Paraguay, que hace tres años estaba muy rezagado, hoy nos está alcanzando. Además, en costos tampoco estamos bien. Es cierto que esfuerzos como los de la fibra óptica al hogar apuntan a mejorar esta situación, pero por ahora estamos rezagados.

-¿Qué consecuencias tiene ese desnivel en el ancho de banda con los países vecinos?

-Nos dificulta el acceso a ciertos contenidos en internet y no contribuye a que se instalen aquí emprendimientos de alta tecnología, ya que es uno de los aspectos que miran los inversores. El proyecto de Antel de llevar la fibra óptica hasta los hogares es una noticia interesante porque permitirá la comunicación a velocidades realmente altas. Por supuesto, eso tiene que acompañarse con inversiones en toda la Red y en los enlaces internacionales para que Uruguay pase a ser uno de los países destacados en el mundo en banda ancha y para ser líder en la región a efectos de atraer empresas intensivas en conocimiento, de lo cual estamos lejos, y los costos tienen que ser razonables.

-¿Son los costos del servicio de ADSL más caros en Uruguay que en el resto de la región?

-Un estudio de la consultora argentina Dataxis que compara precios por velocidades señala que los precios de la banda ancha fija en Uruguay son los más caros de la región, sobre todo para las velocidades mayores a un Mbps. Las razones no se conocen exactamente. Hay poca competencia en el mercado uruguayo. Es razonable pensar que esos precios más altos obedecen a la presencia dominante de Antel, que va regulando el mercado sin tener presiones de competidores.

Mercado

-¿Cómo está estructurado el mercado de las telecomunicaciones en Uruguay?

-Antel es el operador más grande del mercado. Tiene el monopolio legal de la telefonía básica, mercado que está en caída; está en competencia con Movistar y Claro en el mercado de telefonía celular; y goza de una especie de monopolio de hecho en la banda ancha fija, con su ADSL, aunque el servicio inalámbrico de Dedicado posee una pequeña parte del mercado. Además existe la banda ancha móvil, también en competencia. En cuanto a la banda ancha fija, existe el interés de los operadores de TV cable de vender acceso a internet usando sus propias redes, pero su habilitación hace años que está por definirse.

-¿Piensa que los canales de TV cable deberían ofrecer un servicio de internet?

-No parece razonable seguir frenando eso, dado que las redes de la TV cable ya están preparadas en la mayor parte de las zonas urbanas y no hay razones técnicas ni legales para frenar su desarrollo. El cable módem (N. de R.: dispositivo que hace uso del cable coaxial provisto por las compañías de cable para convertir las señales de TV en datos) es una tecnología madura, que funciona en todo el mundo al mismo tiempo que el ADSL. En la región, la penetración del cable módem es fuerte y no hay razón para seguir sin definir esta cuestión, salvo quizás una actitud defensiva de Antel que no es comprensible, menos aún cuando está instalando fibra óptica al hogar. Por otra parte, con el cable se logran anchos de banda razonables. A la empresa estatal le viene bien la competencia, como lo demostró la experiencia del celular.

-¿Qué rol está jugando Antel en el mercado?

-Antel parece estar actuando en forma defensiva ya que ejerce su monopolio de hecho en ADSL, objeta la apertura de la banda ancha y obstaculiza la implementación de la telefonía sobre IP (Protocolo de internet). Todo esto le puede servir al ente estatal, pero no le sirve al país. Es necesario abrir la banda ancha, intensificar la competencia y hacer más transparente al mercado de las telecomunicaciones para que haya más oferta y que los precios sean más competitivos. Eso beneficiaría al usuario final y pienso que no debilitaría a Antel que tiene la suficiente fortaleza como para no verse afectada por un poco de competencia. Es más, el mercado de telefonía móvil es un buen ejemplo de la apertura del mercado de telecomunicaciones ya que se ha logrado una universalización del celular en Uruguay como en pocos países de América y el ente estatal tampoco se ha perjudicado.

-¿En qué medida Antel está sirviéndose de su posición dominante para subsidiar a algunos de los servicios que presta?

-Como no existen contabilidades separadas por servicio, no queda claro si algunos negocios de la empresa estatal de telecomunicaciones están subsidiando en forma cruzada a otros, lo cual sería utilizar inadecuadamente su posición dominante. En todo el mundo se procura proteger a los mercados de los abusos de posición dominante, porque perjudican al consumidor que termina pagando más caro por servicios no tan buenos y, además, enlentecen la modernización. Antel no es buena idea, pues nos hace depender excesivamente de un proveedor, que marca el paso tecnológico y puede fijar precios.

-¿Los competidores de Antel no son también firmas ávidas de ejercer posiciones dominantes que si fueran dejadas a su albedrío abusarían de ese poder?

-Es muy posible. Los mercados de las telecomunicaciones son siempre oligopólicos y, por tanto, deben ser fuertemente regulados por el Estado para asegurar la competencia y el derecho de los consumidores. En ese sentido, la existencia de una Antel fuerte no es mala para el país. Puede ser vista como un instrumento para fortalecer la competencia y hacer más transparentes los mercados, pero tampoco al precio de que quien abuse sea el ente estatal. Por eso, conviene tener un regulador fuerte que defienda a los consumidores.

Políticas públicas

-¿No debería el Estado asegurar la igualdad de oportunidades de la gente para acceder al mercado de las telecomunicaciones?

-Sí. El Estado no solo tiene que regular el mercado para asegurar la competencia y la transparencia, sino que también debe desarrollar políticas públicas para el acceso. Por eso, el actual gobierno decidió a través de la Ley de Presupuesto de 2010 una separación de funciones, encargándose la Dirección Nacional de Telecomunicaciones (Dinatel) dentro del Ministerio de Industrias de impulsar políticas públicas y dejar a la Unidad Reguladora de los Servicios de Comunicación (Ursec) con el foco en la regulación.

-¿Qué tipo de políticas públicas está impulsando la Dinatel?

-Hasta ahora el gobierno decidió fortalecerla para impulsar políticas como el acceso universal, la modernización de la infraestructura, la TV digital, etc. Ahora hay una cierta incertidumbre sobre el futuro rol de Dinatel luego de la reciente sustitución de su director. Esto puede implicar una modificación en las políticas de telecomunicaciones, o ser simplemente un cambio de personas.

-¿Antel no termina de resignarse a entregar a la Dinatel o a la Ursec funciones que no le corresponden como operador?

-A veces parece que Antel siguiera actuando como si tuviese que encargarse de todos los aspectos de las telecomunicaciones, el rol de operador, el de regulador y el de hacedor de políticas. Mezclar los roles en un solo ente es inconveniente, por eso se han ido creando otras instituciones. La confusión tampoco le hace bien a la empresa estatal porque la compromete a cumplir funciones con fondos propios que deberían ser políticas públicas -como, por ejemplo, el acceso universal- y asumir competencias que le distraen energías de su rol principal de brindar un servicio de calidad y tecnología de punta con los costos más competitivos posibles.

Antel no debería encarar proyectos sociales a su costo

-¿Cuáles son las perspectivas para la universalización de internet en Uruguay?

-La cobertura de internet en Uruguay sin duda viene mejorando sostenidamente, tal vez no con las velocidades necesarias. El plan Ceibal le ha dado conectividad a miles de niños, al tiempo que se vienen desarrollando los servicios de ADSL e internet móvil. Sin embargo, para impulsar la universalización del acceso a la banda ancha es aconsejable la estructuración de un Fondo de Servicio Universal, manejado en forma transparente e independiente por el Estado, y no a través de políticas de Antel, que es solo un operador y que no debería encarar proyectos sociales con los recursos de su propio presupuesto. Eso representa una carga financiera que muchas veces no sabemos cuánto cuesta. Incluso, intensificar la competencia en la banda ancha también ayudaría a universalizar el acceso, como pasó con el celular a comienzos de la década pasada.

-¿Qué comentarios le merece el acceso a internet móvil?

-Los teléfonos celulares hace tiempo que tienen acceso a internet. A partir del iPhone y de los "smart phones", el concepto que tenemos de los celulares ha cambiado. Ya no son más "el teléfono", sino una pequeña computadora móvil conectada permanentemente a las redes. Al tener los usuarios este tipo de aparatos, las posibles aplicaciones se multiplican, lo que requiere un mayor ancho de banda móvil. El acceso a esta banda viene creciendo rápidamente y terminará siendo más importante que la banda fija. Para ello, será necesario contar con tecnología 4G, que permite mayores velocidades para aplicaciones cada vez más interesantes. Por ejemplo, ver la TV o una película, sobre todo en las tabletas, como las iPad que tienen muy buena visualización. Si bien la tecnología 3G que hoy funciona en Uruguay habilita a acceder a internet, la recepción es más lenta y, sobre todo, muy dependiente de la zona en donde se halle el usuario y de la demanda local de otros usuarios. Por eso, la implementación de la tecnología 4G es un desafío importante que tiene Uruguay para los próximos años.

-¿Condice eso con los planes de Antel?

-Esa visión no es contradictoria con los proyectos de Antel de instalar la fibra al hogar ni de conectar la fibra óptica a Las Toninas (Argentina) que permitirá obtener una velocidad más alta de conexión con el mundo, lo cual es imprescindible. Además, la tecnología 4G va a requerir que se asignen espacios del espectro radioeléctrico a la nueva telefonía celular, se subasten esas bandas y haya competencia entre los operadores celulares para que inviertan en prestar ese nuevo servicio. Uno de los temas estratégicos que tiene el país por delante es cómo manejar la transición hacia la 4G como ya se hizo con la 3G algunos años atrás, aunque todavía no llega al interior rural como debiera.

Al regularizar la "neutralidad en la red" se evitan los oligopolios

-¿Se puede separar el negocio de los contenidos transportados por internet del negocio de las telecomunicaciones?

-Esa cuestión, que se denomina "neutralidad de la red", es un debate que se dio en Estados Unidos hace tres años y que incluso fue tema de la campaña electoral del ahora presidente Obama y que ha sido recientemente aprobado en Chile. Se refiere a si el operador de telecomunicaciones puede o no discriminar los contenidos que viajan por la red, priorizando unos sobre otros. Los paquetes de bits que viajan por la red pueden representar contenidos muy diversos, sea una película, una foto, un email, etc. y se transmiten con total libertad por el usuario, sin ser filtrados.

Hasta ahora la red ha sido diseñada para ser neutral, es decir para que solo transporte los bits desde una punta a la otra, sin entender si se trata de un tipo de material u otro, ni discriminarlos por eso. Pero los operadores han visto la oportunidad de generar valor discriminando lo que viaja por sus redes. Por ejemplo, si un productor de películas se asocia con el operador de una red, los usuarios serían capaces de bajar esos productos antes que los de otras empresas y verlos con más calidad. Si esto pasara, se podría correr el riesgo de "cerrar" o limitar internet. Muchos piensan que la red dejaría de ser un espacio de innovación, creatividad y libertad para todos los contenidos como es hoy, donde todos podemos producirlos y levantarlos en igualdad de condiciones.

-¿Cómo se ha resuelto esa cuestión en el mundo?

-La polémica dura hasta ahora, pero los gobiernos han ido regulando la neutralidad en la red al prohibir al operador que discrimine los contenidos. Esto tiene gran importancia con el advenimiento de la TV interactiva hacia la plataforma de internet, ya que asociaciones o cárteles entre las empresas de TV y de telecomunicaciones podrían convertirse en jugadores sumamente fuertes. Es importante proteger la libertad de todos los usuarios de levantar contenidos.

En Estados Unidos, el Comité de Comunicaciones Federales (FCC) estableció en 2009 los cuatro principios básicos del usuario en internet: libertad de elegir cualquier contenido legal, cualquier aplicación, cualquier dispositivo y cualquier operador. Es cierto que ha habido dictámenes judiciales diversos en ese país, y que los criterios europeos han sido algo diferentes, pero el concepto de neutralidad viene avanzando. En la región ya es ley en Chile.

-¿No se impondrá el criterio de que el negocio puede más que la libertad de expresión en internet?

-No es lo que viene sucediendo. Sí se reconoce que hay derecho del operador para discriminar ciertos contenidos cuando se produce una congestión de datos, lo que ocurre esporádicamente en la red. Se le han agregado condiciones al reglamento del FCC, relacionados con la capacidad del operador de gestionar su tráfico, pero de forma transparente. Pero el concepto clave es la separación del negocio de los contenidos del negocio de las comunicaciones. Es decir que los ingresos del proveedor de internet deben ser por el transporte, no por los contenidos que trafica. La otra tendencia es impulsar la libertad de elección del consumidor final, exigiendo que se informe acerca de las características reales de cada oferta comercial por parte de los operadores de banda ancha. En este aspecto la ley chilena de neutralidad en la red ha sido pionera.

Ficha técnica

Omar Paganini Herrera, uruguayo, 49 años, es ingeniero electricista por la UdelaR y posee un postgrado en dirección y administración de empresas por la Universidad Católica del Uruguay (UCU). Desde 2003 es decano de la Facultad de Ingeniería y Tecnologías de la UCU. Es consultor independiente en el área de tecnología, con participación en múltiples proyectos para organizaciones públicas y privadas del país y del exterior.

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