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Una apuesta con altura

| Dentro de un año Uruguay lanzará el primer satélite propio, lo que supone el inicio de su carrera espacial. Es el primer paso por estar en órbita en un país sin astronautas y sin cohetes.

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TOMER URWICZ

El mundo estaba partido en dos. Era una guerra caracterizada por la amenaza constante que enfriaba las relaciones entre bloques opuestos. Los unos disputaban con los otros en una carrera que no conocía fines más allá de la conquista del espacio. En ese contexto, Uruguay "estaba entretenido en otras cuestiones", dice José Luis Vila, integrante del Instituto de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ingeniería.

Unos 60 años después, y habiendo finalizado esta Guerra Fría, Uruguay intenta ponerse un poco más al día con el lanzamiento de un satélite nacional. "No se trata de una carrera, porque la única competencia es contra nosotros mismos", explica Vila.

En un país que no tiene (ni tuvo) astronautas, el segundo semestre de 2013, con el lanzamiento del Antelsat, representa el tener, por primera vez, un objeto propio (conocimiento uruguayo) recorriendo una órbita espacial con visualización terrestre.

Bajo el entendido de que una misma tecnología (como ser un GPS) puede ser aplicada en un automóvil o en un satélite, la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República buscó experimentar en el área espacial. Así surge, hace un lustro, la idea de crear un satélite.

Como todo proyecto tecnológico se comenzó desde los conocimientos básicos de altitud, presión y temperatura. Fue así que se lanzaron cuatro globos a unos 33.000 metros de altitud para realizar mediciones en la estratósfera y todos pudieron ser recuperados.

La marcha continuó siempre con el objetivo de llegar al satélite real. Más de 30 estudiantes de Facultad de Ingeniería ya han pasado por el proyecto que, en un momento, vio la necesidad de conseguir una inversión. Así es que Antel se sumó a la iniciativa que implica un desembolso de unos 300.000 dólares.

La empresa estatal incorporó un equipo de ingenieros que trabajan en forma conjunta con la Facultad. Si bien no es un satélite de comunicación de datos (lo que a priori podría interesarle a Antel), "se trata de generar un estadio superior de conocimientos y oportunidades laborales para nuestros ingenieros", dice a Domingo la presidenta del ente, Carolina Cosse.

Un satélite se define como cualquier objeto que se envía al espacio y se lo instala en órbita. No importa el tamaño, que puede variar entre aparatos de un kilo con forma de una lata de refresco hasta grandes dimensiones y toneladas. "Este último mes deben haberse lanzado unos 25 microsatélites a nivel mundial", comenta Vila.

El satélite que lanzará Uruguay es de la línea CubeSat (en forma cúbica) de 10x10x20 centímetros y dos litros de capacidad. Tiene comunicaciones (cuatro transmisores y dos receptores) y cámaras en colores e infrarrojo.

"Cuando uno ve en el cielo una especie de pequeña estrella que se mueve se trata de un satélite que está posicionado en una órbita baja", cuenta el coordinador Juan Pechiar. Así se ubicará al Antelsat.

"Con la visualización a esa altura se podría analizar el estado de salud de las pasturas, zonas de sequía que corren riesgo de incendio u otras informaciones agrometerológicas", explica Enrique Maciel, coordinador del proyecto por parte de Antel.

El equipo no estará habilitado para alquilarlo para otros fines, pero sí se permitirá la comercialización en el caso de desarrollar una industria en el área. Al estar en órbita sí podrá ser reportado por otros laboratorios y radioaficionados del mundo.

Justamente, la apertura al mundo es uno de los objetivos, dice Cosse. De hecho, Uruguay ha estado poco relacionado con misiones espaciales y no existe una especialización en ingeniería aeroespacial.

Eso dificultaba el futuro de Victoria Alosopérez (foto), una ingeniera uruguaya que a los cuatro años y a raíz de un comentario de su padre pensó en ser astronauta.

Unos 20 años después su sueño es casi una realidad. Fue dos veces a la NASA, hizo un posgrado en la Universidad Internacional del Espacio (donde fue profesora) y desarrolló un programa para disminuir las alteraciones cardíacas de quienes viajan al espacio ante el cambio de gravedad.

Cuando se le pregunta si está segura de querer ser astronauta duda. Hasta 2011 "creía que no porque me daba miedo", recuerda, "pero ahora experimenté un simulador de despegue, vi dos lanzamientos de cohetes y está muy bueno".

Daniel Wahrmann no va a ser astronauta, pero sí tiene un acercamiento al área espacial: participa desde febrero en la creación de un satélite comercial argentino.

Otros uruguayos, en su mayoría ingenieros, también se han dedicado al espacio, aunque las autoridades dicen no conocer ningún caso en las misiones más importantes a nivel mundial.

DERECHO. El campo en el que Uruguay está más avanzado a nivel espacial es el jurídico. Se ratificaron los cinco tratados internacionales que fueron acordados en el marco de las Naciones Unidas.

Con el fin de conjugar los proyectos tecnológicos aislados, la normativa y los convenios internacionales, está a estudio la creación de una agencia espacial.

En abril de este año el Ministerio de Defensa envió a Antel y a la Facultad de Ingeniería un proyecto en el que se busca la creación de la Agencia Uruguaya del Espacio. La iniciativa que aún no ingresó al Parlamento, apunta a la conformación de una organización que nuclee y canalice los esfuerzos que se están haciendo individualmente en el área espacial.

El proyecto lo redactó la Fuerza Aérea y se busca que sea tratado en el Parlamento antes de que finalice esta legislatura.

LAS CLAVES DEL PRIMER SATÉLITE NACIONAL

La vida útil

La temperatura a la que estará sometido el equipo irá entre los 40 grados bajo cero y los 80 grados dependiendo si se está expuesto al Sol o no. Además, el rozamiento, la radiación y las partículas que oxidan al aparato hacen que en una situación ideal y sin haber sufrido ningún imprevisto (inclusive en el lanzamiento) la vida útil sea de unos seis meses.

El lanzamiento

Uruguay no cuenta con una plataforma de lanzamiento (se impulsa con un cohete). Hasta el momento se evalúa la posibilidad de contratar el servicio a Rusia, India, Estados Unidos o Europa. El criterio de selección dependerá de "los costos y las posibilidades futuras que presente ese lanzador", dice Enrique Maciel, coordinador del proyecto por Antel.

La visualización

En una hora y media el objeto dará una vuelta entera a la Tierra y pasará por encima de Uruguay un par de veces por día (en condiciones óptimas se lo verá hasta un máximo de 15 minutos). Las bases desde las que se controlará el satélite serán el propio laboratorio de la Facultad de Ingeniería y la estación Manga por parte de Antel.

El único en las órbitas uruguayas

El 29 de octubre de 2008 se lanzó desde China el satélite Venesat 1, más conocido como Simón Bolívar. El equipo que se encuentra a 36.000 kilómetros de altura está ubicado en una órbita perteneciente a Uruguay (78 grados Oeste sobre el Ecuador). Los acuerdos firmados entre los gobiernos de Hugo Chávez y Tabaré Vázquez establecieron que el 10% de la utilidad del satélite le corresponde a Uruguay. El Venesat 1 permite la transmisión de datos, televisión, imagen y voz. Supuso una inversión de 406 millones de dólares. Su porte es de 5.100 kilogramos y por sus características se espera una vida útil de 11 años más. Venezuela continuó su creación de satélites y cuenta con un segundo equipo llamado Francisco de Miranda cuyo lanzamiento estaba previsto para el pasado viernes. El equipo será utilizado para la vigilancia territorial y ambiental.

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