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La manera de combatir el estrés anual

| El deporte de aventura se impone en Uruguay y deja de ser una moda para convertirse en una forma de romper con la rutina. Lo aconsejan para todas las edades y en cualquiera de las modalidades.

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TOMER URWICZ

Cansancio crónico, ansiedad, insomnio, dolores musculares, contracturas, problemas gástricos, mareos, jaquecas, depresión, fobias y angustia. ¿Le suena? No se trata del anuncio de un programa religioso en televisión. No es la descripción de ningún entrevistado ni un listado de nombres sugerentes para una murga joven. Todo lo contrario. Son los síntomas del estrés, esa enfermedad tan asentada en el sistema de trabajo actual. Su denominación proviene del vocablo anglosajón "stress", en referencia a la "fuerza que deforma los cuerpos o provoca tensión sobre ellos", según define el psicólogo Jorge Delgado Di Biase, especialista en Deporte.

Cualquiera de estos síntomas, o la sumatoria de ellos, son la excusa perfecta para tomarse unas merecidas vacaciones. Pero, ¿qué hacer? Dormir, comer y dormir, ¿es la solución? No. Al menos eso sostiene el médico Jorge Quijano.

"El ejercicio, de por sí, es una buena manera de contrarrestar el estrés debido a que es la forma más saludable de mover la energía retenida y la tensión que vamos generando con aquellas situaciones que nos disgustan o nos implican mayor esfuerzo", dice el doctor. Pero no es necesario que una voz experimentada invite al desafío. Basta con descomprimir el cerebro y, al menos por un rato, dejarse llevar por la aventura para darse cuenta de que hay otras sensaciones más allá de la rutina laboral, que ocupa en promedio un tercio del tiempo diario.

"La licencia es para tener una rutina diferente y cuanto menos se piense en el trabajo, mejor", advierte el psicólogo laboral Gunter Gamarra. Fácil es decirlo. Difícil es concretarlo. Gamarra aconseja "utilizar una parte mínima de las vacaciones (un 15%) para planificar nuevas metas y el resto del tiempo para romper con la rutina".

MODERACIÓN. La ruptura del esquema anual no implica someterse a riesgos ni locuras. No se trata de arriesgar lesiones, sino de disfrutar. Consiste en superar las metas una por una, como un bebé que gatea, se para, camina y luego corre. "Lo mejor es comenzar en una consulta médica (chequeo regular) acorde a edad, sexo y antecedentes. En cada caso se requerirá incentivar la motivación y adecuar las horas, el tiempo y los gustos para comenzar una actividad, apta y aconsejada para su segmento etario y condición", explica Quijano.

En la costa rochense son muchos los que se animan a experimentar. Se los ve sin apuro. Cada uno va a su ritmo. No existen trancaderas. Hay de los que corren y de los que van a caballo. Una pareja camina de la mano. Un grupo, aparentemente de amigos, trota y canta. Lo más llamativo es, quizás, la gran cantidad de familias. El padre adelante, dirigiendo el paso. La madre atrás, cuidando de que ninguno de los pequeños quede en el camino. Los más chiquitos se divierten en el medio de la fila. Sacan fotos. Se ríen. Disfrutan. Esta imagen cada vez más coloquial a la orilla del océano es una modesta forma de aprendizaje. "Nuestros hijos copian o heredan nuestros estilos y si ven en nosotros, inclinaciones hacia el sedentarismo, tal vez estaremos induciéndolos a instalarse frente al Play Station o la Tv, como entretenimiento principal en tanto llegue la siguiente hora de sentarse a la mesa", advierte el especialista en Deporte.

Es un aprendizaje que va más allá de cómo desempeñar la actividad física. "La interacción con la naturaleza y someternos a ese ensayo adrenalínico que representan las actividades y los deportes de aventura, facilitan la adecuación de nuestras reacciones a otros momentos de la vida", explica.

Con seguridad el placer continúe luego del ejercicio, con ese sentimiento de haber cumplido. El quitarse la mochila, física y simbólica, da una impresión de alivio y superación. Los músculos se relajan. El corazón late alegría. Y todo por una hormona que se libera: la adrenalina.

Es por excelencia la activadora de la reacción de alerta. "Es segregada por las glándulas suprarrenales y relaja la musculatura", indica Quijano.

Y agrega: "Esto, si lo entendemos como un mecanismo que se puede entrenar a través de actividades que despierten el circuito hormonal de manera repetitiva pero a baja intensidad (como sucede durante los deportes de aventura), resultará beneficioso para la adaptación y efectividad a las respuestas de nuestro organismo cuando lo sometemos a un estrés mayor".

Lo mismo sucede con la capacidad psicoemocional. Por eso las empresas están adhiriéndose a programas de antisedentarismo y antiestrés entendiendo que un empleado sano rinde más y que la prevención es más barata que luego enfrentar el tratamiento.

En el caso de las familias funciona igual. De ahí a que se vuelva habitual ver a padres e hijos pasando un día en el lago, caminando o andando a caballo. Hay actividades gratuitas y otras coordinadas que van desde los 900 pesos en una cabalgata de dos horas, hasta travesías de un día por 80 dólares (algunas incluyen las comidas).

El público es variopinto y desde fines de la década de 1990 dejó de ser una actividad exclusiva para baquianos y dio paso a las familias (ver nota aparte).

CABALGATA. Ruta 10, kilómetro 271. Mauro, el instructor, prepara a los caballos para la travesía. Parecen animales diseñados a medida para lo que hacen. Todos tienen su color particular de pelo, se diferencian en su peso y carácter. Dos atributos son los que comparten: son caballos de trabajo acostumbrados a una larga cabalgata diaria, y, por más que son mansos, siempre quieren ser los primeros.

"Relincho" no se deja montar. Cuando alguien coloca el pie en el estribo para subirse, él se sacude. Una vez que el jinete está arriba se comporta como un trabajador sumiso a la espera de las órdenes de su amo. En los primeros cien metros evalúa a quien lo monta. Se da cuenta si se trata de un experimentado o de un simple aprendiz. De eso dependerá que tan suelto y atrevido circule el caballo.

Desde la Barra de Valizas, punto de partida, hasta cruzar el arroyo, el animal transita a paso lento. Al otro lado de la orilla acelera y, cada tanto, trota. El galope no es habitual, salvo que el jinete tenga conocimientos. Sí en algún repecho, subiendo las dunas, "Relincho" avanza con fuerza para tomar impulso. Es un momento especial en el que el turista siente la musculatura del caballo desplegada en toda su potencia, sin importar la adversidad del terreno.

El ritmo sostenido del animal permite apreciar el paisaje. Obedece inmediatamente ante el tironeo para que se quede quieto. En ese momento, para hacerle honor a su nombre, relincha. Lo hace de gusto, casi como un tick nervioso. Nervios que, quien monta el caballo, jamás sentirá salvo que envíe mensajes contradictorios. "Si uno talonea para que acelere y tironea las riendas para frenarlo, el caballo se pierde", explica Mauro. Da las instrucciones con paciencia y repasando cada paso para que los turistas aprendan, cuiden al animal, al medioambiente y a ellos mismos.

A lo lejos, unos lobos marinos salen de Cabo Polonio. El agua está calma para ser de océano. Las dunas se mueven. A veces, cuando el viento las corre mucho, aparecen legados de otras civilizaciones que estaban camuflados en el arenal. Una piedra de mármol es el vestigio de un límite físico entre el imperio español y el portugués.

Todo se mezcla. Paisaje, exploración de los sentidos y un poco de Historia. "Generalmente se relaciona la historia con los edificios y se desconoce que por aquí pasó desde Charles Darwin -el creador de la teoría de la Evolución- hasta el pirata francés Etienne Moreau, quien murió en el arroyo de Valizas", comenta el guía.

Sin darse cuenta uno se pierde en las historias de Mauro. Olvida, al menos por el tiempo de la travesía -que varía de dos horas hasta un día entero-, las penurias laborales y los sacrificios de haberse despertado temprano para no cabalgar a plenos rayos del sol. El cuento se interrumpe. Al instructor le suena el celular. Es hora de regresar. El ringtone con la canción del Gran Pez (de Alejandro Balbis) recuerda que fue sólo un paseo. Eso sí, el estrés quedó atrás, en medio de las dunas, para no regresar.

LO que no puede faltar EN toda travesía a caballo

Indumentaria

El calzado es fundamental. Debe ser cerrado y firme (tanto deportivo como botas).

La ropa debe ser liviana y fácilmente transportable.

Utilizar pantalón largo para evitar raspaduras de los estribos.

Sombrero (para sol o lluvia). Si es posible que tenga largas viseras para cubrir el rostro.

Traje de baño para el chapuzón.

Accesorios

El protector solar y el repelente contra insectos nunca deben faltar.

Mucha agua para hidratarse, aún cuando el día esté nublado.

Si desea un avistamiento de aves lleve binoculares y cámara fotográfica.

Lentes de sol, no sólo por la protección sino porque evitan los reflejos.

Recuerde que los caballos utilizan morrales donde se pueden guardar las pertenencias y usted no debe cargarlas.

Conocimientos

Los caballos de cabalgatas son animales de trabajo. Se requiere conocimientos básicos de montada: frenar, acelerar el paso y doblar.

Los guías están capacitados para instruirlo y tienen conocimientos de primeros auxilios.

Los menores de ocho años deben ir acompañados.

No pretenda adelatarse al grupo.

No prenda fuego ni tire basura.

Lo tenés que ver

Uruguay cuenta con zonas turísticas especialmente diseñadas para la práctica del turismo aventura. Están los clásicos: las serranías de Lavalleja, los bañados de Rocha y la Quebrada de los Cuervos en Treinta y Tres. Además, otras atracciones que no pueden pasar por alto y que los expertos recomiendan: La Sierra de las Ánimas (Maldonado). Situada en la Ruta Interbalnearia, kilómetro 86. Con actividades para todas las edades. Hay agua, cascadas y alturas.

Lago de Andresito (Flores). Se ubica en el kilómetro 243 de la Ruta 3. Ideal para la pesca y el deporte acuático. Tiene los servicios necesarios de alojamiento y transporte.

El río Negro. Desde su inicio tiene rápidos y bellezas para el canotaje.

Grutas de Salamanca (Maldonado). En la Ruta 13, kilómetro 188 se encuentra el sitio perfecto para recordar el pasado volcánico, divisar la pradera y aprovechar de la vista a 200 metros sobre el nivel del mar.

Las cifras

4 Son las vías de comunicación con un caballo: los pies, las manos sosteniendo la rienda, la forma de sentarse y la voz.

980 Pesos por persona es lo que cuesta la cabalgata más económica en Valizas. Tiene una duración de casi dos horas.

60% De la licencia es recomendable tomársela en verano. El resto conviene distribuirlo en el año", opina un psicólogo laboral.

15% De las vacaciones es aconseja-ble dedicarlas a planificar nuevas metas y desafíos para el año. Luego, hay que romper con la rutina.

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