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El psicópata más amado de la TV

El actor Michael C. Hall debuta esta noche con la séptima temporada de Dexter. Algunos vaticinan el fin del culto, pero sus fans quieren más.

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DANIELA BLUTH

Parecería ser que a Michael C. Hall no le gustan los papeles sencillos. Haciendo a un lado sus roles más pequeños, las dos interpretaciones que catapultaron su nombre a nivel internacional no han sido indiferentes para el público ni la crítica. Fue David Fisher en la exitosa Six Feet Under, el joven gay en pareja con un policía de aires latinos que pertenecía a una familia de funebreros en donde las cosas importantes de la vida pocas veces se conversaban en familia. Y desde hace algunos años es Dexter Morgan, un forense de la Policía de intachable reputación durante el día que por las noches se transforma en un psicópata que sólo mata psicópatas -con mano propia, por supuesto. "Un asesino encantador", describen algunos de sus fans.

Aunque Dexter va por su séptima temporada y algunos pronostican un cercano -y necesario- final, lo cierto es que la serie se volvió casi de culto. El personaje fue creciendo en cada entrega, perfilándose como un hombre impenetrable e infalible, incapaz de experimentar las verdaderas emociones. Sin embargo, su reciente paternidad lo volvió un poco más humano, con una capacidad de sentir que incluso él desconocía. Y cuánto más humano se volvía, explicó Hall en una entrevista a El País de Madrid, "más oscuros y perversos" eran (y son) sus asesinatos. "Si vas a interpretar un personaje (...) es mejor que exista un conflicto, una fuente de tensión que alimente el papel. No me sentiría ni la mitad de interesado en un personaje sin un nudo así en el centro de su trama".

Pese a las críticas y al paso del tiempo, el show tuvo varios picos de audiencia, superando los tres millones de espectadores en el episodio final de la cuarta temporada y casi igualando esa cifra al comienzo de la quinta. Laséptima entrega comienza hoy domingo 30 en Estados Unidos (Showtime) y en Uruguay se verá desde el 21 de octubre por el canal FX (en los básicos del cable). Esta vez, Dexter intenta rearmar su vida al tiempo que lucha por encubrir el asesinato del serial killer Travis Marshall (Colin Hanks).

Quizás uno de los puntos críticos ocurrió en la quinta temporada, que se rodó pocos meses después de que Hall fuera diagnosticado y tratado por un cáncer linfático maligno, llamado enfermedad de Hodgkin. El 13 de enero de 2010 el actor, que en la serie también cumple el rol de productor, anunció su enfermedad en su página web oficial; sólo cuatro días después fue galardonado con el Globo de Oro a mejor actor en una serie dramática por su papel en Dexter y tres días después recibió el premio del Sindicato de Actores norteamericanos a Mejor Actor, también por su psicópata personaje. Actualmente, a los 41 años, Hall está recuperado y la enfermedad en "total remisión".

LINDO NIÑO BUENO. Gran parte del éxito de su papel está en su cara de niño bonito e inocente. ¿Quién diría que Hall es capaz encarnar a un despiadado asesino que mata a sangre fría? Antes del éxito de Dexter, muy pocos.

-Para aquellos que no le conocen, ¿cómo se describiría?

-Como una persona fundamentalmente aburrida que nunca ha matado una mosca. Me gusta ir al cine, a conciertos de rock, ver la televisión pero no mientras estoy trabajando en la serie y darme largos paseos por la playa. Alguien que disfruta de una buena mesa pero que lo más sangriento que ha hecho en su vida es matar un pescado.

-¿Cómo se quita, literalmente, el muerto de encima?

-No tengo un método especial para salir del personaje. Cambiarme de ropa, quitarme el maquillaje y marcharme a casa. En ocasiones necesito soltar la adrenalina con ejercicio si el día ha sido muy cruel. Pero soy el peor para apreciar cuánto de Dexter se queda conmigo. O dónde empieza él y dónde acabo yo.

El diálogo con el periodista de El País de Madrid lo pinta más cercano a la imagen de David Fisher que de Dexter Morgan. Con una salvedad: Hall no es gay (o al menos todavía no lo ha hecho público). Entre 2008 y 2010 estuvo casado con la actriz Jennifer Carpenter, quien en la serie interpreta a su hermanastra, la estricta policía Debra Dexter. Años antes, en 2002, el actor había dado el sí a Amy Spenger, una de sus compañeras en Chicago.

EL LADO OSCURO. A contramano de la corriente, Hall prefiere la televisión al cine, industria en la que también ha tenido algunos pequeños papeles (PeepWorld, 2010; Gamer, 2009). Según el actor, la pantalla chica -en clara oposición a Hollywood- apoya la creatividad y vive un gran momento. "La televisión ofrece más oportunidades a los escritores y creadores para visiones artísticas originales", dijo en una entrevista con EFE. Eso sí, casi nunca rechaza un papel si es un film independiente.

De todos modos, el centro de su carrera siempre ha sido la televisión. El éxito de Dexter -obra de James Manos Jr., está basada en las novelas de Jeff Lindsay- radica en lo "hipnótica" que puede llegar a ser la mente de un psicópata, a lo que se suma la inteligente actuación de Hall. Sus incondicionales seguidores aseguran que no se trata de un policial sangriento, sino de una máquina de derrumbar tabúes. El protagonista, por su parte, logró generar con cada temporada una empatía con los espectadores difícil de imaginar en un comienzo. "Todos tenemos un lado oscuro y negarlo puede ser perjudicial. Admitir nuestras sombras, examinarlas y sacarlas a la luz es una fuente de vitalidad para toda persona y si esto no se hace, se puede volver contra nosotros", dijo a la agencia española.Y acto seguido entrecerró los ojos y arqueó las cejas. El que hablaba era Dexter.

EL ÉXITO DEL GAY FUNEBRERO

Entre 2001 y 2005 Michael C. Hall fue uno de los integrantes de la disfuncional familia californiana de Six Feet Under, una de las series más populares de los últimos años, que supo combinar un guión inteligente, con historias emotivas y el necesario toque de humor negro y sarcasmo. Allí interpretaba a David Fisher, el hijo adulto que debía sacar adelante la funeraria de la familia. Abiertamente gay, en su historia se mezclaban la vida, la muerte y la represión.

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