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Consejos para que tu hijo use el celular

| La columnista estadounidense Janell Burley Hoffmann le regaló un iPhone a su hijo de 13 años y creó manual de instrucciones para permitirle usarlo. La guía tuvo tal éxito que se volvió viral.

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CAMILA SANDOVAL*

Después de haber insistido durante todo el año a su papá y a su mamá sin mucho éxito, Gregory Hofmann, de 13 años, se había resignado a que no le regalarían su ansiado iPhone para Navidad. Pero el teléfono celular llegó, acompañado de un contrato escrito por su madre, Janell Burley Hoffmann, una columnista estadounidense del Huffington Post, mamá de otros cuatro hijos de 9, 7, 5 y 4 años y que vive en Cabo Cod, Estados Unidos.

El contrato establecía en 18 puntos cómo el adolescente debía hacer uso del celular sin que trastocara sus rutinas ni se convirtiera en un mal hábito. "Quería demostrarle que se debe usar la tecnología responsablemente sin convertirse en un adicto a ella", le explicó la columnista al diario chileno El Mercurio.

Su principal temor era que Gregory, con sus 13 años, tuviera acceso al mundo sin supervisión o protección. Por eso fue que decidió hacer el contrato y luego publicarlo en su blog personal. Nunca imaginó la acogida que tendría su particular manual de instrucciones en la diáspora de padres.

REGLAS. Algunos de sus puntos tocan aristas prácticas. Por ejemplo, la mamá siempre sabrá la contraseña del teléfono. Gregory no lo podrá llevar al colegio ni usarlo en las noches. Y deberá realizar actividades al aire libre después de clases. Si el iPhone se rompe o se pierde, el adolescente asumirá los costos de reemplazarlo o repararlo.

No todos están de acuerdo en entregar un celular inteligente a un niño de 13 años. María Pía Santelices, psicóloga especialista en infancia y adolescencia y académica de la Universidad Católica de Chile, cree que la mejor edad es a los 15. "Va depender del grado de madurez del niño, es decir, cuando los padres sientan que su hijo es responsable para usarlo de manera adecuada. De todos modos, no antes de los 15 años", explica. Esto debido a que la comunicación virtual puede ir en desmedro de la comunicación cara a cara, tan necesaria para el desarrollo emocional, la empatía y las habilidades sociales, según Santelices.

Janell se ocupó de ello. Gregory deberá conversar cara a cara con las personas con las que también chatea. "Es una habilidad vital", dice. No podrá usarlo para mentir o engañar ni para molestar a los demás. "Prioriza siempre ser un buen amigo", escribe. El contrato agrega que no podrá enviar mensajes ni correos o expresar cualquier cosa a través del iPhone que no diría en persona o frente a sus padres.

"Las reglas son importantes, pero lo central es establecer las normas y límites en un clima afectivo positivo y no como una imposición. De lo contrario, el niño puede seguir las normas en la medida en que hay un adulto presente", aporta en tanto la psicóloga.

ETIQUETA DIGITAL. Sólo una semana después de postear el contrato en el blog, el manual se reprodujo tantas veces que se volvió viral. Pero no todos fueron elogios, si bien los hubo en cantidad. Janell recibió también muchas críticas. "Es interesante como existe gente que cree que humillé a mi hijo con esto, pero él está orgulloso de su familia", declara.

"Al principio no entendí por qué mi mamá tuvo que hacer esto, pero después sí. Ella establece límites, pero me permite tener una vida", aseguró en tanto el joven Gregory a la cadena de noticias ABC News, asumiendo que se siente cómodo cumpliendo su parte del contrato.

Los puntos del manual también establecen cómo comportarse en línea. "Apágalo, siléncialo y guárdalo en público. Especialmente en un restaurante, un cine o al hablar con otra persona", puntualiza.

Tampoco podrá ver pornografía. "Busca en la web información que abiertamente compartan contigo. Si tienes una pregunta, habla con tu padre o conmigo".

Enviar y recibir imágenes de partes íntimas, suyas o de cualquiera, está prohibido. "Algún día te tentarás a hacerlo, pese a tu inteligencia. Esto arruinaría tu vida de adolescente, de joven o de adulto. El ciberespacio es vasto y con más alcance del que te puedas imaginar".

No tomar miles de fotografías y videos es otra de las exigencias. "No hay necesidad de documentar todo. Vive tus experiencias. Así se almacenarán en tu memoria y no en la de tu celular".

Salir de la casa sin el iPhone, descargar música nueva o diferente, hacer puzzles y acertijos de vez en cuando, mirar el mundo que se mueve a su alrededor, escuchar a los pájaros y hacerse preguntas sin mirar a Google son las exigencias finales.

Después de recibir el contrato en Navidad, Janell y Gregory cuentan que se sentaron a discutirlo. "Nos reímos e hicimos unos cambios. Él está totalmente de acuerdo. Yo quería que supiera sencillamente cuáles son mis expectativas para él. Este contrato le da libertad y responsabilidad con límites claros", concluye la madre. Y el hijo asiente. *El Mercurio.

"ESTAMOS JUNTOS EN ESTO"

"Eres un chico de 13 años bueno y responsable y te mereces este regalo. Pero aceptarlo significa aceptar una serie de normas y obligaciones". Así inicia Hoffmann la carta que le escribió a su hijo y que precede al contrato de uso del teléfono que creó. El primer punto dice: "El teléfono es mío. Yo lo he comprado. Yo lo he pagado. Te lo estoy prestando. ¿No soy la mejor?" y el último: "Meterás la pata. Te confiscaré el teléfono. Nos sentaremos a hablar sobre ello. Volveremos a empezar. Tú y yo estamos aprendiendo sin cesar. Estoy de tu lado. Estamos juntos en esto".

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