Felipe Polleri

CREO QUE el valor de 1984, pese a sus hallazgos como la Nuevahabla o el Ministerio del Amor, es más sociopolítico que literario y que Rebelión en la granja es una sátira antiestalinista tan efectiva como menor. Por otra parte George Orwell vivió demasiado y resulta triste que un gran hombre, un hombre ejemplar, haya terminado denunciando a sus amigos por "comunistas" o algo parecido. No se trata de la cantidad de años, ya que Orwell murió relativamente "joven". Cada individuo, supongo, debería vivir el tiempo que le corresponde y ni un día más. El admirable Steinbeck de Viñas de ira debió morirse al otro día en lugar de convertirse en un patán yanqui que, tras darse vuelta como una media, apoyó la Guerra de Vietnam y se puso a garrapatear cualquier cosita tan sensiblera como inverosímil.

Orwell (1903-1950) brilla cuando escribe sobre lo que vivió, no con la intención de ponerse en el centro del cuadro sino para reflejar un momento histórico o social. La experiencia directa, la autobiografía, era la condición indispensable de su creatividad: Homenaje a Cataluña y Sin blanca en París y Londres son dos maravillosos ejemplos. En la última, para "limpiarse" de sus años como policía en la India, relata su hundimiento voluntario en la miseria de ambas ciudades. Los empleos asquerosos, el hambre extrema, los subterfugios para sobrevivir un día más, las instituciones destinadas a los pobres y los vagabundos (mitad cárceles, mitad iglesias al revés, donde para tomar un platito de sopa había que aguantar una misa), los pintorescos compañeros de infortunio, etc., son descritos con una vivacidad, un humor y una verosimilitud que, junto a su proverbial sentido de la justicia, convierten a lo que pudo ser un testimonio en una obra maestra de la literatura inglesa. Tal vez debo agregar que Orwell, con toda su modestia y su nunca proclamado estoicismo, es un gran "personaje novelístico", no por involuntario menos notable.

Después, repito, vivió demasiado.