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Sobre tranvías y deseos

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Álvaro Casal

MIENTRAS EL BALLET del Sodre presentaba una versión singular de Un tranvía llamado deseo, se deslizaba el centenario del nacimiento del autor de esa obra que fue estrenada en 1947 y conoció versiones no sólo en teatro sino también en cine y televisión. Ahora le toca el turno a la interpretación uruguaya, a cargo del director del ballet nacional, Julio Bocca y el coreógrafo argentino Mauricio Wainrot. Esta interpretación es curiosa: empieza donde termina la obra original. Es un ballet que se inicia a partir de la internación de la protagonista, Blanche Dubois, en un manicomio. Algo que probablemente habría sorprendido a Tennessee Williams y tal vez también a otros, como la intérprete de Blanche Dubois en el cine (1951), la inglesa Vivien Leigh y a su compañero de estrellato, Marlon Brando.

el acomodador. Thomas Lanier Williams nació el 26 de marzo de 1911 en el sur estadounidense: Columbus, Mississippi. El nombre Tennessee se lo puso él mismo más adelante, porque sentía que las imperfecciones de sus escrituras tempranas habían dañado al nombre Thomas.

Su primer colapso nervioso lo sufrió a los trece años, luego de contraer difteria y una enfermedad en los riñones. Su entorno familiar era excéntrico. Su hermana Rose fue una de las primeras personas lobotomizadas en los Estados Unidos y su madre estaba convencida de que compartía su habitación con un caballo.

A los diecisiete años, Williams publicó en Weird Tales un relato. Pero su primera ganancia derivada de la escritura se produjo cuando Smart Set le pagó 25 dólares por un ensayo.

Aunque frecuentemente se considera que era homosexual, tuvo por lo menos una novia llamada Hazell Kramer, quien se inscribió con él en la Universidad de Missouri. Pero el padre de Tennessee logró quebrar la única relación romántica que se sepa que su hijo haya tenido con una mujer.

Sus trabajos posteriores no lucieron prometedores desde el punto de vista literario. Durante la Depresión dejó los estudios para trabajar limpiando calzado en la zapatería de su padre, donde cobraba 65 dólares mensuales. Más adelante, su agente, Autrey Wood, quien describía su relación con él como de "amor-odio", lo rescató de un trabajo de acomodador de cine, donde le pagaban 17 dólares por semana. Wood logró llevarlo a Hollywood, donde la Metro Goldwyn Mayer le ofreció 250 dólares semanales para que escribiera diálogos cinematográficos. Pero MGM los rechazó indicándole que cobrara su cheque y se retirara. Ese libreto rechazado se convertiría luego en la famosa obra El zoológico de cristal.

En realidad escribió más de veinticuatro obras de teatro y ganó dos premios Pulitzer. Uno de ellos por Un tranvía llamado deseo. La primera producción de una de sus obras fue la de Cairo, Shanghai, Bombay en Memphis, en 1935. Los éxitos fueron numerosos y enormes, desde pequeñas obras como Un análisis perfecto dado por un loro hasta El gato sobre el tejado de cinc caliente. Pero eso no diluía en él la sospecha de que su carrera era un fracaso, una serie de trucos, y que tarde o temprano sería descubierto. Uno de los mayores dramaturgos estadounidenses no sabía que lo era. Estaba convencido de que su vida y obra estaban más allá de cualquier remiendo y que sus piezas no sobrevivirían. Había empezado como poeta, con lo cual se moría de hambre y le daba importancia excesiva a todo eso, creyendo que la historia lo juzgaría por el trabajo de sus primeros años, por sus poemas. Sentía que su éxito como dramaturgo era casi casual y que había llegado tarde, cuando ya tenía 35 años. Era un éxito tan súbito, fuerte y desproporcionado respecto a lo que esperaba, que nunca pudo creer que duraría.

Leía muchas revistas sobre cine y sólo los filmes de baja calidad, sentimentales, lo hacían llorar. Su estilo de vida cotidiana fue descrito por una persona que vivió con él en el neoyorquino Plaza Hotel durante tres días: "Se levantaba temprano y se preparaba un martini, pedía una cafetera llena y con una botella de vino en la mano, caminaba hasta la sala y se sentaba ante su máquina de escribir portátil, donde trabajaba hasta el mediodía. Luego almorzaríamos e iríamos a nadar. El tenía derecho a la piscina del New York Athletic Club pero no iba más porque los socios hacían comentarios contra los gays refiriéndose a él y ello le recordaba demasiado dolorosamente a su padre, el vendedor de zapatos que con crueldad lo llamaba `Nancy` delante de sus amigos… Ese hábito de escribir cada día y nadar, lo mantuvo hasta su muerte. Es lo que lo mantuvo vivo por todo el tiempo posible".

Solía estar rodeado de mascotas que incluyeron un perro bull terrier de nombre "Gentleman Caller" y una iguana de nombre "Mr. Ava Gardner" que apareció en la versión fílmica de La noche de la iguana.

HIPOCONDRÍACO Y RISUEÑO. Los escritores favoritos de Tennessee Williams fueron Chéjov, García Lorca y Jane Bowles. Cuando Williams se estableció en Key West hizo muchas cosas, como ponerse una peluca y hacerse pasar por su hermana Rose. Pero también instaló en el jardín un gazebo que denominó "Casa de Verano Jane Bowles", debido a que ella escribió una obra teatral llamada En la casa de verano. Fue cuando vivía en Key West que dijo: "Siempre estuve bloqueado como escritor, pero me gusta tanto escribir que siempre supero el bloqueo". En esa época, Dotson Rader lo describió como una persona de un metro sesenta y cinco de estatura, cabellos castaños y ojos azules, con una risa "maravillosa y nerviosa". También lo definió como un "hipocondríaco monumental" que varias veces creyó que estaba perdiendo su visión, que se hizo operar cuatro veces de cataratas, que ingería muchos sedantes y vodka y que pensaba constantemente que su corazón dejaría de latir.

"Siempre siento que aburro a la gente", observó cierta vez, agregando: "Y que soy demasiado feo. No me gusto. ¿Por qué debería ser de otra manera? Sé perfectamente que soy loco. Siempre he sido loco". Este tema de la locura le persiguió constantemente, al extremo de que próximo a su muerte le dijo a Rader: "Me alegra no haber tenido hijos. Ha habido demasiadas instancias de excentricidad extrema y hasta de lunáticos en mi familia en las cuatro vertientes para que yo quisiera tener hijos. Creo que es una suerte que nunca los tuve".

Su hermano Dakin se encargó de la faceta de desequilibrio de manera drástica. Por ejemplo, cierta vez lo internó por la fuerza en un manicomio.

Su obsesión por la natación siempre estaba presente. José Quintero recuerda: "lo encontré en la escalinata del Chicago Art Institute, sentado allí como si no hubiera nieve y él comentó: `Es un lugar para el arte, ellos tendrán compasión por el artista. Tendrán una piscina`".

El 25 de febrero de 1983 Tennessee Williams fue encontrado por su secretario, caído junto a su cama en el Hotel Elysée de Nueva York. Se comprobó que durante la noche se había ahogado ingiriendo accidentalmente el tapón de plástico de un frasco de remedios.

Williams dejó instrucciones precisas de cómo se debía proceder respecto de su funeral. Por ejemplo, que debía ser "cosido dentro de una bolsa blanca, limpia y dejado caer en el mar a doce horas al norte de La Habana, de manera que mis huesos descansen no demasiado lejos de los de Hart Crane". Sin embargo, su hermano Dakin tenía otros planes: lo hizo enterrar en Saint Louis, Missouri, una ciudad que el gran escritor siempre había detestado.

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