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Getting better

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Por: Mariángel Solomita

Cada vez que suenan esas canciones se detiene el reloj biológico y nosotros dejamos de envejecer. Sigo descubriendo detalles. Siento la dicha de sentirme igual que la primera vez que las escuché: el tiempo se detiene y sólo estás enfrentado a una belleza semejante". Eduardo Rivero (E.R.) habla por él y por Hugo Burel (H.B.). Están sentados en un café de Plaza Cagancha, a pocos metros de donde hace décadas corrían hacía la vidriera del Palacio de la Música para ver la portada de un disco de Los Beatles.

La propuesta es una charla que anticipe la que se realizará el 13 de octubre a las 19:00 P.M. en Sala Cinemateca, como cierre del ciclo dedicado a los Fabulosos Cuatro.

Se exhibirán las cuatro películas que en su momento fueron estrenadas en nuestro país: A hard day`s night (R. Lester, 1964), Help! (R. Lester, 1965), Yellow submarine (George Dunning, 1968), Let it be (M. Lindsay-Hogg, 1970). Y se agregan Los Beatles: la primera visita a EEUU (K. Dougherty, S. Frömke, A. y D. Maysles, 1994), Videobiografía parte 1 y parte 2 (2008), Álbumes clásicos: John Lennon/Plastic Ono Band (M. Longfellow, 2008), Dame algo verdadero: como se hizo el álbum "Imagine" (J. Mekas, A. Solt, 2000), Lennon leyenda: lo mejor de John Lennon (S. Hilton, J. Lennon, Y. Ono, J. Pytka, B. Westcott, 2003), Los EEUU contra John Lennon (D. Leaf, J. Scheinfeld, 2006), Cómo se hizo "Los Beatles: la primera visita a EEUU" (B.Smeaton, 1994), Magical Mystery Tour (B. Knowles, The Beatles) e Imagine: John Lennon (A. Solt, 1988).

-Ya se ha dicho todo sobre Los Beatles, ¿desde dónde van a enfocar la conferencia?

-H.B.: Desde nuestra condición de fanáticos. Lo que vamos a transmitir es un entusiasmo.

-E.R.: El análisis técnico lo vamos a dejar de lado. Lo haremos en tanto testigos de una época, de cómo nosotros accedíamos a Los Beatles, de cómo nos pegaban. Te diría que más desde el punto de vista existencial que técnico.

-H.B.: Nosotros tuvimos la felicidad de disfrutarlos mientras existían y estaban juntos, crecimos con ellos. Si vos tenés 30 años y te gustan, está bárbaro, pero naciste después de que murió Lennon. Nosotros, con nuestros cincuenta y pico largo, tenemos la felicidad de haberlos descubierto cuando empezaban.

-¿Cómo se vivió el descubrimiento acá?

-H.B.: Hubo una imposición horizontal, porque gustaba en Japón, gustaba en la India, gustaba en el Río de la Plata. Ni siquiera era un tema vinculado a la globalización porque no había. Para escuchar un disco antes lo tenía que descubrir un DJ, pasarlo, difundirlo, enterarte, no era una cosa instantánea, y sin embargo el fenómeno de Los Beatles fue instantáneo. La conmoción fue total. Rápidamente hubo una masa crítica de fans en Uruguay que era inusitada. Surgieron programas de radio, Berch Rupenián tenía un programa que se llamaba "Colosos del ritmo" que permanentemente estaba pasando temas de Los Beatles y del rock inglés y norteamericano. En Sarandí Elías Turubich con "Beatlemanía", que dedicaba todos los días a pasar…

-E.R.: de 6 a 6:30 de la tarde. Nunca me lo perdía.

-H.B.: Iba al programa y le pedía las letras. A mí me pasó que aprendí a tocar la guitarra y me puse a tocar temas de ellos y armamos una banda juvenil, íbamos a bailes y kermesses. Fueron los mejores años de mi vida, nunca disfruté tanto como tocar rock and roll arriba del escenario, y esto es gracias a Los Beatles. Te permiten seguir siendo un adolescente cuando ya tenés más de 50 años.

- E.R.: Comprobabas que los gritos, el entusiasmo, la histeria eran iguales que en Australia o en Japón, en un mundo que no estaba interconectado como hoy. Era una especie de Internet espiritual eso, porque sabíamos que del otro lado del mundo sentían lo mismo que nosotros y esa era una sensación maravillosa. Porque imaginate un mundo sin Internet, computadoras, Ipod, Cd`s, era poco y nada, tres imágenes de Los Beatles, que en el período era rarísimo que apareciera algo en TV acá. Era muy fragmentario y esporádico.

En la misma década de los `60 en Uruguay se generó una seguidilla de bandas que imitaban estética y musicalmente a estos ídolos juveniles. Surgieron bandas que rápidamente causaron interés en Argentina y las "importaron". Los Shakers, Los Mockers, los Bulldogs...

-¿Ustedes seguían a estas bandas locales?

-H.B.: Por supuesto, yo seguía mucho a Los Delfines.

-¿Por virtud de la banda o porque se parecían a Los Beatles?

- H.B.: La música de Los Beatles generó una especie de movida, pero también influían otros grupos contemporáneos que inspiraron otros grupos, como Los Searfins. O sea que había una apertura muy grande.

-E.R.: Los Searfins es una de las bandas más grandes que yo vi tocar, y hoy casi nadie se acuerda. Los Delfines eran un grupo profesional, estaban en todos los bailes importantes.

-¿Estos grupos locales también contribuyeron a cambiar la forma de escuchar música?

-H.B.: El fenómeno Elvis acá no pegó tanto. Cuando llegan Los Beatles es otra cosa. Entran a incorporar ritmos y maneras de hacer música que después tomaría el rock uruguayo y la música popular uruguaya, en esos momentos nadie se animaba a cantar en castellano.

-No estaba mal visto cantar en inglés...

-E.R.: Los uruguayos escribían sus canciones en inglés. Yo las primeras canciones que hice en mi vida con (Jorge) Galemire fueron letras en inglés. Hace años Jaime Roos me hablaba de la guerra civvil que había en cada casa en esa época. En mi casa cuando se veía a Los Beatles tocando en el show de Ed Sullivan, mi padre, que no era un retrógrada, me mandaba a otro cuarto porque aquello era obra de Satanás. Los flequillos eran un sinónimo de que la juventud "está perdida". Yo tenía que volver a la peluquería por orden de mi padre para recortarme más el pelo. Los sonidos que salían de detrás de la puerta del consultorio de dentista de mi viejo -Gardel, al que hoy amo- no tenía nada que ver con los que salían de detrás de la puerta de mi cuarto, esa "cosa liderada por el Diablo". Éramos distintos. Fue una generación que por primera vez se sabía y se sentía distinta.

-¿Ycómo fue cuando se estrenó la primera película?

-H.B.: A hard day`s night la vi por lo menos catorce veces. En esa época había cines de barrios, entonces si la película se estrenaba en marzo seguía en cartelera en distintos cines hasta diciembre, la íbamos siguiendo. Fuimos al estreno de Help! en el Trocadero. Y me acuerdo de ver Let it be y de salir quebrado, porque es una película muy oscura, ves las discusiones. Para nosotros era un mito intocado, era perfecto, todo. Es el cuento de hadas más grande del siglo XX. No podíamos concebir que eso se terminara. A los pocos meses sale el disco de McCartney...

-¿Cómo vivieron la disolución?

-H.B.: Un drama. Porque además tuvo ribetes folletinescos, hubo una especie de manija contra Yoko Ono, entonces tomabas partido...Después leyendo las biografías te das cuenta que era muy difícil sostener esa unión, con conflictos personales no resueltos, se metieron en una licuadora que no paraba, una máquina de ganar guita y de componer y grabar.

- E.R.: Una cosa que me fascinó siempre fue su capacidad de parodistas. Los Rolling hacían rock porque querían hacer rock y su finalidad era ser una banda de rock. Los Beatles hicieron muchas cosas, parodiaron muchos géneros con la finalidad de hacer eso. Por ejemplo When i`m sixty-four es un vaudeville de los años `20 como le gustaban al papá de Paul...pero ellos no querían ser un grupo de vaudeville de los años `20, lo usaban como un medio para. Esa es una característica única. Y que cada disco era distinto al anterior, había una reinvención total de la banda de un disco al otro, un mundo nuevo en cada disco.

-H.B.: Cada álbum tenía un tipo de acompañamiento de la rítmica, incorporación de instrumentaciones distintas, instrumentos nuevos, arreglos diferentes, arreglos de las voces diferentes, los coros...conscientemente innovaron permanentemente.

- ¿Fue esta experimentación en la composición la que más contribuyó para transformar la música uruguaya?

-E.R.: Una banda maravillosa, El Kinto, vos escuchás hoy sus grabaciones y Urbano (Moraes) en el bajo toca a lo Mc Cartney, que fue un tipo que revolucionó el bajo. Hasta el advenimiento de Los Beatles, iba parejo al bombo de la batería todo el tiempo, incluso en el rock de los `50. Era difícil que fuera melódico, era más bien un instrumento rítmico. El Kinto en el `67, `68, `69, mostraba todas esas innovaciones: ya tenía un bajo que como el de Los Beatles, tocaba melodías.

-Y Jaime Roos...

-E.R.: El hombre de la calle, el bajo es Hello, goodbey. No es una copia, es una influencia que Jaime admite.

-Entonces ayudaron a crear un lenguaje musical propio en nuestro país...

-E.R.: Totalmente. Fernando Cabrera con su primer banda eléctrica, con Baldío, en el tema Estás acabado, Joe, una letra muy anti dictadura que decía un montón de cosas sin decirlas, es Getting better. Y también te lo va a admitir; es una influencia tomar ese lenguaje.

-¿El contexto político social de los `70, además su disolución, alejó el "mundo beatle" de los escuchas uruguayos?

-E.R.: Fuimos permeables a las grandes metrópolis y se vino el rock sinfónico. Solos de guitarra y de teclado de ocho minutos, las canciones de treinta minutos.

-H.B.: En el `73 se edita The dark side of the moon.

-E.R.: Grabado en el mismo estudio y con parte del personal de Los Beatles, y acá hubo un reflejo de todo eso. El rock se castallenizó...aparecieron Días de Blues, Totem...

-H.B.: Los delfines terminan con unos temas en español, se dan cuenta de que tienen que cantar en español...

-E.R: Hubo un quiebre desde que se estrenó la película Woodstock. Los rockeros duros de acá empezaron a imitar a Santana, a esos músicos. Empiezan los festivales de rock, los bailes de rock, revistas argentinas de rock, el rock argentino...

-H.B.: Que era bastante mejor que el nuestro...

- ¿Los Beatles quedaron un poco desfasados?

-E.R.: Hubo un surgimiento de la canción política de protesta. Luego cuando terminó la dictadura fue la época de oro del canto popular, la cosa era la canción con compromiso. Incluso el rock y las bandas con guitarra eléctrica estuvieron mal vistas. La generación de los `80 con Los Tontos, Los Estómagos, Los Traidores empezaron a reenganchar con lo que había empezado en los `70. Hasta la disolución de Los Beatles había un tipo de cosa, y desde los `70, otra.

-Ocurrió en Mario Levrero, ¿su música generó en ti alguna influencia literaria?

-H.B.: Escribí un cuento inspirado en She`s leaving home.Había historias de Los Beatles que eran muy interesantes de desarrollar, porque tenían de peculiar que te ponían en cierta estética.

-¿Qué valor cinematográfico le dan a sus películas?

- E.R.: Hasta ellos las películas de ídolos juveniles eran totalmente idiotas. La filmografía de Elvis, salvo una película con un tema más o menos social, era una excusa para mostrar los clips. Se dieron cuenta que cuando fueran al cine tenían que abrir un nuevo camino y convirtieron en una forma de arte mayor las películas para mostrar ídolos juveniles. La filmografía beatle refleja todo: la cultura, la cabeza, donde todo era posible.

-H.B.: La primera es un documento absoluto, Help! es inferior, es otra cosa, hay un argumento y tu querías verlos cantando no actuando. Let it be es lo opuesto a la primera, tiene mucha improvisación y ves las discusiones. Se revalorizó como documento porque ves a esos tipos al final de lo que fueron. Su filmografía te muestra sus cosas buenas y las malas, entonces hay que verlas sin duda.

-¿Cuál es hoy su relacionamiento con la banda?

-E.R.: Paredes y paredes llenas, dediqué mi vida a ello. Y casi a diario termino escuchando Revolver.

-H.B.: De vez en cuando toco la guitarra con mi hijo y me descargo con alguna canción de Los Beatles, y además ¡escribí un libro! (Un día en la vida. Qué cantaron Los Beatles, Estuario, 2009).

-E.R.: Escucho los coros de fondo de I`m wont be long y todavía hoy me cuesta entender cómo funciona, cómo fue posible. Y ahí es cuando se detienen los relojes, cuando a los casi sesenta años siguen siendo increíbles.

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