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El relator integrado

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Martín Rodríguez
Nota a Martin Rodriguez, locutor, Plaza Cagancha, ND 20161207 foto Ariel Colmegna
Archivo El Pais

“Desde que lo dije (declarar públicamente su orientación sexual gay), me siento mucho más tranquilo y seguro. Todo ha sido positivo”, asegura Martín Rodríguez, relator en 13 a 0 (actualmente Fútbol y compañía) y coconductor de La mañana en casa.

Desde niño descubrió su vocación, cuando a los seis años y en pleno Mundial de Italia 90 se le despertó la pasión por el fútbol. Eso, sumado a un oído muy atento a la radio hicieron que Martín Rodríguez (32 años) supiera muy prontamente que lo suyo era el relato y los medios, en ese orden. Desde 2004 es el relator suplente del (ex) 13 a 0 (hoy Fútbol y Cia en Del Sol) y en Canal 10 coconduce La mañana en casa y Muchas gracias jugadores. También integra el equipo de Tevé Ciudad. Conocé su historia.

—¿Cuándo despertó tu vocación por el relato deportivo y la comunicación?

—Fue un poco inconsciente. Ahora que lo miro en perspectiva, me recuerdo siendo un niño con mucha receptividad a las voces de la radio. Reconocía las emisoras que se escuchaban en las diferentes casas, en lo de mis abuelos paternos o maternos o en casas de amigos. Tenía una antena preparada para eso. En el año 1990 hubo un quiebre. De no llamarme mayormente la atención, con el Mundial de Italia me transformé en un niño fanático del fútbol. Sabía por ejemplo a qué hora daban los goles en el Polideportivo y con mi padre, escuchábamos muchas transmisiones deportivas. Mis primeros recuerdos en ese sentido me remiten a los relatos de (Alberto) Kesman en Universal.

—¿Jugabas fútbol?

—Sí, pero con amigos. Era apenas metedor. Suplía mis carencias técnicas corriendo. Como después no jugué más, hoy ya no tengo ni esa capacidad física y mantengo mi inoperancia técnica. "Gracias, pero paso", respondo cuando me invitan a un fútbol cinco.

—Debutaste en 13 a 0 como relator suplente en 2004, ¿cómo definirías al ambiente del periodismo deportivo?

—El periodismo deportivo en Uruguay está muy encerrado en sí mismo. Se olvida de que el fútbol, al igual que cualquier otra disciplina, se da en un contexto que lo determina. Hay coordenadas económicas, políticas o territoriales que no se pueden obviar. El fútbol no es una isla, está cruzado por una serie de datos que hacen a la realidad del país. Y creo que un mejor periodismo deportivo sería aquel que integrara esas otras variables en el análisis. No hay que creer que la pelotita se agota en sí misma. Al hablar de la pelotita, hablamos de la realidad económico, de intereses de ciertos grupos, de empresas o de políticos... Me gustaría que el periodismo deportivo, sin dejar de hablar del juego, creciera hacia esos otros lugares. Yo lo intento.

—La violencia en el fútbol puede ser un buen tema para un análisis integrado. ¿Cuál es tu visión de esa problemática?

—Me parece es que al fútbol le está costando mucho resolver este problema. Es cierto que la violencia está instalada desde hace mucho tiempo y se vehiculiza de diferentes maneras. Un vehículo es la puerta de un boliche. Desde que yo me conozco hay piñatas en esos ámbitos y a veces, lamentablemente, mueren personas. En los liceos también es común la rivalidad y peleas entre grupos. Y otro vehículo es el deporte. Ahí debo señalar enormes falencias en la dirigencia deportiva. Hasta hace poco nos decían que nadie daba entradas, que era una cosa de años atrás y sin embargo, nos enteramos que el enorme lío que hubo en el clásico de noviembre fue porque esa canilla se cerró mucho después de lo que nos habían dicho.

—¿Y qué responsabilidad le cabe al Ministerio del Interior?

—Hasta ahora tuvo una actitud que parece muy errática. Me hace ruido que la policía haya resignado tanto tiempo la entrada a las tribunas, pero ahora se han puesto sobre la mesa medidas que pueden ayudar de cara al año que viene. A nivel de comunicación, en los programas deportivos se carga mucho más las tintas sobre las autoridades políticas que sobre las deportivas, porque para ellos es mucho más fácil pegarle a Bonomi que a Damiani, con quien se van a cruzar al otro día o en la semana. Los jerarcas políticos, en cambio, se mueven en otras esferas y sería difícil que salgan a responder a comentarios emitidos en un programa deportivo. Para un periodista, el dirigente de fútbol es el tipo con el que viajará en un charter o lo va a llamar para confirmar un dato y capaz que es la persona que le puede conseguir un aviso. Esa cercanía en la relación hace que desde los ámbitos de comunicación la discusión no se procese bien.

—¿Qué cambios se dieron en tu vida y tu carrera luego de haber hablado públicamente sobre tu condición de gay?

—Los cambios han sido positivos en este año y medio que pasó. Nunca he vivido situaciones incómodas ni me sentí perjudicado laboralmente por eso. Al contrario. Me he ganado el reconocimiento y el afecto de mucha gente que antes no tenía vínculos conmigo o no me conocía. Porque esto hizo que yo, que me llamo Martín Rodríguez, lo que es muy parecido a llamarse Juan Pérez, fuera un poco más conocido. Así que todo lo que cambió, sin haber sido algo radical, fuera para bien. En lo personal me hace sentir más seguro y tranquilo. Cuando ya no se tiene ninguna carta por dar vuelta ante tus pares, colegas o audiencia, uno es mejor. Se pueden tener mil defectos más, pero de ese modo uno crece, se siente con más ganas y con menos miedo al error.

—¿Crees que hay mayor apertura?

—En lo macro, sí. No hay dudas. Si comparo el país de hoy en el que di el paso de hablar de mi orientación sexual sin ser heterosexual, con el país de hace 10 años cuando yo sufría en silencio porque no me animaba a hacerlo, noto un clima mucho más propicio. De todos modos, está lejos de ser el ideal.

—¿Cuánto te costó ese paso?

—Mucho. Cuando empecé a trabajar en los medios esto no lo hablaba con nadie. De a poco lo fui contando. Estoy muy contento por los pasos dados aunque no me considero un ejemplo. Me parece que los verdaderos ejemplos están en aquellos que desde la niñez o la adolescencia tienen el valor de decirlo y se bancan el bullying o la violencia en sus casas. No digo que sea imposible, pero ser feliz sin hablar abiertamente de la orientación sexual es, por lo menos, mucho más difícil. Puedo hablar por mí y una vez que di el paso, estoy mucho más tranquilo y tengo una vida muy parecida a la que en algún momento soñaba tener.

Martín Rodríguez
Martín Rodríguez

—Y en el ambiente de futbolero, que ha sido marcadamente machista y conservador en estos aspectos, ¿qué repercusión tuviste?

—Tengo que reconocer el respeto. No he tenido ninguna situación desagradable de parte de colegas, dirigentes y cualquier otro actor del fútbol. Lo que se comenta después de que me doy media vuelta y sigo caminando, no lo sé, ni lo quiero saber. Si me enrosco en eso, me vuelvo infeliz. También es cierto que en paralelo se da la situación de que me hablan poco o nada del tema. Hay todavía miedo y parece que en el ambiente del fútbol, hablar de estas cosas sigue siendo un asunto tabú. Eso tiene dos lecturas: habrá quien lo considera parte de la intimidad y no hay por qué meterse y hay otra lectura un poco más suspicaz que señala que efectivamente se sigue viendo como algo anti natural o raro. Entonces mejor no hablarlo. Lo que debemos entender todos es que la diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género son parte de la naturaleza y vienen del fondo del tiempo.

—El fin de año estuvo marcado por el conflicto de los jugadores con Tenfield por los derechos de imagen. ¿Cuál es tu posición al respecto?

—En general he tenido una posición crítica sobre los negocios de Tenfield con el fútbol porque han sido muy beneficiosos para la empresa y malos para el fútbol. Fueron acuerdos paridos en los tiempos de (Eugenio) Figueredo al frente de la AUF. Nadie pide que Tenfield no tenga fines de lucro, pero me parece que la brecha es muy grande y en paralelo hay un fútbol con tantos equipos que dicen no ser viables y jugadores que ganan dos pesos. Hay que preguntarse si el sistema no es asfixiante y contrario al desarrollo. Que desde la selección, que ha sido un espacio de superación no solo deportiva, hayan empezado a hacerte estas preguntas, es un dato muy positivo.

ELEGIR AL EQUIPO

Martín Rodríguez se formó en comunicación en UTU e hizo diversos cursos de periodismo, locución y hasta actuación. Participó y ganó el reality “El once”, conducido por Ricardo “Profe” Piñeyrúa. En 2004 lo convocaron como relator suplente de 13 a 0. Su primer partido fue un Defensor - Liverpool.

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