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La polémica sin límite

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Oscar Belo. Foto: Darwin Borrelli

Cuando Oscar Belo (Sin límite, Pasión) recibió la primera propuesta laboral como periodista deportivo, estaba en un boliche, tomando algo con amigos. Su primo Alejandro Goñi, hijo del relator de Radio Oriental, lo llamó y le consultó si se animaba a cubrir una vacante como vestuarista en un partido que sería pocas horas después, una mañana de domingo en el Estadio Olímpico.“Si es por animarme, no hay problema”, fue su respuesta. Jugaban Rampla - Wandereres y el entonces estudiante universitario de economía se dio cuenta de que era lo suyo. Hoy forma parte de la nueva generación de periodistas deportivos. Integra Sin límite y Pasión y sigue animándose a más: “Me gusta mucho el debate. Soy blanco o negro; no me gustan las opiniones ambiguas”, dice.

—A lo largo de tu vida, ¿cuál ha sido tu relación con el deporte?

—Jugué baby fútbol en La Picada y dos años estuve en las inferiores de Huracán Buceo y luego jugué mucho en la liga universitaria. Era lateral derecho: en algún momento me defendí pero lo mío era más ganas y sacrificio que talento.

—Hace cinco años que estás en Tenfield, ¿cómo se dio tu llegada?

—Fue a través de un casting que se abrió en su momento. Yo estaba en Radio Oriental y mi compañero Jorge Muñoz me contó del llamado. Fue milagroso que me tomaran porque el casting se hizo en verano y estaba muy bronceado. Yo uso barba y me habían aconsejado que me afeitara pero al hacerlo, me quedó la mitad de la cara blanca. Mi madre me puso base pero parecía un cubano. Por suerte, a los seis meses me llamaron. Empecé en la producción del noticiero de Gol TV y distintos roles fuera de cámara hasta que se dio mi primera salida al aire que fue en Pasión Mundial, en 2014. Desde ahí no paré más: Sin límite, Aguante celeste y otros ciclos. En Pasión hacía los avances con una impronta de humor y juegos de palabras.

—Desde el principio irrumpiste con un perfil polémico y desfachatado, ¿fue premeditado?

—Sí. Me encanta el debate. Cuando hablo de fútbol con mis amigos, soy así: defiendo a los gritos lo que pienso. Sin embargo, al llegar a un ámbito profesional, no sabía cómo ponerlo en práctica hasta que tuvimos una reunión de preparación de Pasión mundial. Estaba Alberto Sonsol, que era el conductor, y mientras le estaban explicando cómo era la estructura del programa, él comentó: "Está todo muy lindo, me encanta. Ahora, ¿va a haber pelea o no va a haber?". Cuando Sonsol dijo eso, se me iluminaron los ojos. Si bien no respondí nada en ese momento, ya lo había decidido: en el primer programa le iba saltar con los tapones de punta y él va a saber qué hacer. Así fue.

—¿Qué le dijiste?

—Sonsol nos presentó a todos y cuando llegó mi turno me preguntó: "¿Cómo le va?" Y ahí empecé: "¿La verdad? Recaliente porque hay gente que cree que vamos a perder con Costa Rica. ¡No lo puedo creer! Si perdemos, me disfrazo de Pitufina". Perdimos, así que me tuve que disfrazar. Ese fue mi debut en la pantalla. Desde entonces, Alberto que es un gran conductor entendió el juego y me buscaba. Nos divertimos todo el ciclo en un mundial en el que pasó de todo: la sanción a Suárez, la goleada a Brasil...

—¿Cuánto hay de arreglado en esas polémicas?

—Nada. Con Alberto nunca arreglamos nada. Todo se daba al aire, improvisación pura. Lo mismo pasa ahora en Sin límite, si tengo una diferencia con Máximo (Goñi) o con quien sea. Cuando nos peleamos, es genuino: pensamos diferente y lo discutimos.

—Y cuando termina el programa, ¿quedás enojado?

—No, en mi caso, no. Hay gente que sí se queda mal. Por eso, hay personas con la que uno va más al choque y con otros no. Hay que respetar y conocer los límites de cada uno. Hay profesionales que no les gusta el debate y la polémica. Pero con los que se puede, le damos para adelante. Scelza, Goñi, Bahillo, Rodolfo Pereyra, Sonsol... con todos ellos te podés pelear que termina el programa y queda todo bien, más allá de haber perdido o ganado la discusión.

—¿Cuáles suelen ser tus argumentos para discutir? ¿Qué ideas futbolísticas defendés?

—Depende mucho. La polémica puede saltar de cualquier detalle: de un penal si fue o no, de una expulsión. Lo que más me hace explotar es el fundamentalismo. Cualquier fórmula, bien usada, puede dar resultados. Me molesta la gente que dice que solo se puede ganar si atacás con siete delanteros o al contrario, si te defendés con 10. No es así: todo depende de las circunstancias. Los extremos y el fundamentalismo no conducen a nada.

—¿Un ejemplo de fundamentalismo?

—Entre (Tito) Mastandrea y (Máximo) Goñi siempre se da un contrapunto en ese sentido. Cada vez que gana un equipo defensivo, Mastandrea le enrostra el caso a Goñi. Y lo mismo al revés. Pero son solo ejemplos; no se puede generalizar. Entonces salto. En todos los temas, en realidad, trato de dar una opinión. No soy un periodista de medias tintas. Soy blanco o negro. Si tenés una opinión ambigua no generás nada. No puedo decir "gana Peñarol pero capaz que gana Nacional". Yo me la juego.

—¿Es difícil la renovación en el periodismo deportivo?

—Sí, cuesta un poco. De todos modos, en Tenfield se le ha dado últimamente mayor cabida a muchos jóvenes. En el panel periodístico de Tenfield hoy está mi caso, pero también Pablo Londisnky, Diego Miranda, Juan Pablo Taibo, Santiago Rodríguez, Marcelo Lewkowicz... periodistas del entorno de los 30 años, que hace una década no era normal verlos en pantalla. La dificultad de la renovación también se da por la propia gente. Mañana uno dice: "Peñarol jugó mal" y enseguida comienzan los comentarios: ¿Y este quién es?, ¿de dónde salió? hasta que te van conociendo y se va dando vuelta ese rechazo inicial. Pero en el comienzo es muy complicado.

—¿Sentiste esa críticas al comienzo?

—Sí, al principio me pegaban en colores pero de a poco se fue revertiendo. También es fundamental el respaldo del medio para mantenerte, a pesar de eso. Hoy, mi repercusión con la gente es muy buena. Siempre hay personas que están en contra, lo que es lógico, pero discrepan desde el respeto y la buena onda. Yo también soy muy respetuoso con la gente. En las redes nunca peleo con nadie.

—En la vida cotidiana, ¿sos también de ir al choque?

—No. Solo por el fútbol. Es por lo único que discuto. En el resto de los temas, soy muy tranquilo.

—Máximo Goñi es tu tío, ¿cómo es trabajar con él?

—Muy bien. Muchas veces tenemos diferentes visiones y él me busca pero todo queda dentro del respeto y lo que tenemos que aportar al programa. Nunca hubo ningún problema con él una vez que se apaga la cámara. Al contrario, soy un agradecido a él que me dio la oportunidad de dedicarme a esto.

—¿Qué opinión tenés respecto a la polémica por el rol de Tenfield en el fútbol uruguayo?

—La vivo al margen de las cuestiones empresariales y comerciales. Es otro mundo que a mí no me influye en nada. Por lo demás, nunca han pedido que se diga o se deje de decir tal cosa. Eso forma parte de la mitología.

—¿Vas a decir de qué equipo sos hincha?

—No, por ahora no lo voy a decir. Pero siento que está bien cuando los periodistas lo dicen, como el caso de Sonsol, Sergio Gorzy o Alfredo Etchandy. Mientras después te manejes con respeto y seas equilibrado en el comentario, no creo que influya mucho. Pero todavía no siento que sea el momento.

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Oscar Belo. Foto: Darwin Borrelli

ÓSCAR BELO

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