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Pareja atípica que hace reír

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Cecilia Bonino y Pablo Fabregat. Foto: Marcelo Bonjour

El conflicto constante que plantean a veces parece de marido y mujer, a veces de madre e hijo y a veces es de maestra retando al alumno.Y esa, la supuesta lucha entre Cecilia Bonino y Pablo Fabregat, es parte clave de Sonríe, te estamos grabando, el programa de archivos de Teledoce que logró diferenciarse de Bendita TV y reponerse tras la salida de Manuela Da Silveira, para mantenerse como un clásico de los viernes que tiene su propia manera de ver la televisión uruguaya. “El archivo siempre es cruel. ¿A quién le gusta quedar pegado?”, dice la periodista seria que se reinventó como presentadora de un programa de entretenimientos.

Pablo Fabregat llega a las oficinas de la productora Zur y enseguida cuenta que esa mañana, mientras hacía Desayunos informales en los estudios de La Tele, estaba viendo un móvil que tenía que ver con el cambio de la feria de Pocitos cuando identificó, en el fondo de la imagen, un auto familiar. Enseguida vio a Cecilia Bonino bajar, apurada, seguramente para dejar a sus hijos en la escuela, y tomó una captura de pantalla: a lo mejor era útil para el próximo Sonríe, te estamos grabando.

Cierra la anécdota con una de esas carcajadas que cualquiera que lo haya escuchado alguna vez sabrá identificar, como si en ese juego de roles que entablaron en el programa que conducen los viernes a las 21.30 le sirviera tener, finalmente, un arma a su favor.

Al rato llegará Bonino, mate en mano, y se reirá de todo eso. "Los vecinos me paran para hablarme de la feria y yo los escucho, pero no sé qué quieren que haga. Yo les digo que ahora no hago periodismo", comenta.

Desde el verano de 2011 la mujer de voz ronca que se dio a conocer por Zona Urbana, y que luego pasó a conducir SIC (Alguien lo dijo), es la cara visible de esta producción que está a medio camino entre el late show y el programa de archivos, y que tiene como gran cometido el entretenimiento del público. Este programa que soportó en sus comienzos la crítica fácil de ser comparado con Bendita TV y ya lleva seis temporadas consecutivas. Que encontró su camino con un trío que completaban Manuela Da Silveira y Fabregat y que, luego del alejamiento de la comediante, supo reformularse tal como se lo puede ver ahora.

"Al principio era: por fin Canal 12 quería tener su programa de archivo, porque el único que existía era Bendita. Y era más comparativo, pero después los programas siguieron cada uno su veta, demostrando que el archivo se puede usar cada uno con su forma. Ahora no sé cuántos programas hay acá que vayan seis años y que no pare nunca", dice Fabregat poniendo en perspectiva estos seis años de Sonríe.

A lo mejor en enero se emiten sólo dos recopilatorios con lo mejor del año, pero a priori es un hecho que cada viernes sus caras estarán, como siempre, en la pantalla. Los pocos reemplazos que han necesitado los ha hecho María Noel Marrone, y cuando ella tiene que faltar a Desayunos informales la suplanta Bonino. "La hija de Nole me ve a mí en la tele con ella al lado y dice ¡Mami!, y mi hija más chica la ve a ella y dice: ¡Mami!", cuenta.

—Cuando empezaron, ¿qué le pedían ustedes al programa?

—(Bonino) Yo le pedía encontrar un lugar, básicamente. Ahora se instaló mi rol, pero al principio costó porque la gente te ancla en algo. Yo también tuve que aprender; cuando hago un chiste siempre lo marco: hice un chiste. No me costó nada reírme de lo que Manuela y Pablo proponían y creo mucho en el entretenimiento; no me parece que tenga que estar bastardeado. Hoy disfruto pila y estoy muy tranquila de dónde estoy parada.

—(Fabregat) En mi caso, se trataba de hacer televisión sin ser Tío Aldo. Que era el resguardo que tenía, de ser un ignoto hasta ese momento porque yo salía a la calle y me reconocía alguno, cada tanto, que capaz escuchaba la radio. No estaba esa masificación que después me dio Sonríe, hacer mi vida normal pero que te estén mirando.

—(Bonino) Ahora la cruz de su estrellato es que todas las semanas viene alguien y me dice: "ah, vi a tu compañero". Y me veo tentada a contestar cualquier disparate, pero me tengo que reprimir.

***

Los miércoles por la mañana el equipo de Sonríe se reúne para producir el contenido. El viernes temprano ya se repasan los tapes y en la nochecita el programa se graba en una única toma para salir al aire un rato después, sin lugar para retoques o arreglos. Lo que se hizo es exactamente lo que la teleaudiencia verá desde sus casas.

En los programas de archivos, la magia pasa adentro de una oficina, entre personas que están horas mirando televisión. Y eso que en Uruguay la cantidad diaria de contenido nacional, que es exclusivamente en el que este programa se enfoca, es poca: están los informativos, los magazines matutinos y apenas alguna cosa más.

De ese espectro reducido nació en parte el "Es cierto que...", la vedette de Sonríe: una entrevista basada en anécdotas que puede extenderse de 15 minutos a más de 40, y por la que han pasado figuras de todo tipo, desde deportistas a músicos y políticos. Ya se han sentado en ese sillón unas 250 personas (algunos han repetido): Sergio Puglia es un invitado siempre muy eficaz, por lo que tiene para contar y su timing televisivo, y hace poco estuvo Diego Forlán en una faceta descontracturada como pocas veces se lo vio.

"Y la de Francella fue épica", cuenta Fabregat. El actor argentino era uno de esos entrevistados que estaban deseando tener y cuando fueron a recibirlo ya percibieron una "energía problema": "Yo vine a hablar de la película y nada más", repetía, mientras un equipo trataba de convencerlo de que accediera a hablar de su vida.

"Fue un profesional, al aire nadie se enteró de nada. Eso sí: se apagaba la cámara y se le transformaba la cara", recuerda Bonino. "Pero la nuestra es una entrevista amena, la idea nunca es clavarte una lanza ni mucho menos. Y es un cambio que personalmente agradezco un montón", dice quien es entrevistadora casi por naturaleza.

Ese espacio también se afianzó con la salida de Manuela Da Silveira, quien en marzo de 2014 dio un paso al costado para emprender sus propios desafíos. Con su salida, que Bonino y Fabregat ven como "otro de los momentos grandes" del programa, se afianzaron otras secciones y disminuyeron algunas, como los cromas y personajes. Y creció esta "rivalidad" entre los conductores que tanto pueden tener en cámara una relación de madre e hijo como de marido y mujer.

"Yo de actriz no tengo nada, si no me hace gracia no me río y hay cosas que la gente piensa que es chiste que se lo digo en serio. Le pido por favor que no diga malas palabras", dice la conductora y bromea: "A él lo tomaron por la risa solamente. Lo obligan a reírse 10 veces por programa".

"No, en la radio trabajo mucho más de reidor que en Sonríe", dice Fabregat, que enseguida estará soltando otra de sus raras pero contagiosas carcajadas.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Cecilia Bonino y Pablo Fabregat. Foto: Marcelo Bonjour

CECILIA BONINO Y PABLO FABREGAT

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