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Nueva gurú

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Mariale Ariceta

Mariale Ariceta lleva más de 15 años gestionando sus ideas, las de sus amigos, clientes y alumnos. Se podría decir que es una de las pioneras del emprendedurismo.

Mariale Ariceta lleva más de 15 años gestionando sus ideas, las de sus amigos, clientes y alumnos. Se podría decir que es una de las pioneras del emprendedurismo. Dice de sí misma que es una atrevida, porque estudió poco en relación a todas las disciplinas en las que terminó trabajando, como el diseño, la Comunicación y la estética visual, en proyectos icónicos como Pimba!, una revista cultural que comenzó a editar cuando era estudiante y en la que le dio un espacio a la generación juvenil de los años 2000 que no encontraba lugares donde crear. Ahora, sumando experiencia tras experiencia, debutó en la escritura. Publicó Imposible hasta que no, un libro de distribución gratuita y disponible para descargar en Alva.com.uy. que funciona como un cuaderno, diario íntimo o manual de auto ayuda que reflexiona sobre el surgimiento de las invenciones.

—La portada sugiere que habrá más tomos, ¿lo concibió como una colección?
?
—Ese "I" al principio era la "i" del título Imposible hasta que no, pero luego me di cuenta de que podría ser la primera excusa para empezar a pensar cómo creamos y cómo ayudamos a otros a pensar sus proyectos. Intenta ser la primera de otras ediciones, y la segunda quiero que sea mucho más colaborativa, porque en este libro uso bastante material de terceros y experiencias de los talleres que doy.

—Es una literatura que se parece a la de los gurú del marketing, ¿hay antecedentes locales?

—No creo. Siento que hay una falencia en cuanto a metodología de proyectos, suele estar o muy vinculado a lo social o al marketing o es muy de taller expresivo. Este pretende ser un manual de experiencias, algo que es muy popular en otras partes del mundo.

—Propone varios ejercicios psicológicos, ¿por qué le interesa llegar a fondo del conocimiento personal del creador?

—Estoy lejos de ser psicóloga, pero en mis años de docente comprobé cómo crecen las fortalezas de las ideas cuando lo identitario y la introspección son protagonistas al investigar quién es y cuál es tu propósito empresarial y el de tus colaboradores.

—¿Por ejemplo?

—Es que las personas se ven interpeladas desde sus motivaciones más profundas de entender para qué estoy haciendo esto y que no sea solo un capricho. Por eso se traza esta cuestión casi psicológica. Cuanto más uno indaga, los proyectos crecen en todo sentido, por más que algunos ejercicios que propongo parezcan ser livianos.

Cuando uno escucha como surgieron grandes ideas muchas veces se entera de que algunas preguntas básicas y simples son las que están detrás del click necesario para que ese proyecto arranque para el lado único.

—Llama la atención que dedica un espacio para anotar "preconceptos de este libro", ¿tuvo dudas?

—Y todavía las tengo, por eso estoy abierta a decir que esta es también una excusa para seguir encontrándome con creadores más experientes, investigadores, docentes y jóvenes debutantes con ideas en pañales. Sí, me auto juzgo porque pienso, con tantos ejercicios, ¿no pasará a ser un manual de auto ayuda?

—Podría verse de esa manera.

—Es que uno cree saber muchas cosas de uno mismo y de su alrededor y por ahí no es tan así si nos tomamos un minuto para comparar nuestro proyecto con lo que nos rodea. Me juzgué a mí misma para ver si estas herramientas son válidas o no, y tiene que ver con que yo me animo siempre a ponerle el lado lúdico a mis ideas.

—¿Por qué?

—Porque es necesario encontrar nuevos caminos.

—Hace más de 15 años que desarrolla proyectos, ¿estamos en la era de los emprendedores?

—Sí. Siento que la realidad es muy distinta. En el 2000 yo tenía 20 y poco y desde los 15 años quería hacer cosas, pero los jóvenes no teníamos oportunidades. El 2002 fue un año de inflexión. Fue muy fuerte en Uruguay, fíjate que en esa época no había plata para nada y nos encontramos un montón de personajes con muchas ideas.

—Se dice que las crisis económicas estimulan la cultura, ¿no?

—Claro, pero ahora ya no es necesaria una crisis en ese sentido, porque hay un montón de herramientas para formarnos que antes no existían, como incubadoras, laboratorios, coworking.

—¿Se encuentra con buenos proyectos?

—Me encuentro con buenas ideas que hay que profundizar. Hay que picar piedra para que un proyecto funcione. Este libro está pensado para esos primeros impulsos, para la gente que quiere hacer algo y no sabe cómo y necesita ir más lejos que definir su público objetivo que antes se reducía a una franja etaria pero ahora es una persona con mil problemas, deseos y necesidades. Lo que Facebook no releva es esa esencia que no está solo en qué compraste ayer o en el blog que leíste, sino en un montón de intangibles que podemos aprender a observar.

—En el libro incluye su mail por consultas, ¿recibió correos?

—Sí, pocos aún. Pero soy un hit entre señoras mayores de 60 años, que me han hecho las devoluciones más rápidas que he tenido. También parece que marcha bien entre adolescentes.

—Es que tiene mucho de diario íntimo, ¿no le parece?

—Tiene, por eso la idea es que se pueda intervenir, dibujar, escribir, recortar, hasta el papel está pensado para eso.

—Dijo que le fascinan los inventos, ¿qué es lo que le da curiosidad?

—Sobre todo el desarrollo de los comienzos de las industrias, como la imprenta o internet.

—Uno de los consejos que da es tomarse la primera hora de la mañana para hacer algo que le haga bien, ¿qué hace usted?

—Hice este libro. Y estoy con mi hija, que tiene 3 años, y ahí descubro la observación con los niños, que es todo un universo nuevo en esto de las ideas. Jugar con ella una mañana es un taller en sí mismo. También me quedo 20 minutos en la cama y dejo que vengan las ideas, y te digo: no todas son musas inspiradoras. En esto de investigar también hay dudas y temores que al final de cuentas nos movilizan y son necesarios para generar algo nuevo.

CODO A CODO CON ALUMNOS

Mariale Ariceta es docente de Artes Gráficas en Talleres Don Bosco. El libro Imposible hasta que no fue impreso por nueve alumnos y junto a tres docentes.

Se imprimieron 676 ejemplares a 13 tintas (aunque descubrieron que podrían usar hasta 72), una cifra fuera de lo común en las impresiones “por logística, operativa o costumbre”, opina la autora.

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Mariale Ariceta

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