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No es pop, es natural

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Cayó la Cabra fue la primera murga que hizo producción de fotos.

En 2008 eran cuatro los soñadores que se animaban a expresar su deseo: que Cayó la Cabra se convirtiera en su medio de trabajo. Los hechos y logros contagiaron a los demás y dedicarse exclusivamente a la murga dejó de ser tan utópico. En 2013 se subieron a cantar Madurar con un solo Ronda Momo arriba, “éramos una bolsa de dudas”, según Lucas ‘Pelusa’ Pintos, director responsable de Cayó la Cabra. Cerraron ese Carnaval con más de 70 tablados, se fueron de gira por Argentina y cumplieron con una de sus metas más importantes: cantar durante todo el año en vez de encerrarse después de que la fiesta de Momo baja el telón.

Mariel Varela

Fotos: C. Clerici, M. Borges y S. Ago

‘Se contaron los sueños y se reconocieron’: la estrofa de la retirada 2014 resume el sentir actual del colectivo. "Al principio había cierta vergüenza de decir, ‘quiero vivir de esto’, te miraban como diciendo, ‘bo, arrancá a laburar’. A medida que la murga logra cosas nos vamos animando a mirar más lejos, el sueño está siempre porque es el que empuja pero a veces cuesta decirlo, incluso para no secar. Una noche de 2008 el ‘Pelu’, Emiliano, Nacho y yo nos contamos que nos encantaría vivir de esto, fue como una confesión, ‘estoy pa’ esta, ¿vos?’ ‘Bueno, dale, vamos’".

El esqueleto de Las Cabras.

El día que Lucas Pintos (L.P) y Camilo Fernández (C.F) se conocieron también hubo otra confesión.

—(L.P) Yo no sé nada de murga.

—(C.F) Yo tampoco.

—(L.P) Nos vamos a llevar bien entonces.

—(C.F) Era algo así como, se me acaba de ocurrir hacer murga ahora, no es que siempre lo quise hacer.

—(L.P) Era como ponerse de la nada a hacer equitación: no sé nada de equitación, bueno, no sé nada de murga; quizá vi equitación y estuve cerca de los caballos, sólo eso. Hoy tenemos más herramientas que las fuimos aprendiendo en el camino.

Cayó la Cabra existe desde 2007 pero eligen tomar como punto de partida el 2008 porque ahí tomó forma: muchos compañeros se fueron, aparecieron otros y conformaron el núcleo fuerte de lo que hoy es base de la murga. "No hubo peleas, ni nada extraño, se fue disolviendo, entonces cambió el liderazgo". Ese año aparecieron en escena Gastón, Lucas, Diego, "la barra casi entera que hoy lo mueve" y se metieron al ensayo de casualidad, "porque uno justo ese día dobló por ahí, otro vino de Argentina y no sabía qué hacer, pero encontramos gente que se entendía en la parte creativa y se empezó a conformar algo, empezó un enamoramiento grupal. Éramos 17 personas para todos lados juntos en ese primer momento, ahí empieza la columna real de la murga".

Cabras ruidosas.

Hace dos carnavales que se gestó cierta fama alrededor de ellos, encontraron un lugar, se posicionaron como una murga más, "ni más ni menos que eso". Consiguieron hacer fechas durante todo el año, recorrieron el interior del país, viajaron a Argentina, pero aún no han ganado plata con esas giras, "en algunas empatamos y hasta hemos perdido, pero sentimos que es la forma de hacernos conocer, de mostrarnos, es parte del camino", opina Lucas. Pero a pesar de que Cayó la Cabra hizo ruido y pegó en el público, la financiación continúa por la misma senda que en los tiempos de Murga Joven. Consiguen dinero a través de la venta de remeras, pegotines, la parrillada, los festivales: "le robás a tu familia, pero por suerte hoy le robamos a más gente, cambia la cosa", dice Camilo. Hay toques, sponsors pero no tienen "un dueño que ponga guita, así que nosotros mismos atendemos la parrilla, le pegamos una barrida al patio, desarmamos los micros, cargamos las cosas y eso lo hace más lindo", enumera Lucas.

Ganaron popularidad, están de moda, tienen más de 6 mil me gusta en Facebook, casi mil seguidores en Twitter y llenan el Club Industria en cada ensayo. "Nos llama la atención, no es moneda corriente que venga tanta gente al ensayo y nos sigue asombrando. A veces no sabemos cómo manejar eso de que hay gente y estamos pasando cuartetas y no queremos que se aburran: estamos aprendiendo a convivir con eso", dice Lucas.

El pasado febrero se decía que eran la murga sensación de los últimos carnavales.

—(L.P) Te toca en un lugarcito re lindo. Te rompés el lomo, uno no lo hace directamente para ser la sensación, sino para que nos guste a nosotros y después al resto, pero es un lindo mimo. Es raro, hace no muy poco estábamos nosotros siendo espectadores y mirando a otras murgas que les decían que eran la sensación.

—(C.F) Somos ni más ni menos que una murga más.

—(L.P) Formamos parte: estar al lado de Curtidores de Hongos y otras tantas, ser una más y poder brindar algo que esté bueno. Pasar de Murga Joven a ser una murga más popular es un gran cambio, es raro construir eso en nosotros. Lo charlamos pero a la vez no tenemos una opinión tan formada sobre la popularidad y el éxito. Y a la vez no nos sentimos tan exitosos.

—(C.F) Nos sentimos exitosos porque es un éxito lograr salir, es un éxito que nos guste lo que hacemos. El otro concepto de éxito es algo re contra opinable porque la tenemos que remar (…) La convivencia con el resto del Carnaval ha ido creciendo y mejorando. Cada vez conocemos más gente, más grupos y acercarte a los otros te demuestra que todos están buenísimos, hasta con los que teníamos prejuicios, los conocimos y hay una especie de enamoramiento con ellos también. Con Metele que son Pasteles, por ejemplo, no estábamos peleados pero había una rivalidad mentirosa de decir, pah, Los Pasteles. Nos tocó conocerlos en 2012 y hoy no me imagino este camino sin ellos.

En 2014 se hablaba de que Las Cabras tenían el mejor espectáculo del Carnaval.

—(L.P) El objetivo nuestro siempre es la liguilla, ya estábamos contentazos de haber pasado e ir por tercera vez a mostrar Pop al Teatro de Verano. Esperamos los fallos en el club y estábamos de fiesta. Uno quiere estar arriba porque le da prestigio pero no le dimos casi bolilla. Había una pantalla gigante, estaba lleno y para nosotros como que ya estaba, pasamos un carnaval precioso, entonces salir cuartos, sextos… obviamente salir primero te cambia.

—(C.F) Entre ganar y no ganar elegimos ganar. El club estaba lleno como si fuera un baile. Si bien todos sabíamos que no íbamos a ganar, es una alegría, te ponés nervioso, quedás sexto y pensás, mirá si hubiésemos quedado quintos. Aparte eso te ayuda a seguir funcionando durante el año, que es nuestro objetivo. La murga no sale para ganar Carnaval y encerrarse: no es lo mismo ir a Argentina saliendo sextos, tercero o ganando. El concurso es importante pero desde ese lugar.

—En cierto momento se los comparó con Agarrate Catalina, ¿se sienten una murga taquillera?

—(C.F) Creo que lo que logró La Catalina nunca había pasado, no es lo que nos está pasando y no nos va a pasar, nosotros estamos haciendo nuestro camino y es hermoso. Nos gusta artísticamente pero además para nosotros es un ejemplo como colectivo, como equipo creativo que intenta vivir de eso. Entonces esa comparación es un honor, está buenísimo, ojalá que algún día podamos vivir de esto.

—(L.P) Uno quiere no laburar, aunque trabajamos abundante en la murga, pero es pasar las horas donde más te gusta. Cuando arrancó no era ni parecido a lo que es hoy, ni con la responsabilidad ni el respeto que le tenemos. Al año siguiente Cayó la Cabra laburaba de cierta manera y si no trabajabas así, no podías formar parte porque se quería mejorar, crecer. Es un laburo que hay que respetar, de la misma manera que uno respeta el laburo formal, respeta la casa y a la compañera.

Cabras paranoicas.

El proceso creativo es sufrido, caótico, lento pero en ese afán, sale lindo.

—(L.P) Somos demasiado tripas corazón: los que estamos en la cocina vivimos la murga de forma particular. Camilo la vive de una manera paranoica quizá: hasta no escucharla como uno la soñó, pasan horas. Y yo soy lo más parecido, por eso nos juntamos.

—(C.F) Tenemos un equipo de coro que tira para delante como loco, no es que somos los sufridos, tenemos gente cuya energía es fundamental y también es importante que no estén tan obsesionados como nosotros para que esto funcione.

—Incluso tienen implementado un régimen de sanciones para los que llegan tarde…

—(C.F) Este año por suerte todavía no se tuvo que activar porque hubo mucho menos faltas y llegadas tardes que en años anteriores. La sanción para la llegada tarde era descontar medio tablado y si faltabas era un tablado entero. Es una búsqueda de respetarnos más como grupo. Estamos todos para esta, a mí me gustaría llegar tarde también o faltar.

Carnaval les exige armar un nuevo espectáculo, pero a la vez existía en ellos la necesidad de crear algo diferente, de contar otra cosa. "Tocamos Pop hasta diciembre, sentíamos que ya estaba, teníamos tremendas ganas de cambiar el chip porque ensayábamos Natural pero seguíamos tocando Pop. Teníamos dos novias y había que quedarse con una, pero la otra te gusta, te dio mil alegrías y esta es la novia nueva con todo lo que implica, barre bien", compara Lucas.

El proceso para bajar a tierra las ideas fue arduo, arrancó en julio y Camilo confiesa que llegó tarde al ensayo porque se quedó escribiendo. La letra no está cerrada: "es un proceso lento porque nosotros hacemos que sea así. Pensamos lo que queremos decir, dónde tiene que empezar y terminar, por dónde tiene que pasar. Son formas de redactar, nosotros antes de ponernos a escribir queremos entender el cuplé o la retirada, hay gente que escribe, ve adonde llega y hace cosas hermosas. Es una forma quizá más lenta pero es la que tenemos", agrega.

En el espectáculo de 2013 cantaban que madurar como murga significaba tener un salpicón en el repertorio y este año lo han incorporado: "no intenta ser muy profundo pero pasa por esos lugares y la murga juega con eso de estar haciéndolo porque es algo nuevo para este equipo". Es que escapar al barullo de la campaña electoral no era tarea simple, aunque ambos integrantes concuerdan en que Cayó la Cabra lee y entiende la crítica política desde otro lugar.

—(C.F) No hablamos de política partidaria, pero de política hablamos siempre. Desde Murga Joven siempre estamos criticando el sistema y criticándonos en el sistema, entonces a veces es difícil darse cuenta de que eso es más política que hablar de los políticos que aparecieron en la tele, pero también entiendo que para el Carnaval la actualidad es eso, los tres o cuatro personajes que aparecieron. No somos de mirar mucha tele, entonces nuestro análisis nace distinto: no es desde la actualidad de las noticias, pero sí desde la actualidad de observar que a esta generación, por ejemplo, cada vez le gusta menos trabajar de lo que no le gusta, cada vez cree menos en cumplir con lo que no tiene que cumplir (cuplé del Trabajo). Yo considero que eso es mucho más actualidad que decir Huidobro.

—El año pasado cantaban, llegó la murga a reírse de todo lo que se le cante, ¿le dan mucha importancia al humor?

—(C.F) Sí, no saldría si no hiciera reír un espectáculo. El éxito también es hacer reír.

—(L.P) Es el motor de la murga. Estamos investigando en otra forma de hacer murga pero el humor es algo natural en nosotros a la hora de escribir, es lo primero que nos sale.

La estética tiene un peso fuerte y contundente en Cayó la Cabra e incluso los separa del resto de las murgas. El año pasado sorprendieron con un vestuario diferente, con pieles, animal print, lentes, rastas. "Yo creo que somos parte de una generación (tienen entre 24 y 30 años) que no entiende las cosas si no tienen un video clip o una foto. No es algo original. Sí fuimos la primera murga que hizo sesión de fotos para comunicar un espectáculo desde antes, tipo banda, pero va a ser normal en poco tiempo. De hecho, este año ya hay otras murgas que lo están haciendo", cierra Camilo.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Cayó la Cabra fue la primera murga que hizo producción de fotos.

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